Uno de los juegos infantiles más comunes es crear con cualquier material lo que puede semejar una vivienda. Incluso, recurrir a los bajos de las mesas o las camas para indicar que se está protegido en “su casa”, es propio de los niños de menos edad, y eso siempre ha dado por hecho que buscar protección, es tan natural, al punto que en la adultez el principal objetivo es tener una casa propia.
La casa está relacionada inconscientemente con protección y más allá de ese imaginario, se ubica en el contexto de bienestar, seguridad y garantía de fortalecer el futuro propio y de la familia, porque si algo sucede, la vivienda está allí para recibirlos a todos.
Generaciones pasadas, con más arraigo en su tierra y el objetivo claro de formar una familia, veían la casa como el lugar que albergaría los años venideros, el crecimiento de los hijos y el espacio ideal para reunir a los nietos. Los años más recientes han dado cuenta de jóvenes con deseos de expandir horizontes profesionales y si bien los viajes han tomado partida en materia de inversión, comprar una casa o apartamento sigue encabezando las prioridades.
En este sentido, la determinación de comprar vivienda constituye además una serie de beneficios en lo que a calidad de vida se refiere, toda vez que es la garantía de un futuro estable que va tomando mayor valor según pasa el tiempo, indica el arquitecto y docente Rodrigo Arteaga.
Con el tiempo también se ha sumado al deseo generalizado por la casa propia las alternativas financieras más variadas, las mismas que alternan con la oferta en proyectos de todo tipo, que se adaptan a todos los presupuestos y es así como las ciudades van creciendo y urbanizándose conforme requieren sus habitantes.
Es de anotar, que las necesidades de un mundo que avanza igualmente hacen parte de este proceso, y las constructoras toman parte en ello con proyectos novedosos, que brindan el confort que merece una vivienda y las personas que la habitarán, el cuidado del medio ambiente tiene cabida, lo mismo que el esparcimiento que debe tenerse en cuenta para una vida más saludable, afirma el experto.
Y como contar con una vivienda propia no puede ser motivo de incomodidades, el arquitecto Arteaga enumera algunos beneficios que se alcanzan al decidirse por esta inversión:
Mejora la calidad de vida
Indudablemente ese es el primer provecho que se alcanza al comprar una casa o apartamento. El tener la certeza de un lugar seguro para disfrutar cada día es un punto para que la calidad de vida mejore y más si se tienen previstas ampliaciones o cambios a gusto de quienes allí viven.
Inversión económica
Se trata de una inversión para toda la vida, que si bien puede o no albergar a esa familia allí por siempre, también se convierte en la posibilidad de lograr más adelante una compra superior con ese inmueble como base.
Independencia
La tan anhelada autonomía en personas más jóvenes, empieza con la compra de un lugar para vivir, el cual será el inicio de una vida con sus propias decisiones.
Crecimiento personal
Lo logros económicos van muy ligados al crecimiento personal y en este caso, contar con una vivienda propia da lugar a nuevas inversiones que derivan en esa satisfacción.
Historia financiera que respalda
Cuando se opta por un crédito para vivienda, es un compromiso que siempre hablará de quien lo tome, entonces, mantener al día ese pago, es garantía de un historial financiero que respalda en futuras negociaciones.
Comentarios ()