Colombia


"Garavito me dio la clave para capturar al 'monstruo de los Cañaduzales'"

COLPRENSA

22 de septiembre de 2015 11:02 AM

Juan Carlos Oliveros nació en Cali hace 48 años, es el cuarto hermano de una familia humilde y es padre de tres hijos. Ha servido a la Fiscalía desde que la entidad nació en los años noventa, ha hecho parte de investigaciones de interés nacional como la que terminó en la captura del ‘Monstruo de los Cañaduzales’ - su investigación más importante- y la que se originó por el secuestro los 12 diputados del Valle del Valle del Cauca y el posterior asesinato de 11 de ellos. Hoy es Fiscal Delegado ante el Tribunal Superior de Barranquilla.

El caleño se ausentó momentáneamente de la Unidad de Derechos Humanos en la que hace poco había sido asignado, pues en el año 2002 recibió el proceso que se adelantaba contra el violador en serie conocido como el ‘Monstruo de los cañaduzales’. Oliveros relata que se comenzaron a encontrar sistemáticamente cuerpos de niños en la ciudad de Cali y no habían logrado encontrar al responsable después de mucho tiempo de investigación hasta que un día llegó a su despacho una orden del Fiscal General en la que le informaba que tenía sólo 20 días para encontrar al responsable de los crímenes de los infantes. 

Desde Bogotá decían que la situación en Cali no podía seguir así, y que necesitaban resultados inmediatamente.

“Seguí trabajando en el caso, como lo venía haciendo, pero tomé una decisión que cambió el rumbo de la investigación: decidí entrevistar a Luis Alfredo Garavito -condenado por haber violado y asesinado a cerca de 150 niños-, pues se decía que Manuel Octavio Bermúdez (el 'Monstruo de los cañaduzales') lo imitaba en su accionar. Entonces, llegué a la cárcel, lo primero que hizo Garavito fue ufanarse de sus crímenes y decía que los niños de él eran muy bonitos. Sin embargo, en medio de la charla, dijo algo interesante: que la persona que yo buscaba debía ser un hombre sin muchos estudios académicos, y que debía buscar alrededor de las plazas de mercado de cañaduzales”. 

Oliveros recuerda que cuando se encontró con Garavito, al asesino le sudaban mucho las manos, y estaba bastante pasado de peso. Pensó en él pues según las investigaciones preliminares, Manuel Octavio Bermúdez tenía muchas similitudes en su accionar delictivo.

"Garavito me dijo que no le gustaban los otros violadores, y que él había sido el primero, y que los niños de él eran muy atractivos".

El Fiscal cuenta que esa entrevista fue determinante para definir el posible perfil criminal de Bermúdez, el cual fue agregado a los datos que habían recolectado previamente, y procedieron a llevar a cabo una reconstrucción de las escenas del crimen con un perfilador criminal experto.

Después de realizar la entrevista, el investigador le sugirió a la Fiscalía que debían buscar a un hombre de 45 años y que posiblemente lo podían ubicar atendiendo un puesto de paletas o de dulces, en las plazoletas del Valle del Cauca.

Toda la información se organizó para construir el perfil del criminal, sin embargo no se había logrado dar con el paradero de Bermúdez.

Hasta que un domingo en la noche uno de los investigadores llamó a Oliveros para informarle que habían capturado a un hombre por ser el posible responsable de la desaparición de un niño en Pradera, era Manuel Antonio Bermúdez.

El grupo de investigación se dispuso a realizar un interrogatorio al hombre, quien negó cualquier hecho relacionado a algún infante. La Fiscalía alistó un grupo para realizar un allanamiento en el domicilio del posible asesino, donde encontraron ropa interior de menores, juguetes y objetos que el criminal coleccionaba de sus víctimas. Después de ir a la residencia de Bermúdez se había hecho un avance enorme en la investigación.

"Bermúdez coleccionaba todo tipo de objetos de sus víctimas", dice el investigador.

La prueba clave en la investigación fue un reloj de pulsera que la mamá del menor le había obsequiado a su hijo, y que después se le mostró a Bermúdez, quien afirmó no saber de la procedencia de dicho objeto.

Oliveros y el grupo de investigadores, deciden trasladar desde Pradera hasta Palmira ellos mismos a Bermúdez, en una camioneta, y uno de los hombres inicia una conversación con Bermúdez. "El investigador le hizo una charla especializada, le dijo que entendíamos su condición, y que contara los hechos para liberar sus culpas... Yo iba en el asiento de adelante, y por el espejo retrovisor, me di cuenta cuando empezó a llorar, y decía que él los había matado", contó el investigador.

Apenas se percataron de la confesión del asesino, Oliveros paro el coche y le preguntó sobre el paradero de su última víctima - El niño que tenía el reloj de pulsera-, Bermúdez reveló el paradero del cadáver.

Encontraron el cuerpo, y tras la confesión no quedaba duda que de que era él el que había cometido los crímenes. “Ese caso me dolió mucho porque mi hija Isabela, tenía la edad promedio de los niños asesinados”, recuerda Oliveros, algo acongojado.


UNA CARRERA DE EXPERIENCIA

Oliveros comenzó a trabajar en el Juzgado 26 Municipal el 15 de septiembre de 1985, por entonces estudiaba Biología Marina, pero al ver cómo funcionaban el Derecho y la Justicia decidió empezar a estudiar la carrera de jurisprudencia. 

Tuvo que vivir una difícil época de su vida trabajando y estudiando desde 1985 hasta 1992, cuando logró graduarse, y para cuando lo consiguió, ya tenía siete años de experiencia como subalterno en el Juzgado, y ya era un profesional experimentado. 

La Fiscalía General de la Nación fue fundada en 1991 con la promulgación de la nueva Constitución Política y empezó a operar el 1 de julio de 1992, Oliveros recuerda que el entonces naciente ente acusador estaba buscando personas para que ocuparan los cargos de fiscales de más bajo rango, mediante concurso, en el que participó y fue escogido. 

En 1993 inició su carrera como Fiscal en el municipio de Pradera (Valle del Cauca), cuando Sigifredo López era Alcalde local. Durante ese período Oliveros llevaba investigaciones menores sobre la criminalidad de la zona 98. 

En el año siguiente fue enviado a Cali a realizar investigaciones sobre lesiones personales. De la época, recuerda un caso especial: “En el año 1995 llegó a mi despacho una denuncia de una chica que inició un proceso contra unos médicos en Cali que le habían realizado una mamoplastia reductiva; en esa época no estaba tan desarrollado ese tipo de procedimientos, y los senos no quedaron simétricos. Fue una de las primeras sentencias en el país por lesiones personales a un procedimiento estético, y los médicos tuvieron que indemnizar a la mujer”. 

En el año 2000 Oliveros seguía dando pasos importantes en la Fiscalía y fue requerido en la Unidad que llevaba los procesos sobre paramilitarismo; principalmente investigó este tipo de crímenes en la ciudad de Buenaventura, luego pasó a ser fiscal especializado de derechos humanos. 

Cuando llegó a la Unidad de Derechos Humanos tuvo que enfrentar uno de sus procesos más complicados, y fue el secuestro de los diputados del Valle en 2002. “Inicié la investigación entrevistando un guerrillero que me indicó todas las coordenadas, seguí los pasos donde los guerrilleros se sentaron a tomar gaseosa para buscar pistas y huellas… se realizaron entrevistas a los implicados, pero la investigación tomó un giro total cuando se conoció que los diputados fueron asesinados y sólo se salvó Sigifredo -quien fue liberado en 2009-, yo lo escuché durante tres meses seguidos en mi despacho todos los días explicándome lo que había pasado durante los seis años, en la oficina decían que Sigifredo se había vuelto parte de la oficina”, explica el hoy Fiscal Delegado. 

Mientras Oliveros llevó dicho proceso, no se había tejido un manto de duda sobre la culpabilidad de Sigifredo López en el secuestro y posterior asesinato de los diputados, incluso confiaba en la inocencia ya probada del exdiputado alegando que lo conocía desde que inició su labor en el Valle del Cauca. 

A pesar de su bajo perfil, por razones propias de su cargo, el fiscal Delegado ante el Tribunal Superior de Barranquilla, Juan Carlos Oliveros se ha convertido en uno de los principales investigadores de la Fiscalía General de la Nación. 

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