Hay más de 7,7 millones de venezolanos que abandonaron su país en la última década. Manuel Matías Campo y su esposa Maitte Andrea Fajardo Godoy, hacen parte de esa interminable lista que cada día suma más números, ante la crisis que traspasa las fronteras del mundo. Entre 2015 y 2016 sus vidas dieron un “giro de 180 grados” que hoy los tiene lejos de su tierra, pero con ganas de luchar todos los días por salir adelante. Ellos quisieron migrar, porque la vida no les dejó otro camino.
Maitte, cuya madre es cartagenera, decidió viajar primero hasta la capital de Bolívar, ciudad que ya conocía, para establecerse, encontrar un lugar dónde vivir, para que luego su esposo hiciera lo mismo y se le uniera en ese camino.
En Venezuela, la situación médica del hospital donde Manuel trabajaba, como técnico en Esterilización de Instrumentos Quirúrgicos, también reflejaba la crisis del país. A pesar de ser un hospital privado, la atención y la disponibilidad de medicinas se dificultaba cada vez más. Esta realidad lo motivó aún más a salir de su patria, aunque no estaba seguro de con qué se iba a encontrar tras cruzar la frontera.
Según Manuel, cuya madre es barranquillera, la decisión de emigrar se hizo evidente cuando empezaron a escasear los alimentos en su ciudad, Caracas. Con pocos ahorros y sin tener propiedades o muchos bienes materiales, decidieron buscar un nuevo comienzo en el Corralito de Piedra.
“En principio, planeábamos quedarnos solo una temporada de seis meses mientras mejoraba la situación en Venezuela, pero finalmente decidimos ante la situación ”, explica Manuel.
La repostería, una nueva vida
En Cartagena, ambos comenzaron trabajando en reposterías locales de prestigio. Maitte Andrea ya tenía conocimientos en el oficio y encontró un empleo como pastelera en una reconocida productora de tortas de la ciudad. Manuel Matías, por su parte, adquirió habilidades en repostería durante su estadía en Colombia.
Con sus trabajos lograron una estabilidad durante los primeros años. Sin embargo, esa tranquilidad financiera que fue devastada por la pandemia. “Cuando llegó 2020, los negocios cerraron y nos quedamos sin empleo”, explica Manuel. En medio de esta nueva crisis y rehusados a quedarse de manos cruzadas, pusieron en práctica los conocimientos que tenían y tomaron su propio camino en la pastelería.
Emprendimiento exitoso
En 2020, Manuel Matías y Maitte Andrea tomaron la decisión de emprender su propio negocio de repostería, al que llamaron ‘Fantastic cake’. Este emprendimiento se especializa en la elaboración de tortas, postres y galletas para una variedad de eventos, desde cumpleaños hasta bodas. A pesar de los obstáculos iniciales, han mantenido su negocio, que funciona en el barrio El Pozón y que se ha convertido en su principal fuente de ingresos.
Esta pareja de venezolanos, a pesar de los obstáculos y la incertidumbre, ha logrado establecerse en Cartagena, construir un negocio exitoso y brindar un futuro mejor para sus dos hijos, uno de ellos nacido en La Heroica. Ellos agradecen siempre las oportunidades que la vida les ha dado en Colombia.
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