Con mucha angustia se la pasan los vendedores informales que derivan su sustento de lo que se ganan en las calles del Centro Histórico de Cartagena, debido a que, según ellos, sienten asedio de algunos uniformados de la Policía.
Varios de ellos le manifestaron a El Universal que, pese a que cumplen cabalmente con medidas de bioseguridad como uso de tapabocas y lavado de manos, las autoridades constantemente están acercándose y en ocasiones los retiran de donde están.
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Pedro Humanez, vendedor de tinto, expresó que: “Hay un compañero al que le han quitado las cosas, se le han llevado los termos y lo dejan sin nada. Hace 20 días agarraron a cuatro vendedores y se los llevaron para la estación de Policía de Chambacú, simplemente por querer ganarse el sustento de manera honrada, ellos no estaban cometiendo ningún delito. Lo peor fue que los metieron al lado de los verdaderos delincuentes, pasando horas amargas ahí retenidos. Es injusto que se la enfilen a los vendedores”, sostuvo Humanez.
“No lo pueden ver a uno hablando con un compañero porque enseguida se acercan a requisar, es como una persecución, habiendo tantos delincuentes haciendo daño en las calles”, sostuvo un mensajero de Rappi.
Estos trabajadores informales solicitan más flexibilidad hacia ellos de parte de las autoridades, ya que su única intención es ganarse la vida para sostener a sus familias.
Al respecto, desde la Policía Metropolitana de Cartagena no hubo pronunciamiento oficial.
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