Que la bahía de Cartagena se está degradando no es nuevo. Académicos y autoridades lo han repetido en numerosas ocasiones. Incluso, el año pasado el Consejo de Estado emitió un histórico fallo ordenando a todas las entidades involucradas en el cuidado de la bahía, adoptar un plan maestro para su restauración ecológica.
Sin embargo, la advertencia sigue vigente, más aún cuando los efectos de esa situación siguen afectando a la ciudad. Así lo dejó claro el más reciente estudio del proyecto Basic Cartagena, el cual inició en 2014 y busca brindar herramientas para el manejo de los recursos hídricos en la zona costera.
En él participó la Universidad EAFIT, que estudió la contaminación en la bahía; la Universidad de los Andes que se enfocó en los efectos socioeconómicos de esta situación; y la Universidad de Cartagena que estudió los impactos en la salud de las comunidades insulares.
“Nos interesamos en la bahía de Cartagena porque es uno de los sistemas más complejos de la zona costera, no solo de Colombia sino del Caribe, porque por una parte es destino turístico, y por otra, tiene algunos de los puertos más importantes del país. Además, hay una población significativa de comunidades vulnerables que realmente son impactados por la contaminación”, explicó Marko Tosic, gerente del proyecto Basic.
El estudio también contó con el apoyo de Cardique y la financiación del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC por sus siglas en inglés) de Canadá.
Tosic compartió con El Universal algunos de los hallazgos más importantes del estudio y dio pistas para comenzar a recuperar la bahía.
De acuerdo con la información del estudio, la bahía de Cartagena ha recibido cerca de 52 millones de toneladas de sedimentos en los últimos 26 años, registrando niveles de turbidez similares al Amazonas.
Para el estudio se hizo un monitoreo tomando muestras de aguas y sedimentos en las estaciones de la bahía, diez en la zona industrial y tres en playas y el canal del Dique. Las muestras se hicieron una vez al mes para analizar 20 parámetros de calidad del agua y sedimentos, encontrando resultados realmente preocupantes.
“Hemos encontrado concentraciones de bacterias fecales en las playas dentro de la bahía que pueden afectar el turismo; también sedimentos que vienen del canal del Dique que están dañando los corales”, explicó Tosic, quien lideró el componente de calidad de agua y control de sedimentos del proyecto.
El experto indicó que si bien parte de los sedimentos provienen del Dique, no se pueden dejar de lado los vertimientos de las zonas domésticas y el sector industrial como parte del problema, ya que esto también influye en la contaminación de la bahía e incluso afecta en la pesca local y el sustento de quienes viven de esta actividad.
En los sedimentos de la bahía se encontraron metales como mercurio y cromo que también están en los peces y constituyen un riesgo para la salud humana, ya que están por encima de los niveles seguros para el consumo.
De hecho, la Universidad de Cartagena en su investigación encontró altos niveles de mercurio en la sangre de habitantes de Barú, Ararca y Caño de Loro. También, tomaron muestras de las aguas que están almacenando y notaron deficiencia en su calidad.
Otro de los hallazgos, y de los más impactantes fue el ascenso en el nivel del mar, que en estos momentos es superior a lo pronosticado y que no se debe únicamente al cambio climático sino a la geología local y al hundimiento del terreno.
El estudio mostró que en los últimos 20 años el nivel del mar ha estado ascendiendo 7,02 mm por año, casi tres veces más del ascenso en regiones cercanas como Panamá. Así, Cartagena tiene la segunda tasa de ascenso del nivel del mar más alta de todo el Caribe, por detrás de Haití.
De esta manera si para el año 2050 se pronosticaba un aumento de 26 centímetros y para el 2100 de 76 centímetros solo por los efectos del cambio climático; sumando el problema del hundimiento el aumento sería ahora de 35 centímetros para el 2050 y de 99 centímetros para el 2100.
Este estudio se realizó con análisis de imágenes de radar, sondas y estaciones que miden la tasa de hundimiento.
Sobre el aumento del nivel del mar, lo que se recomienda desde el Proyecto Basic es enfocar los recursos para la mitigación del cambio climático a infraestructura y monitoreo del hundimiento a través de nuevas estaciones. Y con respecto a la calidad del agua de la bahía y sus efectos en la salud humana, velar por parar la contaminación.
“Como esta problemática es tan compleja, las soluciones también son complejas. Como solución general hay que controlar los vertimientos de aguas residuales y eso incluye: las aguas residuales domésticas, que vienen del sistema de alcantarillado y las poblaciones que carecen de este; las aguas residuales industriales que vienen de Mamonal y no tienen un control muy estricto; y las aguas residuales de todo el país que fluyen a través del Río Magdalena y llegan a la bahía por el canal del Dique. Eso es necesario para parar la contaminación”, dijo Tosic.
De no tomarse estas acciones, indicó el experto, la problemática continuará empeorando ante el crecimiento del desarrollo industrial, perjudicando los corales, la pesca, el turismo y la salud.
El Proyecto Basic continuará con el desarrollo de un sistema de alertas tempranas para la calidad del agua de la bahía. “Estos sistemas tendrán la capacidad de pronosticar impactos de contaminación de la bahía y ayudar las autoridades a prevenir esos problemas”, afirmó Marko Tosic, gerente del proyecto.
Este sistema será desarrollado en colaboración con Cardique.
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