Facetas


¿Quiénes fueron los cholombianos? Una cultura que nos imitó en México

Un grupo de ‘punks tropicalizados’ con parte de su cabeza rasurada y largas patillas homenajearon, a su peculiar manera, la música colombiana. ¿Qué los acabó?

El mundo es una vaina loca llena de contrastes. En Colombia, el Blondor, uno o dos anglicismos y la ropa de marcas con colores estadounidenses, pero Made in China, son usados como visa para actuar como extranjeros. El inconformismo y las fracturas sociales de nuestro país rompen muchas veces los esquemas del patriotismo y del orgullo nacional. Suele suceder en el tercer mundo, el patio o el morral en la espalda de los países desarrollados. (Lea: No cometas el error en México de venerar al tequila: serás regañado)

Por eso llamó mi atención conocer en México sobre los cholombianos, una tribu urbana de barrios marginales. Esta subcultura, más bien un referente de la contracultura de las calles donde imperan las pandillas, la pobreza y el poder de los carteles, nació en la década del 60 en Monterrey, Nuevo León, cuando cholos (personas de origen mexicano que habitan en Estados Unidos y que son discriminados por su fisonomía indígena, casi siempre con piel morena y vestimenta holgada) se tropezaron en sus vidas con la cultura del baile de la cumbia colombiana.

Pese a que hoy ya se da por muerta como subcultura frente a otras tendencias y a la polarización que habita en muchas favelas de Monterrey, donde ser gris entre la legalidad y el narcotráfico puede ser un suicidio, los cholombianos llegaron a ser una tribu urbana referente que saltó muros y fronteras.

Su irrupción inspiró al director de cine mexicano, Fernando Frías de la Parra, para retratar su día a día, su forma de vestir holgada, la cumbia en grabadoras y bailada con pases que se asemejan al hiphop o al break dance. Siempre expresando un inconformismo a través de una búsqueda detenida, como es usual en los bajos fondos, de un mejor mañana en medio del ocio rutinario. Una especie de mito de Sísifo de muchachos con extraños cortes de cabello y la Virgen de Guadalupe estampada hasta en sus bóxers. Esa película se llama Ya no estoy aquí y se puede ver en Netflix.

¿Quiénes fueron los cholombianos? Una cultura que nos imitó en México

Kolombia

Si en Cartagena hay barrios donde la champeta retumba por sus calles, fundando costumbres y hasta cambiando la manera cómo se agarra del pico a una Costeñita, en Monterrey hay barrios donde maestros de la música tropical colombiana, muchas veces subestimados por acá, son dioses venerados. Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza, Pedro Laza y sus Pelayeros, Andrés Landero, Aniceto Molina, Gildardo Montoya son referentes de barriadas donde el vallenato es música gourmet, y hay decenas de grupos y bandas de mexicanos tocando La camisa rayá o Festival de Guararé en estos momentos mientras usted lee.

Todo este mar de apropiación cultural, desconocido por muchos colombianos, se encuadra bajo el término: Kolombia. Por eso cholombianos y kolombianos resultan siendo sinónimos.
¿Quiénes fueron los cholombianos? Una cultura que nos imitó en México

En la postrimería del siglo pasado, exponentes como Celso Piña, el Rebelde del Acordeón, usaron sus instrumentos como cocteleras para reinventar un estilo de cumbia colombo-mexicana. Se cuenta en México que los primeros entusiastas hicieron este tipo de cumbia, rebajada la llaman, con láminas de metal y acordeones condenados al oxido.

Luego, este experimento musical, con el 2000 impreso en calendarios, revolucionó las barriadas y los jóvenes se agruparon como los Kolombia, los cholombianos. Aunque siempre, hasta su ocaso en 2013, fueron una población relegada, unos parias.

El narcotráfico, su último baile

Investigadores y conocedores de la escena cultural en la que irrumpieron los cholombianos aseguran que de esa tribu solo quedan migajas. Se presume que una matanza en 2013, año de su caducidad, de 17 miembros de la banda musical Kombo Kolombia por parte de Los Zetas, uno de los carteles mexicanos, precipitó el fin de un movimiento que cargaba más grabadoras que pistolas.

Los antiguos escenarios, como callejones, mercados públicos y parques donde los cholombianos bailaban cumbia, colgaban banderas de Colombia y se hacían los colombianos, hoy son cuadriláteros donde los carteles de la droga y sus lacayos se disputan el control del microtráfico. Ya no hay osados de patillas largas que quieran danzar con la muerte.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS