La muerte del reconocido juglar sabanero Miguel Durán “El Pollo Caucano” ha dejado en los corazones de su familia un dolor inmenso, pero también la satisfacción de que recibieron el mejor ejemplo y legado musical.
Miguel Antonio Durán Olaya falleció anoche en una clínica de Sincelejo, a los 85 años de edad, víctima de una afección pulmonar que lo mantuvo hospitalizado durante varios días.
Hoy sus hijos, nietos, demás familiares, amigos y amantes de su música lloran la partida de este intérprete del acordeón y la música sabanera. Lea: El folclor de luto: fallece el cantautor sabanero Miguel Durán
José Luis Durán, hijo de Miguel Durán, quien lleva hoy las riendas de la agrupación de la “Dinastía Durán”, contó a El Universal aspectos de la vida de su padre, nacido en Caucasia (Antioquía), y quien estaba radicado en Sincelejo hace más de 25 años.
“Mi papá fue el primero en llegar aquí a Sincelejo, después nosotros nos trasladamos acá. Él nos contaba que no fue fácil los inicios en su carrera musical, entrar en ese ámbito artístico, pero gracias a su insistencia y no darse por vencido pudo superar muchos obstáculos”, dijo su hijo.
Recordó, entre los episodios más famosos de la vida musical de su padre, el pique con los maestros Enrique Díaz y Rugero Suárez, y a partir del cual surgió su apodo de “Pollo Caucano”.
Los trabajos musicales de Miguel Durán en su mayoría se convirtieron en éxito y fue el creador del ritmo chiquilero.
“Se queda uno corto hablando del trabajo musical de mi padre”, dijo José Luis Durán.
Miguel Durán hasta diciembre 2019 hizo presentaciones musicales en tarima y después por la pandemia ya no estuvo más en público.
La Dinastía Durán
José Durán manifestó que lo más valioso para su padre fue su esposa, quien fue la madre de sus hijos y su inspiración.
Para la familia Durán Benítez, los tres últimos años no han sido fáciles por la pérdida de varios seres queridos como Miguel Durán Jr. en plena pandemia; la madre y una hermana el año anterior.
Miguel Durán tuvo 3 hijos varones y 6 mujeres, a quienes formó desde las enseñanzas bíblicas, con ejemplo, y quienes desde muy jóvenes también siguieron el sendero de la música sabanera.
Sin embargo, para las mujeres de la familia, una vez conformaron sus hogares, pesó más la vida familiar.
Sus tres hijos varones Eber, José y Miguel Jr. (q.e.p.d) siguieron los pasos de su padre, interpretando el acordeón y cantando, siendo esta la mayor herencia, la cual ha pasado a las nuevas generaciones, ya que los más pequeños de la familia siguen el camino musical.
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