Este lunes 19 de septiembre, Reino Unido vive una jornada histórica.
La reina Isabel II, monarca que reinó por más de 70 años, será sepultada en la capilla Rey Jorge VI, en el castillo de Windsor, en una ceremonia privada. Lea: Ella es Isabel II, más allá de la corona que llevaba sobre su cabeza
Las puertas de la abadía de Westminster, en Londres, abrieron a las 8:00 de la mañana hora local (7.00 GMT) para la llegada de los más de 2.000 invitados que asistieron al funeral de Estado por la reina, fallecida con 96 años.
Tras escucharse el himno nacional -”Dios salve al Rey”-, con que concluyó el servicio religioso, el ataúd de la soberana, colocado sobre una cureña de la Marina, fue tirado por más de cien marineros al son de las gaitas de regimientos escoceses e irlandeses, que llevaban sus coloridos trajes de ceremonial.
El féretro abandonó el templo a las 12:15 del mediodía hora local (11.15 GMT) hacia el arco de Wellington, en la esquina sureste de Hyde Park, mientras el Big Ben, la célebre campana de la torre del palacio de Westminster, sonó a intervalos de un minuto durante la procesión.
En esta marcha también desfilaron miembros de las fuerzas armadas del Reino Unido y países de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth), representantes de la policía británica y del servicio de salud pública (NHS, en inglés).
El cuerpo de Isabel II llegó después de la 1:00 de la tarde hora local en procesión hasta el arco de Wellington, en la esquina sureste de Hyde Park, en Londres.
Sobre una cureña tirada con cuerdas por más de un centenar de marineros de la Royal Navy, el ataúd de la soberana recorrió en procesión las calles del centro de la capital británica, seguido a pie por el rey Carlos III, el príncipe Guillermo de Gales y otros miembros de la familia real.
En un día ligeramente soleado en la capital británica, miles de personas se ubicaron a ambos lados del recorrido de la procesión, en un ambiente de profundo silencio.
Más de 3.000 militares de diversos cuerpos y regimientos desfilaron en el cortejo fúnebre.
Mientras Carlos III caminó junto con otros miembros de la familia real, la reina consorte, Camila, la princesa de Gales, Catalina, y la duquesa de Sussex, Meghan, siguieron el cortejo en coche.
En torno a las 3:00 de la tarde hora local (14.00 GMT) el féretro de Isabel II, llegó a Windsor, unos 35 kilómetros al oeste de Londres.
Allí recorrió en procesión los cerca de 5 kilómetros del Long Walk, la característica avenida arbolada que desemboca en el castillo de Windsor, la residencia real donde más tiempo solía pasar reina.
En los últimos años, acogió el enlace entre el príncipe Enrique y Meghan, así como el funeral del príncipe Felipe, esposo de la reina.
A las 7:30 de la noche hora local (18.30 GMT), Isabel II será enterrada junto a los restos de su esposo en la cripta de la capilla.
Tampoco faltaron el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el jefe de Gobierno de Australia, Anthony Albanese, y la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, cuyos países pertenecen a la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth, excolonias).
En la abadía estuvieron los emperadores de Japón, Naruhito y Masako; la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y otros soberanos de casas reales europeas, como los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde, y Guillermo Alejandro y Máxima de los Países Bajos.
No obstante, el Reino Unido no invitó a representantes de Siria y Venezuela debido a que no mantiene vínculos diplomáticos, y tampoco de Rusia y Bielorrusia, por la invasión de Ucrania.
La clase política británica estuvo representada por la primera ministra, Liz Truss, y los ministros de su Gobierno, mientras que no faltaron todos los antiguos jefes del Ejecutivo del país, como los laboristas Tony Blair y Gordon Brown, y los conservadores John Major, Theresa May, David Cameron y Boris Johnson.
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