Haruki Murakami (Kioto, 1949) es uno de los grandes narradores japoneses de nuestro tiempo, cuya obra ha sido nominada al Premio Nobel de Literatura. Es el ganador del Premio Princesa de Asturias 2023, por sus cuentos y novelas que seducen a lectores en todo el mundo.
Desde que escribió su primera novela ‘Escucha la canción del viento’, en 1978, finalista del Premio para Escritores Noveles, Murakami no ha cesado de deslumbrarnos con sus cuentos y novelas que desnudan universos humanos, sociales y culturales de Japón, y también de sus experiencias en Occidente. Lea también: A sus 74 años, Haruki Murakami gana un Premio Princesa de Asturias
‘Escucha la canción del viento’, publicada en 1979, y ‘Pinball 73’, en 1980, son breves novelas iniciales que el autor denomina con cierto pudor “novelas escritas en la mesa de la cocina”. Sin embargo, en ese par de novelas ya están algunas de sus obsesiones que iluminarán con esplendor las siguientes novelas. En el momento en que inició la escritura de la primera novela, era un apasionado lector de las novelas rusas del siglo XIX y de la novela negra americana, y tenía una desconexión con la novela japonesa contemporánea. Sus faros japoneses han sido Yasunari Kawabata y Yukio Mishima.
Dejó de escribir a mano y empezó a escribir en una Olivetti con teclado alfabético inglés. El primer capítulo lo escribió con párrafos cortos, y lo tradujo al japonés, hasta encontrar su verdadero tono. Confiesa Murakami que desde que era niño habla como los nativos japoneses, y tanto sus palabras como sus expresiones, son japonesas.

De joven, el escritor trabajó en un bar y era el que seleccionaba la música. Esa experiencia aparece en sus cuentos y novelas. Su pasión por el jazz clásico americano, su conocimiento de la literatura americana, europea y latinoamericana, su admiración por la obra del polaco Joseph Conrad, el novelista norteamericano Truman Capote, Scott Fitzgerald, el novelista argentino Manuel Puig, su disciplina de atleta para mantenerse en forma interior con su propia vida y con sus devociones literarias, su sentido del humor profundo, su capacidad para retratar a sus personajes, los dramas conyugales, la soledad del hombre y la mujer, los intersticios dramáticos y extraños de los amores posibles e imposibles, la vida estudiantil, los clubes de jazz, los miedos y los delirios humanos, el erotismo que palpita en sus narraciones, la vivacidad poética con que describe cada paisaje, cada emoción, cada detalle de sus personajes..., revelan que estamos ante uno de los mejores escritores del mundo.
Podemos empezar por ese par de novelas iniciales de Murakami que han vuelto a reeditarse con un prólogo de su autor, y continuar con esa obra maestra de las letras que es su novela ‘Tokio Blues’, cuyas 381 páginas nos atrapan en un ritmo vertiginoso de legítima y necesaria adicción a la belleza y a la curiosidad insaciable de conocer la historia de Naoko, Kisuki, Midori, Nagasawa, Watanabe. Lea también: El vikingo que descubrió América: entrevista a Tulio Fernández
Murakami es un clásico viviente.
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