En la vida de Juan Pablo Socarrás hay algo muy claro: sin sus raíces él no sería nada de lo que es hoy. Aunque su origen es una mezcla de varias culturas, es un hecho que este caribeño —de río, no de mar— es un cronista que cuenta esa Colombia profunda a través de la moda.
Desde niño ha sido ribereño. Su familia es de Valledupar, Barranquilla y La Guajira. El río Magdalena ha estado siempre. “Mi abuelo viajó por el río para llegar a Bogotá y poder estudiar, mis mujeres también han viajado por él, por eso entiendo su importancia. Yo me siento muy orgulloso de dónde vengo”, dice el diseñador que creció viendo a esos hombres y mujeres vestidos de impecable lino.
Uno de sus bisabuelos era antioqueño, se llamaba Claudio Giraldo, y tuvo otro que era vallenato. A estos antepasados se suma una bisabuela italiana. “Aprendí a vivir al lado de los ríos, a comer arepa de huevo, yuca y bandeja paisa, y eso es lo que soy y lo que muestro en mi realidad”.
Socarrás no tiene acento costeño, pero el apellido y la forma en que baila lo delata. Cuando habla, por ejemplo, se le escucha algo de paisa o del centro del país (es bogotano). “Lo único que soy es un colombiano más que sueña con contar historias”, manifestó.
Una región, su musa
El río Magdalena, que nace en el departamento del Huila y desemboca en el Caribe, inspiró a este diseñador con más de diez años de experiencia para su colección primavera - verano que será presentada esta noche a las 9:00 p.m., en alianza con Coca Cola, en el cierre de Colombiatex+Colombiamoda 2021. “Sin duda alguna todos conocemos cuál es este río o hemos visitado uno de sus puertos”.
“Magdalena” es la historia, trayectoria y sueños de una mujer que viaja por el río y llega hasta el mar utilizando en su recorrido los medios de transporte disponibles. “Porta todo tipo de prendas, desde vestidos, tejidos, faldas, pantalones, capas, camisas, accesorios y carteras de muchos tamaños, sobres y demás que complementan un look propio de una mujer tranquila y divertida, una mujer ribereña que nace del río”.
Fue un proceso de creación colectivo en el que lo acompañaron 67 mujeres entre artesanas, víctimas del conflicto, indígenas, desplazadas por la violencia, reinsertadas, hay una inmigrante venezolana, costureras, tejedoras, bordadoras, carpinteras. Son mujeres del Cauca, César, la Sierra Nevada de Santa Marta, La Guajira, El Carmen de Viboral (Antioquia), Pasto, Yopal, entre otras regiones.
“Cada una está en un lugar diferente y tienen historias que queremos contar con este proyecto, darles la voz para que sean visibles y que el aplauso sea para ellas, las capacitamos durante siete meses de manera virtual, fue un acercamiento a través de plataformas como WhatsApp, Zoom o por teléfono”.
Ellas recibieron orientación sobre temas de costos, habilidades para manejar medios virtuales y cómo tener su propia marca. Para Socarrás esta experiencia fue “un proceso muy bonito de acompañamiento, cada una tiene un momento, hace un proceso de transformación, no es solo el momento del desfile, esto es un proyecto de empoderamiento productivo real”.
La colección tendrá una puesta en escena de 18 salidas masculinas y 18 femeninas. Son prendas “cargadas de historias” hechas por estas comunidades y los Talleres Socarrás que muestran la cultura colombiana. La paleta de colores es un reflejo de ese mismo río: transita por los tonos crudos, azules, arena, algo de mostaza y un toque de rojo. “Verán una Magdalena llena de detalles, bordada, tejida y libre”.
Reutilización creativa
Los materiales utilizados fueron algodón, lino, organza, sedas, paño liviano. También telas especiales elaboradas en un proceso que le apunta a la sostenibilidad por medio de una tendencia global conocida como Upcycling que le da una oportunidad a los desechos para transformarlos en materiales (ver Para saber más).
“Verán esa transición de Socarrás hacia la sostenibilidad que es muy utópica, pero estamos en ese proceso de volvernos responsables con nuestra historia. Para esta colección, con las empresas de textiles con las que trabajo hicimos un proceso responsable, con las telas que sobran hicimos vestidos, chalecos y otras prendas. Otro punto es que estamos impactando desde lo social, cultural, económico y ambiental”.
Y hay algo más. Dice que “Magdalena” también es una muestra de lo que es la moda responsable, que “seamos más conscientes de quiénes están detrás, que las prendas tienen historias y que con lo que hacemos logramos un impacto en la sociedad, es hacer visible a los invisibles”.
Trabajar con comunidades es su propósito de vida. “No quiero solo vestir novias y novios en Colombia y Latinoamérica, quiero ir más allá y hacer diseños que impacten a más personas, que la gente se sienta orgullosa de un país hecho a mano y lleno de historias, que se conozca todo ese talento oculto”.
Detrás de este desfile hay un proyecto llamado “Historias hechas a mano” del que hace parte el diseñador, la Corporación Mundial de la Mujer y la empresa privada. “Vamos a seguir cocreando, caminando juntos, en octubre llega la colección hogar donde vamos a buscar espacios comerciales para estas mujeres, vamos a hacer visibles estas historias”.
Agrega que crear al lado de este grupo de mujeres ha sido un aprendizaje constante sobre el valor de las sonrisas, la felicidad, las emociones. “Cuando las escucho es una nueva oportunidad, me enseñan que mientras tengan un pago justo, que la gente valore sus productos, se hace la diferencia”.
Con la colección “Magdalena” Socarrás mostrará las nuevas perspectivas estéticas de la reutilización de materiales dentro del ecosistema moda, además, será un conjunto de prendas creativas que logran transmitir la esencia de esa Colombia multicultural.
“Ser el encargado del cierre este año es una responsabilidad muy grande, contar la historia de estas mujeres es la mejor forma de clausurar la feria, no espero que me aplaudan a mí, sino a ellas y se sientan orgullosos de lo que hacen, de nuestra historia, tejidos, raíces y lo que somos”, concluye el diseñador.
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