Columna


La solidez del péndulo

RAFAEL VERGARA NAVARRO

25 de diciembre de 2021 07:30 AM

Cuando Gabriel Boric nació el 1986 en Punta Arenas, en la Patagonia, estrecho de Magallanes, a 3.000 kms de Santiago, en el país se luchaba por retornar a la democracia. Él hereda ese vigor político y la historia que sobrevivió al golpe de Estado de 1973, con el exilio y sus partidos perseguidos e ilegalizados agrupados en una Concertación Democrática que, con el apoyo de gobiernos y partidos políticos del mundo, impusieron a Pinochet en las urnas el plebiscito de 1988 que puso fin al gobierno militar, no así al tutelaje. Preguntado el pueblo sobre la continuidad del dictador, el 54.7 votó por el No y 44.0 % por el Sí. 33 años después en estas elecciones, Gabriel Boric ganó con el 55.8% de los votos y José Kast (pinochetista) obtuvo el 44.1%. No es coincidencia que el país y las fuerzas en el Congreso estén divididas, tampoco que la Constitución de Pinochet a derogar, haya sobrevivido con reformas desde 1980 blindando el modelo neoliberal de privatización y el libre mercado a ultranza. El pacto tácito entre la sólida derecha y los gobiernos de la Concertación entre 1990 y 2010, y las protestas por las desigualdades le dieron la victoria Sebastián Piñera, que había sido derrotado por Michelle Bachelet en su primera presidencia.

En su formación, Gabriel Boric de abuelos croata y catalana y con padre demócrata cristiano, estudió derecho en la universidad de Chile y en 2011 como presidente de la Federación de Estudiantes lideró las protestas. Sin graduarse, desde 2014 fue elegido diputado.

La honestidad, transparencia, valentía y su apertura al diálogo lo condujo a ser el presidente más votado en la historia del país, liderando con su equipo al Frente Amplio, partidos de la Concertación, comunistas y fuerzas sociales. Logró que “la esperanza derrotara el miedo”.

“Si esta Constitución fue la cuna del neoliberalismo también será su tumba”, ha dicho. Con una mayoritaria constituyente activa y la victoria, es posible la transición hacia el Estado de Bienestar, hacia una socialdemocracia que visualizó Salvador Allende donde “Se abran las grandes alamedas por donde pase el hombre y la mujer libre para construir un futuro mejor”. Elevar el rol del Estado, educación pública gratuita, reforma tributaria sin privilegios, revisar los tratados internacionales y los fondos privados de pensiones, el sistema de salud, servicios públicos de calidad y desarrollo verde.

Todo encaja y ojalá Pinochet sea irrepetible. En 2019 Boric lideró en la calle la protesta y firmó el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución que luego del referendo de octubre de 2020 dio vía a la elección de los constituyentes. Con una derecha en minoría y paridad de género, como presidente recibirá el texto que deberán votar los chilenos. “El camino es la paz para reencontrarnos con el Chile necesitado de justicia social y no violencia”.

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