Cartagena


El debate que abrió la estatua de Pedro de Heredia

Las manifestaciones revivieron la discusión sobre la imagen del conquistador. Algunos ciudadanos dicen que no los representa y académicos apuntan a que es parte de la historia.

El monumento del conquistador español Pedro de Heredia se ha convertido en uno de los temas controversiales en medio de las manifestaciones del paro nacional en Cartagena.

Incluso, esta semana en medio de la conmemoración de los 488 años de fundación de Cartagena y con una protesta de expresiones artísticas en el Centro Histórico, un ave de mal agüero rodeaba la estatua del que fuera el conquistador de la ciudad.

“La idea es darle las 488 vueltas al monumento, las mismas que supuestamente hoy -el 1 de junio- estamos cumpliendo, hoy no celebramos nada. Esto no es una amenaza, esto es una forma de decir que esto no nos representa y ya se lo hemos solicitado al alcalde, que quite la estatua de aquí”, decía la persona que representaba este pájaro.

En medio de la protesta, algunos tachaban a Pedro de Heredia de genocida, otros de saqueador, y entre voces también lo tildaban de abusador.

Las voces se hacían más fuertes cuando se hablaba de quitar la estatua del lugar, sin embargo aún se desconoce quién decide quitar o ubicar un monumento en la ciudad. Lo único en lo que coinciden varios académicos es en que no conciben vandalismos contra las esculturas.

Controversia en la fundación

Para el arquitecto Alberto Samudio, director de la Academia de Historia de Cartagena, esto se remonta en que aún hay controversia entre la fecha y fundación de la ciudad, debido a que no hay un acuerdo.

“Algunos autores, de acuerdo a la crónica de don Juan de Castellanos, dicen que la fundación ocurrió el 20 de enero, mientras que otros aseguran que fue el 1 de junio... Los que hablaban del 1 de junio, se basaron en el cronista oficial de Indias Gonzalo Fernández de Oviedo y amigo personal de Heredia, quien dice que lo que hizo Pedro de Heredia en esa fecha fue ocupar, como campamento, el poblado indígena de Karmairí o Calamar (como lo llamaron los españoles)”, reseña Samudio.

Entonces -continúa- encontró la bahía, que ya se llamaba Cartagena, con todas las ventajas de puerto pero sin fuentes de agua dulce y pastos para la agricultura.

Pedro de Heredia saldría en expediciones hacia el noroeste (hacia el río Magdalena) con la India Catalina de guía, encontrándose y enfrentándose con tribus; y hacia el sur por el río Sinú, buscando un espacio donde poner su gobernación, sin tener un resultado exitoso.

“Al tener una bahía admirable, Pedro de Heredia le escribe una carta a Carlos V diciéndole que como no encontró otro lugar mejor, se regresaría a Kaimarí, ocupando la aldea. Aquí cito a la historiadora Carmen Gómez, quien en su tesis doctoral ‘Pedro de Heredia y Cartagena de Indias’ asegura que él no fundó la ciudad, sino que siguió explorando y por ello los sucesantes siguieron construyendo con las mismas técnicas de los indígenas. Él pobló lo ya poblado”, resalta el director de la Academia.

No obstante, Samudio recalca que hay que reconocerle a Pedro de Heredia que valoró la importancia del sitio, de Cartagena, que luego se desarrollaría con las normas para las calles, de acuerdo a las ordenanzas de Carlos V. Cuando él regresa, los indígenas habían abandonado la aldea.

Hacen parte de la historia

Para la directora del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC), Saia Vergara, el monumento a Pedro de Heredia, igual que muchos otros, es “el rastro de los valores y de la mentalidad de una época. Como historiadora tengo claro que los monumentos son vestigios del pasado que, con sus luces y sus sombras, hace parte de nuestra historia. No podemos olvidar que son dispositivos de memoria que han existido siempre bajo formas distintas: desde los monumentos funerarios de culturas ancestrales y milenarias, pasando por templos (de todas las religiones) y edificaciones hasta representaciones humanas”.

Similar pensamiento tiene Samudio, quien subraya que “quieren derribar los símbolos del pasado, porque hace parte de la conquista, incluso es una imagen con una excelente calidad artística. Uno elige sus estatuas y sus personajes, lo que sí se puede hacer es darle crédito a otros, por ejemplo a Benkos Biohó, un monumento a la raza Caribe, tenemos una pluralidad para destacar. Todo es válido y hay que darle su justo reconocimiento a cada personaje y cada hecho en la ciudad”.

Adicional a esto, Vergara añade que las formas de representación cambian de acuerdo al paso del tiempo, “¿quién elige qué se destruye y qué no? En las sociedades democráticas valoramos la diversidad y, en teoría, existe un respeto por la diferencia porque la evolución como sociedades nos ha mostrado que las conquistas ya no se hacen a través de la violencia sino del intercambio de ideas, a través del diálogo”.

Y -prosigue- otro riesgo que implica la destrucción de monumentos, de libros y de iglesias, entre otros, es interpretar el pasado con los valores del presente y creer que solo el pensamiento que se defiende hoy es válido. “Lo más rescatable de lo que sucede es que nos pone a hablar de estos asuntos tan neurálgicos. Es muy importante que más que destruir, nos planteemos construir nuevos monumentos, nuevos hitos -que no necesariamente deben ser materiales-, para dejar sentadas las posiciones relevantes y compartidas que, como colectivo, defendemos en este presente”, puntualiza.

“Hay que generar diálogo”: Alcaldía

El alcalde encargado de Cartagena, David Múnera, indicó que este es un tema de discusión de toda la sociedad civil y que se debe generar un debate donde confluyan el sector económico, organizaciones estudiantiles y académicas, entre otras.

“Lo mejor para la ciudad es dar esa gran discusión sobre la historia e implicaciones, mirar de qué manera, que se busque un mecanismo y se dé una posición consensuada para lo mejor de Cartagena. Esta es una discusión mundial, no solo de Colombia, se da en varios lugares, en unos bajan las estatuas, en otros las han mantenido”, dijo el alcalde (e).

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