Han pasado más de 24 horas de la muerte de un pequeño, de 5 años, en el barrio Los Laureles, en el municipio de Turbaco, y el dolor se agudiza.
Ayer, en las afueras de la morgue de Medicina Legal, en Zaragocilla, allegados a la familia del niño cuentan lo que en realidad sucede en la mañana del domingo en la casa finca donde vive el menor con sus padres. Ellos aclaran las circunstancias en la que la víctima cae a una alberca.
“El niño tenía la costumbre de levantarse y caminar a casa de su abuelita, que está al lado. Cuando la reja está cerrada, el se mete por una malla, pero ayer -domingo- se levanta y su tía aún está dormida. Como no encontró por donde salirse, se subió al mesón de la cocina para saltar por la ventana. De ese lado está la alberca”, relata Carlos Aparicio, edil del pueblo.
Cuando la mujer que está a cargo del menor se despierta y no lo encuentra, va a casa de la abuela del niño a preguntar por él, pero la respuesta que encuentra es que no lo han visto.
“En ese momento comenzó la búsqueda. Hasta que lo encontramos en la alberca. Él niño no se ahoga, lo mata el golpe”, explica Carlos. También indica que la alberca tiene 2,7 metros de profundidad y poca agua cuando sucede el hecho.
“Eso que, según la Policía, dijeron los vecinos, es mentira. Allí nadie vende agua, si en esa zona no hay agua. Debemos esperar que llueva”, aclara el edil.
Quien encuentra al niño es uno de los hijos de Carlos. “Mi otro hijo se metió a la alberca a sacarlo. Lo llevamos al hospital, pero estaba muerto”, añade.
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