La explosión de un transformador de energía eléctrica el pasado lunes 28 de agosto, mantiene sin luz al tradicional hogar San José, en el barrio Torices, administrado por las Misioneras de la Caridad, una congregación mundial fundada por la Madre Teresa de Calcuta.
En dicho asilo son atendidos aproximadamente 40 adultos mayores que padecen alguna discapacidad física o cognitiva y que no cuentan con familias que velen por ellos. Y son justamente estas personas vulnerables las que están sufriendo las consecuencias de la situación, ya que algunos requieren oxígeno asistido que solo se garantiza a través de energía eléctrica.
Voluntarias del asilo también contaron que en estos tres días los alimentos del congelador se han descompuesto por falta de refrigeración.
“Las hermanas están desesperadas, los abuelos tienen calor, la comida se ha dañado, hay una impotencia total por lo que está sucediendo desde el lunes”, señaló una de las voluntarias, que pidió reserva de su identidad.
El hogar San José se encuentra a un costado de la vía principal de Torices, muy cerca del mercado Santa Rita.
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Esta no es la primera vez que el lugar se queda sin energía eléctrica por las mismas razones, pues ya en medio de la pandemia por el COVID-19 otro transformador había explotado dejando a todos los habitantes sin luz por un par de días.
“No solo necesitamos que el transformador sea arreglado sino que los gastos que se derivan del mismo figuren como prestados a una entidad sin ánimo de lucro, ya que actualmente los están pagando como una empresa comercial. El predio es privado, donado hace unos 30 años por los dueños para que la congregación brindara su bonita labor social a la tercera edad”, añadió otra voluntaria, recalcando que la situación en el interior del asilo no es fácil y muchas veces hay para los desayunos y almuerzos pero no para las cenas.
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Voluntarias del asilo
“No tenemos acceso a información monetaria, no sabemos cómo les llegan los recursos para pagar los servicios públicos y los alimentos, lo que sí sabemos es que la administración distrital no los ha apoyado. Anteriormente los alcaldes mandaban recursos cada dos meses, pero hace mucho eso no pasa. La que siempre manda ayudas es la Arquidiócesis de Cartagena y el sector privado que nos tiende la mano a las que hacemos voluntariado”, finalizó la denunciante.
Sobre esta situación, la empresa Afinia tomó atenta nota y anunció que gestionará cuanto antes la solución para este tradicional asilo de Cartagena.
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