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La historia del locutor amenazado por no educar para la guerrilla

Muchos conocen a José Alfredo Vital, pero quizá pocos saben de su historia con la violencia.

JULIO CASTAÑO BELTRÁN

04 de septiembre de 2022 12:00 AM

José Alfredo Vital Arrieta se negó a impartir educación de tendencia izquierdista y revolucionaria a sus estudiantes a través de panfletos que le envió la guerrilla con algunos de sus alumnos y por eso fue intimidado con un arma de fuego. Debió salir de su tierra natal, Planeta Rica, en Córdoba, y tuvo que abandonar a su familia.

La propaganda aludía al Ejército Popular de Liberación, EPL, que operaba en esa zona del país en la década de los ochenta.

José Alfredo tuvo que cambiar entonces su norte y ganas de seguir educando por la radio, como locutor, operador y ejecutivo de ventas de varias emisoras de Cartagena, donde se radicó hace 37 años. Él quería estudiar Licenciatura en Ciencias Sociales. Le puede interesar: “Nuestra labor es informar, respetando la opinión de la gente”: Alfredo Vital

Este hombre de 60 años hoy se mueve en los medios radiales y recuerda que a sus 18 años, cuando terminó su estudios de bachillerato, en aras de contribuir con la educación de una comunidad vulnerable, se ofreció para dictar clases de primaria en la escuela rural de Pijao, a dos horas del municipio de Puerto Libertador, en Córdoba, donde fue contratado en una colegio privado para el curso cuarto de primaria.

“En esa zona el único requisito para ser docente era el título de bachiller. Empecé actividades en 1980 en un aula improvisada en el centro del pueblo, había 40 personas estudiando, lo más curioso es que las edades estaban entre 8 y 40 años, me tocó ser director de grupo y dictar las materias básicas de matemáticas, español, ciencias sociales y biología. Yo desconocía que dentro de ellos estaban los hijos de algunos integrantes de la guerrilla y otros eran militantes, me sorprendió que un día uno de los alumnos, como de aproximadamente 20 de años, me entregó unos folletos alusivos a la ideología del Ejercito Popular de Liberación, yo no le presté atención, ni supe qué hacer con eso”.

La historia del locutor amenazado por no educar para la guerrilla

José Alfredo relata que cada día lo acosaban con los volantes. “El texto que debía socializar estaba basado en la revolución, que Colombia necesitaba un cambio de gobierno, que si Simón Bolívar liberó al pueblo de la esclavitud, el EPL podía liberarlo de los corruptos. A finales de 1980, a su casa llegó una persona en un caballo y lo llamó. El personaje se identificó como miembro del EPL y le dijo que debía poner en conocimiento del estudiantado el material contenido en los folletos.

“Quiso conocer las razones del porqué yo no estaba contribuyendo con ellos, alegó que yo tenía nexos con la Policía. Un poco nervioso, respondí que no, que mi función era educar”, narra.

José Alfredo fue enjuiciado por el subversivo por unos 20 minutos, luego le dio 24 horas para que se fuera y no volviera nunca a Pijao.

Invadido por el susto, José Alfredo se reunió con la junta de profesores, quienes le avisaron al Alcalde, le ofrecieron ayuda y lo acompañaron hasta Planeta Rica. Al año siguiente, la Alcaldía le dio la oportunidad para trabajar en un plantel de la cabecera. En este colegio nuevamente fue objeto de intimidación.

A mediados de 1983, saliendo de una misa, cuando iba para su casa, un hombre que en su hombro izquierdo tenía una mochila, lo siguió y con una voz fuerte lo llamó por su nombre. Él se detuvo a escuchar al señor, este sacó del bolsillo una grabadora, y le dijo que iba a grabar la conversación. “’Usted no está apoyando la causa’, me dijo, me mostró una pistola e hizo un relato de las partes donde yo había estado en los últimos cuatro días, me habló de mi historia clínica, el nombre del médico que me atendió, dónde vivía mi familia, entre otras cosas. Finalmente, me dijo: ‘Usted es un estorbo para nosotros y tiene que irse’”.

José Alfredo no dudó de la amenaza, les comentó a sus padres, Pedro y Josefina, que quería salir de Planeta Rica e irse a otra ciudad para estudiar. Su papá le dio un papel donde estaba la dirección de una amiga en el barrio La María, en Cartagena, para que viviera allí mientras adelantaba sus estudios. A las 10 de la noche, tomó un bus y llegó a las 4 de la madrugada a Cartagena donde se quedó. Aquí se quedó.

Empezó la otra vida

Ya instalado en Cartagena, comenzó a estudiar Análisis y programación de computadores. Fue a la Alcaldía, en en el Centro, a pedir un permiso para poner un puesto como vendedor ambulante y la respuesta que recibió fue que para eso no cedían documentos y que podía ponerse donde quisiera, que la Policía en cualquier momento los quitaba del espacio público.

Caminando por los alrededores de la Plaza de la Aduana, pasó por la oficina de la estación radial Ciudad de Cartagena y allí le abrieron la puerta Amín Segundo Pájaro y Manuel Medrano. Jopsé Alfredo comenzó como operador luego se convirtió en locutor, ejecutivo de ventas en otras estaciones de Cartagena. Con lo que le pagaban por sus servicios, compró un lote donde construyó su casa. Es padre de 7 hijos, los que trabajan en distintas profesiones. Excepto el último, de 20 años, que aún estudia. Hace tres años, la UNAD le otorgó el título de Comunicador Social. Fundó su espacio noticioso hace 15 años. Lea además: San Jacinto: La radio renace en los pueblos azotados por la violencia

Volvió a Pijao

Luego de 26 años de haber salido huyendo de la guerrilla, fue invitado para celebrar el cumpleaños del colegio. Dice que volvió porque la zona quedó “limpia”. Allá supo que el guerrillero conocido como alias “Rafa”, el que delinquía en la zona, se reincorporó a la vida civil, pero años después fue asesinado en el barrio El Pozón de Cartagena.

Y pensar que papá de José Alfredo murió sin conocer esta historia: la verdad de las amenazas contra su hijo.

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