Cultural


Carlos Jacanamijoy, encanto ancestral

Está abierta en el Salón Amarillo del Palacio de la Proclamación, la magistral exposición ‘Amanecer en flor’, de Carlos Jacanamijoy.

GUSTAVO TATIS GUERRA

13 de noviembre de 2019 01:10 PM

La selva tiembla como una hoja golpeada por el viento cuando Carlos Jacanamijoy (Santiago, 1964), la pinta con la misma luz que tiene la luna sobre el bosque virgen. Ese resplandor iridiscente nos lleva a la memoria guardada debajo de los bosques.

Ahora nos embruja con su gigantesca pintura ‘De naturaleza interior’ (2018), de 512 x 702 centímetros, acrílico sobre lino, que exhibe en el Salón Amarillo del Palacio de la Proclamación en Cartagena. Es su exposición ‘Amanecer en flor’, que integra obras de mediano y gran formato de distintos tiempos.

Para pintar esta obra colosal sobre lana, el artista ha utilizado escobas como pinceles y su propio cuerpo como instrumento de su creación, y el fruto final es un inmenso bosque que se agigante a medida que se mira desde lejos, se percibe que muy adentro hay otro bosque aún más sereno y profundo, que tiende lazos con los senderos de su memoria ancestral. Una de sus experiencias conmovedoras es el testimonio de un amigo que vio llorar a un niño frente a sus enormes pinturas.

¿Por qué lloraba el niño frente a la belleza alucinante de las pinturas de Jacanamijoy. No sabría explicarlo el mismo niño que ante la selva de los colores lloraba junto a la selva misma vulnerada por el mismo hombre, y lloraba la misma selva ante las salvajadas que ha cometido el país a sus propios niños. Y lloraba el artista lágrimas de colores derramadas en el lienzo. Otro amigo alemán con cuarenta años de residencia en Colombia, decía ‘que al mirar la pintura ‘De naturaleza interior’ sentía que esa selva lo ‘jalaba con la fuerza orgánica y misteriosa que tiene la selva’. Ahora él mismo me dice que solo busca que el espectador ‘sienta el proceso mismo de creación de la pintura, que hago en el piso’. Me cuenta que en sus primeras pinturas como ‘Entre verdes hojas’ (1994) de 170 x 120 centímetros, perseguía el deslumbramiento que le deparaba estar frente a la naturaleza y la memoria de su infancia. En este momento de su existencia como artista, sus pinturas son un homenaje a los guardianes de la sabiduría ancestral, para que la humanidad se humanice. ‘Lo que la ambientalista sueca Greta Thunberg ha expresado, es lo que los indígenas han dicho toda la vida, de manera persistente e iluminada. No solo es la sabiduría de los hermanos amazónicos, sino también de los cinco continentes: de Australia, África, Oriente, Canadá, Polo Norte y Polo Sur. Es la sabiduría de quienes aman la naturaleza y el planeta como a su propio hogar’.

Jacanamijoy integra la Comisión de Sabios de Colombia, y cree que el país no necesita buscar su tesoro afuera, porque ya lo tiene dentro.

UN RECUERDO
“Me fui en busca de mis recuerdos, y un día hubo uno muy especial. Recuerdo un pequeño arroyo que se llamaba el Chaqui Mailla Yacu, el Lavapies, en donde todos los caminantes, después de las jornadas, se detienen a refrescarse los pies cansados, Allí paran cuando regresan. (...) Sólo la pureza de una quebrada de aguas frías queda en esas montañas donde terminan los Andes y empieza la selva. Al volver al Putumayo fui hasta ese sitio a quitarme los zapatos y meter los pies descalzos en el agua. Esa sensación fue como comenzar a renunciar a la razón para acercarme de nuevo a los sentidos, a los sentimientos, a las vibraciones, a lo instintivo...”

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