Cada vez son más repetitivas las escenas de caballos cocheros desplomándose en el Centro Histórico. Uno de los últimos casos ocurrió el pasado 9 de marzo, cuando un equino se cayó, según afirmó el gremio de cocheros, debido a un hueco en la vía. El animal no pudo levantarse debido a que su pata se enredó con el palo que lo conecta al coche, por lo que entre varias personas tuvieron que ayudarlo.
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Este caso es uno más que se suma a la polémica sobre la continuidad o no del servicio de caballos cocheros en Cartagena, en el cual las opiniones están divididas.
Willy Martínez, quien fue presidente de Corpoturismo entre 2005 y 2007, asegura que los caballos cocheros representan una tradición cultural que debe continuar. Sin embargo, afirma que el servicio debe regularse mejor en cuanto a horarios, peso del coche, salud de los equinos y pesebreras.
“Estamos abusando de la capacidad de un caballo que hala unos pesos impresionantes y trabaja en horarios muy extensos. Hay que pensar y definir cuál es el tiempo y el descanso que debe tener un caballo para poder trabajar, hay que definir las condiciones del caballo y para esto se necesita tener un control que no existe, un control que debe ejercer una entidad”, dijo Martínez.
Y añadió: “Si las personas que manejan los coches quieren continuar ejerciendo su actividad de forma honesta para el sustento de sus familias, tienen que ser conscientes de que tienen que cambiar lo que están haciendo. Da vergüenza con el turismo que un caballo tenga un accidente en medio del servicio”.
Martínez asegura que hacer la transición hacia un coche eléctrico es una “decisión facilista” y que se le debe dar la oportunidad a los caballos cocheros siempre y cuando se tomen las medidas adecuadas.
“Al reemplazar los coches de caballos por el coche eléctrico pienso que se pierde una costumbre y un tema cultural muy antiguo”, aseguró. Sin embargo, no descarta que puedan coexistir las dos alternativas, es decir, que se implementen los coches eléctricos sin desplazar a los caballos cocheros y que la decisión sobre cuál servicio usar la tome el turista.
En esto coincide con el presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena, Antonio Pretelt, quien también defiende la continuidad de los caballos cocheros y, además, propone la creación de una Pesebrera Distrital para optimizar el servicio.
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“Uno de los mejores atractivos tradicionales de Cartagena son los paseos en coches tirados por caballos. Pese a ello, no se presta a esta actividad la atención integral que requiere para mejorarla y preservarla, para que se pueda proyectar con más fuerza hacia el futuro”, afirma Pretelt.
Es por esto que propone la creación de una Pesebrera Distrital en la que haya establos, talleres, oficinas para veterinarios, aulas para capacitación de cocheros, auditorio para visitantes, taquilla, almacén de artesanías y hasta recorridos en pony para niños.
Esto con el fin de unificar la labor de los servicios de los caballos cocheros y también darles a las personas que manejan los coches un contrato formal de trabajo con todas las garantías de ley.
“En total se requiere una construcción de aproximadamente 1.760 m², con amplias zonas verdes y recreación para los visitantes, que fácilmente pueden desarrollarse con holgura en una hectárea, en un terreno del Distrito en Chambacú”, dijo Pretelt.
Si bien este proyecto tiene varios años de haber sido presentado, hasta el momento no se han visto las intenciones de realizarlo, por lo que su implementación sigue en el aire.
Desde otra orilla, Juan Carlos Cárcamo, abogado animalista, indicó que el servicio de coches turísticos ya se encuentra regulado mediante el Decreto 0656 de 2014, el cual fue concertado con la Asociación de Cocheros de Cartagena, el DATT, delegados de la Alcaldía, funcionarios de la Umata y miembros de las fundaciones protectoras de animales en Cartagena.
“Todos estuvimos de acuerdo con el decreto y dimos esa buena fe para que este servicio se prestara con calidad en la ciudad y se respetaran los derechos de los caballos, pero nos dimos cuenta de que a fecha de hoy no ha sido lo que se esperaba. Se han presentado casos de maltrato, vemos que no se cumplen los horarios ni las exigencias mínimas de las condiciones de salud de los caballos”, indicó Cárcamo.
Por este motivo señaló que el decreto realmente no ha servido de mucho. “Pienso que la regulación ya se agotó, por eso veo más viable la sustitución con coches eléctricos”, manifestó.
Fidel Azula, ciudadano activista, también dijo que las mismas condiciones de la ciudad no dan para que el servicio de caballos cocheros se siga prestando.
“No es solamente el cuidado de los animales, el Centro ha crecido hacia adentro, cada vez hay más locales, gente, vendedores ambulantes, patinetas, bicicletas, el parqueo no se ha regulado, entonces cada vez es más complicado que los vehículos de tracción animal se desplacen por allí. A eso hay que sumarle los huecos, las calles resbalosas, en fin... Las condiciones no están dadas para que se preste este servicio”, dijo Azula.
Y agregó: “Esto termina siendo un servicio incómodo, incluso para el cochero, que debe maniobrar el coche en estas calles. Se hace imperativa la transición y sustitución a vehículos eléctricos, pues un vehículo que no lleva un animal ya disminuye el tamaño del aparato”.
Azula señaló que tampoco se debe dejar de lado el tema del maltrato animal y que los países están evolucionando hacia el turismo sostenible, por lo que Cartagena no se puede quedar atrás.
El debate sigue abierto y mientras tanto los caballos cocheros sigue activos en el Centro Histórico, al tiempo que se exploran otras alternativas para este servicio.
En Santo Domingo, capital de República Dominicana, hicieron la transición del caballo cochero a los coches eléctricos.
Esteban Prieto Vicioso, doctor en arquitectura y coordinador general de la Organización del Gran Caribe para los Monumentos y Sitios (Carimos), detalló las razones del cambio.
“Desde hace años se estuvieron utilizando coches con caballos en la ciudad colonial, pero los caballos que se utilizaban no eran los adecuados, eran pequeños y evidenciaban un maltrato. Los establos donde dormían estaban bastante lejos de la ciudad colonial y luego de todo un día de trabajo los caballos tenían que recorrer hasta cinco kilómetros por las calles pavimentadas. Además, se veía que los llevaban muy rápido, a galope”, comenta Prieto.
Otro aspecto que producía quejas era la higiene, pues en las calles predominaban los malos olores de la orina y los excrementos de los caballos.
“Las asociaciones protectoras de animales comenzaron a quejarse, a protestar y a pedir que se dejaran de utilizar los caballos en los coches. En 2020 la Alcaldía de Santo Domingo junto con el Ministerio de Turismo decidieron eliminarlos y equipar lo coches con un motor eléctrico”, agregó Prieto, quien manifestó estar de acuerdo con la decisión debido a las malas prácticas asociadas al servicio.
Sin embargo, dijo que no estaría en contra de que se volviera al uso de los caballos, siempre y cuando se den las garantías de seguridad para los animales y la prestación de un buen servicio en la ciudad.
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