Revista viernes


El verdadero Santa Claus

Es válido que las nuevas generaciones conozcan la verdadera historia de la Navidad y los personajes que la conforman.

PRINCE MARTÍNEZ

26 de noviembre de 2021 12:00 AM

Según varios historiadores, el popular Santa Claus es la distorsión –primero literaria y luego comercial– de San Nicolás, el generoso Obispo de Myra, patrono de los niños, navegantes y cautivos. La leyenda de Santa Claus deriva directamente de la figura de San Nicolás, quien según la tradición, entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.

Desafortunadamente son muy pocos los que conocen la verdadera historia y origen cristiano del hoy conocido Santa Claus. Es hora de que les enseñemos a los hijos de dónde sale este personaje de barba blanca que aparece en Navidad.

Historia de San Nicolás

San Nicolás de Mira (como se le denomina en Oriente) o San Nicolás de Bari (como se le denomina en Occidente) nació en el año 310 después de Cristo, en un tiempo de persecución, donde la enseñanza de la doctrina de Jesús suponía estar en contra del Imperio Romano.

Los padres de Nicolás eran personas adineradas que habían inculcado en su hijo el espíritu de generosidad entre otras virtudes. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los más necesitados; “sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto”, decía San Nicolás.

Siendo aún muy joven murieron sus padres, quedando heredero de una inmensa fortuna. Repartió su riqueza entre los pobres y se fue de monje. Después de visitar Tierra Santa volvió a Turquía y llegó a la ciudad de Mira donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad. Encomendaron el asunto a Dios y dijeron: “elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo”. Sin saber esto, en ese momento entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo (por eso el color rojo de su vestimenta).

En esos tiempos el emperador decretó una persecución contra los cristianos. A pesar de vivir la feroz persecución, Nicolás no perdía su sentido del humor y su alegría especialmente al hablar con los niños acerca del nacimiento de Jesús en quién ponía toda su esperanza. En una de las persecuciones fue encarcelado por casi 30 años, aún desde la cárcel se sacrificaba y oraba por su Iglesia, a pesar de los soldados romanos que se burlaban de él diciéndole que ya se había acabado la fe en Cristo.

Al convertirse al cristianismo el emperador de Roma, el Obispo Nicolás fue liberado. Ya anciano con el pelo largo y la barba blanca, y convencido que era el único creyente que quedaba, regresó a su ciudad dispuesto a empezar otra vez la Iglesia de Cristo. Pero su sorpresa fue grande cuando llegó al lugar observó la catedral que había sido reconstruida y en ella los cristianos entonaban el cántico Adestae Fidelis, ya que estaban celebrando la Navidad, por eso la relación de esta fiesta con la llegada de San Nicolás.

Sus restos descansan en la Basílica de San Nicolás, en Bari Italia, desde el siglo XI (1087) y a falta de precisión de su fecha de paso a la vida eterna, su festividad se conmemora el 6 de diciembre.

Después de su muerte, creció la devoción a San Nicolás aumentando los reportes de sus milagros. Se convirtió en el patrón de los niños, marineros, de las parejas que desean tener un buen matrimonio y es protector de las familias con problemas económicos. Lo denominan el “Protector y defensor de pueblos” es patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.

Dada su generosidad, su amor a los niños, su entrega a la Iglesia y a su especial atención al nacimiento de Jesús, la tradición le recuerda como Santa Claus o Papa Noel.

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