Facetas


La historia de lucha de Cynthia Pérez, la ‘Primera Dama’ de Cartagena

Cynthia Pérez Amador ahora vive agitada, acoplándose en la transición de su rol como ama de casa desempleada a ‘Primera Dama’ de Cartagena.

CRISTIAN AGÁMEZ PÁJARO

17 de noviembre de 2019 12:00 AM

Uno de los días más felices de su vida paradójicamente está ligado a uno de los más dramáticos. Cynthia Pérez Amador cruzaba la avenida Santander pero sus pies no llegaron a pisar el otro extremo, un vehículo la atropelló. Pudo salir ilesa del estrepitoso golpe, pero no. Pudo morir. Llegó al hospital con fracturas en tibia y peroné, cuello ortopédico, sangraba por la nariz y por la boca. Ese accidentado día, Cynthia había salido de su casa, en “la otra Cartagena”, para hacer una tarea en la Biblioteca Rafael Calvo del Centro Histórico, porque si algo tiene es que era y sigue siendo muy aplicada. Estaba en once grado, en el Colegio Francisco José de Caldas, en El Educador. “En el momento que estuve en la clínica creí que me iba a morir, que no me graduaría”, recuerda. Pero luchó, se recuperó y, ese otro día, cuando tuvo el diploma de bachiller en sus manos, se sintió extremadamente feliz “orgullosa, era un gran logró”. Bien dice el dicho que “lo que no te mata te hace más fuerte”. Y digamos que la fortaleza, esa que la caracteriza, la ha construido Cynthia a lo largo de su vida, incluso desde el bachillerato. “En el colegio era muy llorona, todo me hacía llorar. Yo siempre he sido así: descomplicada, nunca me ha gustado peinarme, ni esas cosas... Como hoy en día la sociedad se rige mucho por un estereotipo, que no vale ni la pena, siempre como que me molestaban. Siempre fui muy buena estudiante, me gustaba estudiar, pero no entraba en... usted sabe... que siempre hay las bonitas y las feas y yo era del lado de acá, de las no tan bonitas. Me costó mucho trabajo superar eso, pero bueno, aquí estoy”, dice. Ella es Cynthia Pérez Amador, una mujer casada y con dos hijos. Programadora en sistemas, administradora de empresas y hace poco ‘Primera Dama’ de Cartagena, nombrada por el Alcalde electo William Dau Chamat, para quien fue jefa de campaña.

Es una ‘Primera Dama’ ‘atípica’, si se le puede llamar así, que mejor representa a Cartagena o a gran parte de ella.

¿Cómo han sido estos últimos días?

- Dos semanas antes de las elecciones ya yo dormía poco. Había mucho que hacer, preocupación. El día antes de la elección, no dormí, el día de la elección tampoco porque no me la creía. Y ya, después ha sido un acoplamiento de mi vida anterior, es decir, una persona a la que le gusta mucho trabajar (con su vida de ahora).

Lo más difícil ha sido reducirle el tiempo a mis hijos por cumplir con mis compromisos. Dejarlos dormidos, encontrarlos dormidos en la noche.

¿Cuál era el rumbo de su vida antes?

- Yo era una persona que vivía sumergida en el mundo de los desempleados que tienen una buena hoja de vida, pero que por falta de una palanca no pueden desempeñarse laboralmente. Trabajaba de pronto haciendo el aseo en algún apartamento, si me llamaban por ahí para limpiar un apartamento yo iba.

Nunca me he enfrascado en que yo soy Administradora de empresas, porque tengo unos hijos que sostener. Mi esposo trabajaba para sostener nuestro hogar y yo trabajaba de lo que sea, vendí chance, en Semana Santa vendía pescados y mariscos, vendí revistas de catálogos. Siempre con la esperanza encontrar un trabajo en mi campo...

¿Y cuántas hojas de vida entregó?

- Imagínate, dejé de trabajar cuando mi hijo mayor tenía nueve meses. Cuando yo me encontré con William (Dau), ya mi hijo tenía seis años, empecé a tener contacto con William y él empezó a ayudarme.

¿Antes en qué trabajó?

- Trabajé en una distribuidora de vinos y carnes italianas, en un área más comercial.

¿Por qué estudió administración de empresas?

- A mí siempre me han gustado los números y el mundo empresarial. La rama de la administración que más me gusta son los recursos humanos.

¿Fue muy complicado entrar a la universidad?

- Sí, me presenté dos veces en la Universidad de Cartagena y no pasé. Me rendí rápido. Luego estudié programación de sistemas y conocí a Dorothy Espinosa, trabajé seis años con ella en la Fototeca Histórica, gestionaba la parte de los proyectos sociales, luego duré un tiempo sin trabajo, hasta que trabajé en la distribuidora. Estudié la Administración en Iafic.

¿Sus papás, son de Cartagena?

- Sí. Mi papá falleció hace más o menos 15 años, pero yo no viví mucho con él. Y mi mamá... el orgullo mío se llama Lourdes Amador, por eso es que siempre todo el mundo me reconoce como Cynthia Amador, porque le prometí a ella que yo siempre iba a llevar su apellido, siempre he estado orgullosa de que ella siendo empleada doméstica pudo levantarnos, darnos educación, siempre en colegios privados, cuando yo estudié programación ella me lo pagó.

Amador es un apellido ligado a la historia de Cartagena...

- Sí, mi abuelo (materno) vino de esos Amador, que llegaron desde España. Edigio Amador, se llamaba.

¿Y su mamá, está muy contenta?

- Cuando empecé con la política, mi mamá nunca estuvo de acuerdo, decía que iba a peder el tiempo porque ya venía de varios golpes en la ‘política’, que dejara de andar metiéndome en eso. Ya la gente la felicita, ahora siente que ha valido la pena. En este cuento, ahora tengo poco tiempo para todo, yo vivía en la casa de mi mamá y me tocó mudarme por cuestiones de seguridad, no he podido hablar bien con ella, pero sí me han dicho que está muy feliz.

Es una mujer muy fuerte, ¿qué la ha hecho tan fuerte?

- Los golpes. La vida. El menosprecio de la gente, porque eres negrito, porque tienes el pelo así. Se burlan de ti. Eso me ha hecho a mí, de pronto no hacerme una coraza, pero sí a hacerme fuerte. Como te decía... en el bachillerato yo era muy llorona, y eso me ha fortalecido. Ahorita le estaba diciendo a una compañera, vamos a tener que untarnos de vaselina para que todo nos resbale. He aprendido a ser fuerte y a creer en mí misma.

¿Cómo se siente con el título de ‘Primera Dama’?

- Con una gran responsabilidad, realmente, yo lo único que le pedí a William es que me dejara trabajar por los jóvenes en riesgo. Y bueno, el título de ‘Primera Dama’ salió entre nosotros aquí (en la campaña), como yo estaba de arriba para abajo con él (William), pero él nunca me consultó. Y, bueno, así fue que surgió, es una gran responsabilidad.

¿Su familia cómo toma todo?

- Mi esposo al principio tenía ese recelo que tienen ustedes, los hombres, pero me ha apoyado mucho, a veces cuidando a los niños, a veces cuando yo llegaba muy tarde él iba a esperarme, porque donde yo vivía no tenía acceso a vehículos.

Ahora él está trabajando. Mis hijos, que tienen 5 y 7 años, están muy orgullosos de su mamá (...) El nacimiento de mis dos hijos ha sido el segundo y tercer momento más feliz de mi vida (El primero fue el día de su grado).

Me ha dicho que quiere trabajar por los jóvenes...

- Fui catequista en mi parroquia, María Madre de los Pobres, en El Educador, tuve muchos niños a mi cargo, me duele mucho que muchos de esos niños están sumergidos en la droga por la falta de oportunidades. Cuando estuve en la Fototeca también trabajé en un proyecto social con jóvenes de La Candelaria y en La Esperanza. Entonces ahí me nació ese deseo de trabajar por los jóvenes, tienen una lucha incansable y muchos talentos.

***

Otro de los días más felices de su vida, paradójicamente, también está ligado a un día triste. A Cynthia siempre le ha gustado la política, hay quienes le dicen que tiene madera para eso. Por eso, cuando uno de esos políticos (o politiqueros), en los que confiaba tanto y para los que trabajó le rompió el corazón, le dijo que si ella se iba con otra campaña, si se apoyaba William Dau, “pasaría cuatro años más vieja, cuatro años sin trabajar y cuatro años más pobre”, -así, tal cual- se sintió muy decepcionada. “Sentí que había perdido el tiempo con ese político. Llegué hasta estimar a ese señor, pero Dios es justo y me demostró que estaba perdiendo el tiempo”. Fue algo triste pero luego vino ese día feliz. “El día de las elecciones, cuando fueron las 5:45 de la tarde, que ya era seguro el triunfo ( de William Dau como Alcalde de Cartagena), sí lloré de la felicidad, porque era un gran logro, para él y para mí. Ese ha sido mi cuarto momento más feliz de la vida”, dice la ahora ‘Primera Dama’ de Cartagena.

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