La ausencia de sedimentación sobre algunos elementos hallados en el galeón San José, embarcación que naufragó en el mar Caribe cerca de Cartagena en el siglo XVIII, sería la prueba que constataría que el tesoro fue alterado cuando se notificó su descubrimiento por parte del Gobierno en el año 2015.
Así lo denunció la Veeduría Nacional del Patrimonio Cultural Sumergido (Vnpcs), reafirmando el concepto ya dado por otros arqueólogos en el pasado y también por la firma Sea Search Armada que afirmó haber encontrado el galeón mucho antes, en 1982.
De acuerdo con la veeduría, en las mismas fotos del Ministerio de Cultura correspondientes al descubrimiento del galeón en 2015 se evidencia la ausencia de sedimentación en algunos elementos y la intervención en el campo arqueológico.
“Cualquier persona aficionada al buceo sabe que los objetos en el fondo del mar son cubiertos a través del tiempo por partículas sedimentarias, y mientras mayor sea ese período de tiempo, mayor será la sedimentación que los cubra, característica que es mucho más evidente en zonas marinas afectadas por desembocaduras de ríos, como lo es en la que fue hallado el galeón San José, donde la pluma del río Magdalena es el principal generador de sedimentación”, dijo Francisco Muñoz, representante de la Vnpcs.
Para el veedor, esto demostraría que el contexto donde se encuentra el tesoro fue alterado y que por ende no existen garantías para conocer el valor real de lo que hay dentro del galeón, lo cual a su vez configura una actuación grave a la luz del numeral 1 de la Ley 1675 de 2013, que regula el patrimonio cultural sumergido del país.
Lo que dice este numeral, que se refiere a la etapa de exploración del patrimonio, es que esta puede realizarse siempre y cuando “no se realice sobre dichos bienes intervención, alteración o modificación de sus condiciones físicas ni del contexto en que se hallen”, y en este caso, quienes estarían violando esta norma, de acuerdo con la veeduría, sería el mismo Gobierno nacional a través del Ministerio de Cultura, la Armada, la Dimar, el Instituto Colombiano de Arqueología e Historia (ICANH), la Universidad del Externado que tuvo profesional a bordo en esta etapa y las compañías norteamericanas Maritme Archeological Consultants (MAC) y Woods Hole Oceanographic Institute (WOHI) que apoyaron el proyecto.
“Ya con esto no hay originalidad, pureza ni integridad sobre el tesoro porque fue alterado, ya no se sabe qué hay allí. Fue alterado delante de las mismas autoridades encargadas de vigilar eso”, puntualiza Muñoz.
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