Cartagena


Sola y con su casa a punto de caer, así le toca vivir a María Encarnación

María Encarnación Palacios tiene 70 años y vive sola en una casa de madera y zinc en el barrio Viejo Porvenir.

JULIE GONZÁLEZ ORTEGA

15 de noviembre de 2021 12:00 AM

— Señora María, ¿usted cuántas veces come en el día?

— Cuando tengo como dos veces, hay días en que no tengo para comer.

***

Con una sonrisa tímida y la dulzura que la caracteriza, María Encarnación Palacios Rodríguez trata de convencerse de que vive bien cuando a simple vista no es así. De hecho, la mayoría del tiempo, parece aguantar las ganas de llorar.

Si bien la calle 10 de Mayo del barrio Viejo Porvenir está pavimentada y cuenta con casas en buenas condiciones, la de María es la que marca la diferencia, pues está hecha de tablas, zinc y amenaza con caerse en cualquier momento ante algún aguacero o brisón que pase.

Video: Entre la pobreza y la soledad, así es la vida de María Encarnación

Así es la casa de María Encarnación por fuera. // Zenia Valdelamar - El Universal
Así es la casa de María Encarnación por fuera. // Zenia Valdelamar - El Universal

Lleva 70 años viviendo allí, pues es la casa en la que la criaron sus padres y en la que vivió todo el tiempo que convivió con su esposo. Sin embargo hace siete años cuando este falleció, quedó sola y a merced de la compasión de sus vecinos, que a veces la ayudan con comida y otras cosas que pueda necesitar.

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No trabaja y tampoco está en edad de hacerlo. Hace varios años vendía fritos en el Centro, pero luego fue diagnosticada como diabética, le operaron uno de sus ojos, y los médicos le aconsejaron no asolearse. Sin embargo, ante la falta de dinero para un transporte, camina cada vez que es necesario a buscar sus medicamentos, en un recorrido de a veces más de una hora que la desgasta físicamente.

Su única distracción es cuidar sus plantas, en medio del calor que se respira en su vivienda, donde apenas hay una pequeña nevera porque el resto de electrodomésticos que tenía, como el ventilador que usaba para dormir, se quemaron tras un invierno.

Esta es la nevera en la que María conserva lo poco que tiene. // Zenia Valdelamar - El Universal
Esta es la nevera en la que María conserva lo poco que tiene. // Zenia Valdelamar - El Universal

En su casa todas sus pertenencias están cubiertas de plástico. El techo tiene agujeros y cada vez que llueve el agua se filtra y amenaza con dañarle sus cosas, por eso ella prefiere ser precavida.

“Aquí vivo bien porque nací aquí. Pero triste, mal, porque no trabajo, no tengo nada. Cuando llueve se moja todo, pongo plástico. Esta es una casa porque vivo en ella, pero no es para vivir un ser humano. Mi casa es de madera, las puertas son de zinc. Esta casa era de mis papás y tengo siete años de estar sola”, comenta María.

Dice que nunca le ha hecho arreglos a la casa por la falta de recursos. Ante ello, ha sido la solidaridad de algunos vecinos la que ha permitido que el techo no se le venga encima, pues con cada lluvia, su casa sufre.

La vivienda de María Encarnación amenaza con desplomarse en cualquier momento. // Zenia Valdelamar - El Universal
La vivienda de María Encarnación amenaza con desplomarse en cualquier momento. // Zenia Valdelamar - El Universal

“Los servicios también me los cortan porque no tengo para pagarlos, luego vienen, ven que estoy sola, me los ponen y así”, manifiesta.

Tiene una única hija que vive en Sincelejo con sus nietos, pero hace tiempo no viene a visitar, por lo que María pasa sus días en soledad.

La cama de María está cubierta de plástico para protegerla de los aguaceros. // Zenia Valdelamar - El Universal
La cama de María está cubierta de plástico para protegerla de los aguaceros. // Zenia Valdelamar - El Universal

“A veces me ayuda Ignacio”, dice. Ignacio Arzuza es un familiar suyo que vive en Olaya Herrera, sector Rafael Núñez. Ha sido él quien la ha ayudado en los últimos siete años a mermar sus necesidades.

“Ayudo a María trayéndole comida, granos, arroz, leche, lo que yo pueda obtener lo comparto con ella. No todas las veces pero cuando tengo vengo acá y la ayudo”, comenta.

Describe a María como una mujer amable, servicial, tranquila, como una muy buena persona que quisiera ayudarse a sí misma pero que simplemente sus condiciones no le dan, y por eso considera que es importante brindarle una mano.

“Realmente María necesita ayuda. María es una mujer sola, su casita se le está cayendo, la madera, el techo no le sirve, se le llueve y me da pesar y tristeza pensar que una noche cualquiera se le pueda caer su casita encima”, dice.

María Encarnación e Ignacio.
María Encarnación e Ignacio.

Por esto, Ignacio extiende la invitación a que cualquier persona que desee ayudar a María, en la medida que pueda, se anime a hacerlo.

“Les pido de corazón que de la manera que más puedan, dentro de sus posibilidades, colaboren con la señora María porque realmente lo necesita. Es una mujer sola, pobre, enferma y ella necesita ahora mismo de la ayuda de las personas. Realmente se lo agradeceríamos mucho”, manifiesta.

María es más cautelosa, pero también quiere que la ayuden, especialmente en lo que tiene que ver con su casa, la casa en la que se crió y en la que ha pasado sus mejores y peores años, aquella que hace siete años ella sola se ha encargado de cuidar y mantener, y que a pesar de todo quiere mejorar.

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— Señora María, ¿a usted cómo le gustaría verse en un futuro?

— En un futuro me gustaría estar en una casita bien, una casita que sea bien buena.

Contacto
Si usted desea ayudar a la señora María de cualquier manera puede comunicarse con Ignacio Arzuza al 3116910580.

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