Son muchas las dudas que surgieron luego de que la Universidad de Cartagena le entregara los resultados de los estudios patológicos a los propietarios de 16 edificios levantados por la Constructora Quiroz. (Lea aquí: “¿Dejamos todo por un estudio con errores?”: residentes Alpes 31)
Arnoldo Berrocal, jefe del departamento de estructuras de la Universidad de Cartagena, explicó cómo se hicieron los procedimientos y cuál es el diagnóstico.
¿Por qué es tan importante la norma sismorresistente?
El primer código de construcción en Colombia se hizo en 1984, salió a raíz del sismo de Popayán, pero no era de carácter obligatorio, sino unas recomendaciones hechas por un grupo de especialistas que se tomó esa labor titánica de buscar unos lineamientos.
Después vino el terremoto del Eje Cafetero y el presidente de la República hizo un convenio con la Asociación Colombiana de Ingeniería Sísmica (AIS) para que ellos elaboraran un código que quedó establecido como norma sismorresistente del 98. Todo esto dentro de una ley marco de la república, la Ley 400 de 1997, y por ende todo el mundo tiene que cumplirla por obligación.
En el 2010 se sacó una actualización a esa ley (NSR10) y es la que está vigente. Estos 16 edificios fueron construidos del 2010 para acá, por lo tanto deberían estar cobijados por la norma NSR10.
Esa ley dice que para que haya una vivienda segura y habitable en Colombia se deben cumplir con unos requisitos mínimos.
Es más, se llama norma sismorresistente por ponerle un nombre, pero se pudo haber llamado norma vientorresistente o norma incendiorresistente o de ventanaríarresistente.
Los edificios tienen que ser resistentes a los vientos, incendios y sobre todo al uso diario.
Estos requisitos no están sometidos solo para sismos, pero fueron llamadas norma sismorresistentes porque nacieron basados en las tragedias que ocurrieron a nivel nacional.
(Lea aquí: Evacuación de propietarios de edificios en riesgo queda suspendida temporalmente)
¿Cuál fue el diagnóstico de esta evaluación hecha a los 16 edificios?
Principalmente, ninguno de los edificios cumple con la norma sismorresistente ni con las normas urbanísticas de la ciudad. Las estructuras son vulnerables. Hay edificios que tienen problemas a carga vertical, es decir, solo con el uso diario.
Tenemos incertidumbre en los materiales y en los procesos constructivos. No hubo ningún tipo de control en obra por parte de un supervisor técnico externo, el cual debía certificar que todos los materiales coincidieran con las especificaciones de los planos y las memorias.
Hay edificios que no tienen planos estructurales y que se construyeron con la metodología del edificio Portales de Blas de Lezo II, que colapsó el año pasado.
Los constructores no cumplen con las áreas necesarias ni las dimensiones para construir edificios de hasta 13 pisos.
Además, en la información que encontramos en los planos estructurales de un diseñador estructural es que hubo un edificio en el que estaba prevista la construcción de cinco pisos y levantaron 10. Así como este hay un caso similar.
¿Era necesaria una evacuación?
Dentro de las recomendaciones dijimos en varios casos que había que evacuar los edificios porque tenían altos niveles de vulnerabilidad, en otros se sugirió sacar a las personas y reforzar las estructuras, y hubo casos puntuales en los que solo se sugirió el reforzamiento.
El asunto es que incluso para hacer un reforzamiento o una reparación hay que evacuar el edificio, porque puede ocurrir lo que pasó con el edificio Space en Medellín, que colapsó cuando lo estaban reparando.
Aquí lo importante es que ninguno de los edificios examinados cumple con la norma y hay que preservar la vida. Por otro lado, es importante aclarar que nunca hemos dicho que hay que demolerlos y muchos menos dijimos que se iban a caer.
(Lea aquí: "Si no evacuan voluntariamente hoy, entra la Policía a actuar": Londoño Zurek)
¿Cuál es el estado de los edificios?
Hicimos una clasificación que no existe en la norma y que con el grupo de trabajo establecimos para saber cuáles edificios eran más vulnerables que otros.
Para hablar de esto hay que explicar que las normas tienen, por decirlo así, dos colchones en cuanto a factores de seguridad: mayorar las cargas y reducir la resistencia.
Si nosotros quitamos esos factores de seguridad (las cargas) y no afectamos la resistencia que estamos encontrando en los edificios y lo evaluamos a carga vertical y no ante un eventual terremoto o sismo, hay edificios que presentaban índices de sobreesfuerzos mayores. Esos edificios están graves y los clasificamos como “enfermos tipo uno” y de este tipo encontramos siete.
Luego encontramos seis que sin mayorar las cargas y sin reducir la resistencia no tenían problemas, pero cuando mayorábamos las cargas a los factores que dicen las normas empezaron a tener problemas en las columnas. Estos los clasificamos como “enfermos tipo dos”.
Los otros están un poco mejor y son a los que se les mayoraron las cargas, se redujo la resistencia y no pasaba nada, pero cuando le pusimos el terremoto o el sismo empezaron a fallar. A esos los llamamos “enfermos tipo tres” y también son tres edificios.
¿Hubo dificultad al momento de aplicar las pruebas?
Para hacer los estudios tuvimos que pedir permiso a los copropietarios para ingresar a cada uno de los edificios y hacer los diferentes procedimientos, pero en muchas ocasiones obteníamos negativas, lo que complicó el trabajo.
Además, tratábamos de hacer pruebas que no fueran destructivas porque encontramos unos edificios que estaban tan malos en materiales o no cumplían con las especificaciones. Es más, muchos materiales eran parecidos a los que se encontraron en el edificio que se desplomó en Blas de Lezo.
La decisión de no hacer pruebas destructivas es porque se podían afectar o debilitar los elementos, por lo que utilizamos procedimientos más sofisticados como lo es el ultrasonido.
SIAB recomienda hacer más estudios
Jorge Mendoza Diago, presidente de la Sociedad de Ingenieros y Arquitectos de Bolívar (SIAB), manifestó que la Alcaldía hizo lo pertinente frente a las conclusiones de los estudios hechos por la Universidad de Cartagena, pero que también era necesario tener un segundo concepto.
“No conocemos los estudios de la UdeC, pero sí tenemos claro que sus profesionales son serios y reconocidos. Lo que le decimos al Distrito es que sí se amerita que se hagan otros estudios para contrastarlos con los de la universidad y hay que tener muestras y contramuestras para determinar posibles soluciones.
“La Alcaldía está en la obligación de ordenar otros estudios complementarios para las soluciones estructurales”, dijo.
Mendoza Diago también aseguró que la SIAB está avalando procedimientos para dos edificios.
Los estudios patológicos
El convenio entre el Distrito y la Universidad de Cartagena, con fecha de 10 de julio de 2017 y firmado en su momento por el exalcalde Manolo Duque Vásquez, tiene como fin la elaboración de un estudio de patología estructural y vulnerabilidad sísmica de las condiciones actuales de 16 edificaciones en Cartagena.
El valor de este convenio fue de 998 millones de pesos y los resultados tenían que darse en cinco meses.
Aquí los estudios de patología estructural y vulnerabilidad sísmica de cada uno de los edificios:
1. Edificio Blas de Lezo I2. Brisas de Blas de Lezo 3. Villa May 4. Portal de Caracoles 1 y 2 5. Portal de Los Alpes6. Brisas de Los Alpes7. Alpes 318. Villa Naevia 9. Calipso 10. Villa Ana11. Villa Vanessa12. Brisas de la Castellana 13. Shalom14. Tsalach 15. Villa Mary16. Innova
Comentarios ()