Adulto mayor


La demencia: una condición que cualquiera puede desarrollar

Afecta principalmente a los adultos mayores, pero puede aparecer a casi cualquier edad y ser causada por múltiples factores; tampoco hay manera de detenerla, solo de ralentizarla.

Si un familiar suyo que está rondando los 60 años olvida frecuentemente las cosas, si camina todo el día de un lado para otro, si se pierde en su propia casa y no recuerda los nombres de sus conocidos, llévelo inmediatamente a un médico, porque es probable que esté desarrollando algún tipo de demencia. Ésta es una enfermedad que tiende a progresar sin mayores incidentes hasta que las señales se vuelven preocupantes e imposibles de ignorar.

Caracterización

“Demencia” es un término que describe a varios síndromes caracterizados por la disminución de las capacidades cognitivas: la memoria, la orientación espacial y temporal, el autocontrol, el lenguaje y, eventualmente, la capacidad para el autocuidado y la motricidad. La característica principal de estas enfermedades es la degeneración progresiva de una o más regiones del cerebro.

Por lo general, se presenta en los adultos de 65 años, aunque también puede aparecer hacia los 40, a los 50 y, en casos muy raros, a los 30. También ocurre más frecuentemente en pacientes que tienen comorbilidades como la hipertensión y la diabetes, en aquellos han tenido algún tipo de accidente cerebrovascular o en los que han desarrollado otras enfermedades neurodegenerativas, como la corea de Huntintong.

Como ya se mencionó, los síntomas más comunes son la pérdida de la memoria a corto plazo, la desorientación, las dificultades para comunicarse, los cambios en el estado de ánimo, la personalidad y la incapacidad para reconocer lugares y personas familiares. En algunos casos también ocurren alteraciones en el sueño, la digestión y la motricidad, así como episodios marcados por alucinaciones y dificultad para concentrarse.

Clases y causas

Existen varios tipos de demencia, pero los más comunes, de acuerdo con el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), son el Alzheimer, las demencias vasculares, las demencias con cuerpos de Lewy (una de las cuales es el Parkinson) y las demencias frontotemporales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unas 50 millones de personas en el mundo son afectadas por uno de estos padecimientos. De ellas, un 60 % o 70 % sufren específicamente de Alzheimer.

A pesar de que hay un componente genético innegable en el desarrollo de la demencia, también es cierto que este aún no se comprende del todo y que la enfermedad tiende a aparecer de manera paulatina, sutil y espontánea. Salvo por casos muy infrecuentes (causados por deficiencias hormonales o vitamínicas), la demencia es imparable e irreversible.

Los síntomas más comunes son la pérdida de la memoria a corto plazo, la desorientación y la incapacidad para reconocer lugares y personas.

Consideraciones

El consenso médico es que el riesgo de padecer demencia disminuye con un estilo de vida sano: una buena dieta, ejercicio frecuente, evitar el consumo de tabaco y alcohol, regular los niveles de estrés y mantener la mente “funcionando” a través del aprendizaje y de tareas que la persona encuentre estimulantes. De igual manera, se deben controlar las comorbilidades que resultan en daño vascular a largo plazo, como la hipertensión, la diabetes y la obesidad. Le puede interesar: Libros y juegos para ejercitar la memoria de los enfermos de Alzheimer.

De acuerdo con la OMS, “la demencia tiene importantes repercusiones sociales y económicas en lo que respecta a los costos médicos y sociales directos y a los costos referidos a la atención prestada fuera del ámbito institucional. En 2015, el costo social total de la demencia a nivel mundial se estimó en 818 mil millones de dólares”.

Los pacientes con demencia representan un gran reto para el sector de la salud y los cuidadores. Entre más avanza su condición, más dependientes se vuelven de otros para realizar las tareas más básicas: asearse, alimentarse y desplazarse. No se puede negar que es una condición que trae muchas frustraciones y estrés psicológico, tanto para quienes la sufren como para quienes lo rodean. Por eso, además de los cuidados médicos, las redes de apoyo social y familiar cumplen un papel muy importante en el cuidado de estos pacientes. Es importante ser comprensivos con ellos y hacerles sentir que no están solos. Igual de importante es buscar apoyo terapéutico para la salud mental de todos los involucrados y, en la medida de lo posible, crear programas especializados para ello. Puede leer: Solo el 5 % de latinos con demencia tienen diagnóstico y tratamiento.

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