Cartagena


Traslado de la cárcel de mujeres deberá esperar un mes más

Pese a que el traslado se haría en la primera semana de octubre, aún faltan obras y firmar el contrato de arriendo.

ANGIE GOEZ AHUMEDO

16 de octubre de 2019 10:19 AM

El deterioro de la cárcel de San Diego es inminente ante los ojos de cualquier reclusa, trabajador o visitante. La vieja estructura blanca que se alza en la calle del Campo Santo deja ver con claridad el paso de los años y la falta de inversión para su sostenimiento.

En junio de este año se desprendió parte de un techo que, aparentemente, no presentaba averías. El incidente que es el primero en dejar en evidencia las fallas estructurales anunciadas hace una década, encendió las alarmas de las autoridades para agilizar el traslado a una zona de conurbación en Turbaco.

Aunque el proceso para llevar a cabo el traslado fue dispendioso y se vio marcado por protestas y diálogos, el 14 de agosto pasado la Alcaldía de Turbaco emitió un concepto favorable para realizar dicho proceso; desde entonces y hasta el día de hoy, se han dado varias fechas tentativas de la mudanza que claramente no se han cumplido.

El alcalde (e) de Cartagena, Pedrito Pereira Caballero, dio las razones de los retrasos y anunció que próximamente se efectuará el traslado, ya que se siguen realizando algunos trabajos de adecuación en la edificación con el fin de cumplir con todos los estándares. Además, recalcó que todas las condenadas de San Diego ya fueron trasladadas a otras cárceles del país.

“Se está próximo a suscribir el contrato de arriendo por parte de la Secretaría del Interior con los propietarios del inmueble donde estará la cárcel. De manera simultánea se está avanzando para las adecuaciones menores faltantes en la construcción del traslado. Vale resaltar que el predio debe ser entregado con los servicios públicos, incluido luces de emergencias”, aseguró el mandatario.

El costo de arrendamiento del predio aún es materia de estudio, sin embargo, una vez firmado el contrato, se estima un término máximo de 20 días para que las adecuaciones estén listas y así realizar el traslado. Pereira Caballero afirmó que la nueva sede entraría en funcionamiento a finales de este mes o la primera semana de noviembre.

Una cárcel moderna

Según un informe presentado por la Alcaldía, las reclusas de San Diego pasarán sus días en unos espacios totalmente renovados y diferentes a los del viejo edificio en el Centro Histórico.

El primer piso será para área administrativa, salud y salones educativos, entre otros; el segundo piso tendrá las habitaciones de los guardianes y 3 celdas de seguridad para funcionarios; el tercer y cuarto piso serán de alojamiento para las internas.

“En la nueva construcción se tiene espacios con los cuales no cuenta ninguna cárcel en la Costa como lo serán sala de maternidad, tres habitaciones para gestantes y lactantes, una sala de juegos para los hijos menores de las internas, dos habitaciones dobles para observación de internas con condiciones de salud especial; al igual alojamiento para guardianes de manera individual, áreas administrativas amplias, incluyendo área de entrevista abogados internas”, dice el informe.

¿Qué pasará con
la actual cárcel?

La cárcel de San Diego no siempre ha sido un centro de reclusión. El edificio fue construido en 1938 para las oficinas de la Licorera de Bolívar, con un estilo art deco, según ha explicado el arquitecto cartagenero Jaime Correa Vélez. El inmueble siguió como sede del ‘monopolio de licores’ hasta 1952, cuando trasladó sus instalaciones al barrio El Bosque.

Desde esa fecha hasta la actualidad, la edificación se convirtió en el hogar de cientos de personas privadas de la libertad, y fue hasta después de 1994 cuando la cárcel quedó solo para mujeres. Ahora, cuando se aproxima el traslado de las reclusas, surge la duda de qué pasará con este histórico edificio que arrastra consigo décadas de historia del barrio que lo vio nacer.

“El inmueble es de unos particulares, que será entregado a ellos de forma inmediata una vez se realice el traslado. La destinación del inmueble se desconoce, pero independientemente al destino que se le vaya a dar, cualquiera que sea, debe contar con el visto bueno de IPCC, incluso del Ministerio de Cultura al tratarse de un bien ubicado en el Centro Histórico”.

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