Hombres y mujeres de todas las edades llenan las más de 10.000 localidades del velódromo de Anoeta, emblemático escenario de citas políticas.
“Por primera vez en muchos años, somos capaces de aunar fuerzas para ir a Madrid a decir que somos un pueblo, que queremos seguir siéndolo y formar un Estado propio”, afirma Marije Fullaondo, profesora de 46 años que acude con unas amigas al gran mitin de Amaiur para las legislativas del 20 de noviembre.
Amaiur, formada en torno a una alianza previa, Bildu, reúne a la antigua Batasuna -brazo político de ETA ilegalizado en 2003- con los demás partidos independentistas.
“El soberanismo está en un momento favorable”, dice a la AFP Iñaki Antigüedad, cabeza de lista de Amaiur, recordando que en las municipales de mayo Bildu obtuvo el 25% de los votos y conquistó la alcaldía de San Sebastián.
“Fue un tsunami político” y “es más que probable que la foto del 20-N muestre un reforzamiento importante de Amaiur”, al que los sondeos pronostican de 3 a 5 diputados.
“El que ETA haya cerrado la persiana es fundamental, pero eso no significa que estemos en paz; la paz no es ausencia de violencia, es realmente normalización”, dice, asegurando que luchará en el Parlamento de Madrid por un referéndum de autodeterminación, ilegal bajo la Constitución actual.
“Queremos para el País Vasco exactamente la misma soberanía, ni más ni menos, que tienen los Estados actualmente en Europa”, declara, pero para ello “necesitamos el respaldo de la mayoría de la sociedad vasca”.
Un objetivo que “llevará años y mucho trabajo”, dado que sólo el 34% de los vascos apoya la independencia, reconoce Joseba Alvarez, de la dirección de Batasuna.
“La sociedad vasca es plural”, dice recordando las olas migratorias procedentes de otros lugares de España. Pero “aquí siempre hemos vivido todos juntos, en los mismos barrios, en las mismas escuelas, en las mismas empresas, no hay una segregación”.
“Sólo hay que mirar a nuestro alrededor”, agrega, señalando las terrazas repletas de la céntrica Alameda del Boulevar, donde en torno a una sidra y un “pitxo” -tradicional tapa vasca- se mezclan animadas conversaciones en vasco y en español.
Confía en que con el tiempo “la parte de la población que se sigue sintiendo española” se sume al proyecto independentista.
La participación de los radicales vascos en el Parlamento será una primicia, ya que los diputados de la desaparecida Herri Batasuna -que por última vez tomaron posesión de sus escaños en 1996- boicoteaban las instituciones de un Estado que no sentían como propio.
Pero el Partido Popular (PP, derecha), que según los sondeos obtendrá mayoría absoluta, advirtió que no negociará “ninguna de las pretensiones de ETA”.
“Ningún objetivo van a conseguir, ni por haber matado ni por dejar de matar”, sostiene Leopoldo Barreda, portavoz del PP en el País Vasco.
Considerada organización terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos, ETA es responsable de la muerte de 829 personas en más de 40 años de atentados por la independencia.
La semana pasada propuso entregar las armas a cambio de la liberación de sus cerca de 700 miembros encarcelados, una oferta que, según Gorka Landaburu, experto en temas de ETA, el próximo gobierno no podrá ignorar.
Una vez investido presidente del gobierno, el líder del PP, Mariano Rajoy, “irá tomando la determinación de buscar soluciones”, afirma.
“Es un tema que va a abordar encantado el próximo presidente, que será el que pueda decir: 'conmigo terminó ETA definitivamente'“, concluye.
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Los independentistas vascos reúnen fuerzas para llevar su lucha a Madrid
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