Estamos a solo 10 años de conmemorar los 500 de la Fundación de Cartagena de Indias. Eso es, como lo dijera Juan Antonio Pizarro en su más reciente columna en estas páginas, pasado mañana.
Dicho de manera directa, es poco el tiempo que nos queda para organizar una celebración a la altura del V Centenario. Hacemos propia, en consecuencia, la propuesta de Juan Antonio, de constituir, ya, un Comité que se encargue de planificar y promover la ejecución de los planes, programas, obras y actos necesarios para no llegar al 1 de junio de 2033 con una programación de vergüenza.
El alcalde William Dau aceptó ayer la propuesta en el Foro que realizamos en nuestra sede a propósito de los 490 años. Podría convocar a la Academia de Historia de Cartagena, al director del Museo Histórico de Cartagena, a la Gobernación de Bolívar, al Ministerio de Cultura, a la academia y a todos los demás estamentos sociales, para que haya una representación diversa e incluyente, en la que todos los cartageneros nos sintamos encarnados.
Ese Comité tendría que proponer qué obras materiales se deberían inaugurar ese 1 de junio de 2033, pero sobre todo, qué programas dirigidos a lo intangible, a lo cultural, a lo inmaterial se lanzarían muy pronto, para que se vayan ejecutando desde 2023 hasta el día del V Centenario.
Con esta celebración a la vuelta de la esquina, tenemos la mejor justificación u objetivo alrededor del cual podemos unirnos todos los cartageneros de nacimiento o por adopción, y sumar a todos los colombianos a una fecha que abre un mundo de espacios para dialogar sobre el desarrollo económico, social y humano sostenibles del Corralito de Piedras.
Imaginémonos que en ese Comité y en los que se deriven de éste, podamos encontrarnos todos, a pesar de las diferencias políticas, ideológicas o de cualquier índole, renunciando a posiciones recalcitrantes, a intereses creados, a resentimientos o prevenciones, todo por nuestra amada Cartagena. Es, por usar un término práctico, la mejor excusa para deponer toda creencia o circunstancia que nos impida dialogar, comprometernos o participar en los asuntos de ciudad; ¡cuántas cosas positivas podrían salir de allí!
Y ya los lugareños hemos escrito ese tipo de historias. Con ocasión, por ejemplo, del centenario en 1911 de la Proclamación de la Independencia lograda el 11 de noviembre de 1811, nuestros predecesores celebraron con dignidad semejante aniversario, inaugurando obras públicas que hoy podemos disfrutar.
Para esto se requiere el compromiso de varias administraciones distritales y departamentales, con lo cual el Comité, y todo lo que del mismo se desprenda, debe trascender a varios gobernantes y dirigentes, para que no obedezca a un plan particular de un gobierno, sino a un compromiso trascendente de ciudad, para que los proyectos y logros tengan vida propia.
Esperamos entonces la convocatoria a ese Comité.
Comentarios ()