La transición de la adolescencia a la adultez, enfrentar nuevos retos académicos, dejar atrás el ambiente escolar y hasta los problemas económicos son factores que contribuyen a que los jóvenes desarrollen depresión universitaria.
Aunque no está definida como una enfermedad, la depresión universitaria está incluida en algunas guías relacionadas con trastornos mentales, que se refieren a esta como una alteración del estado de ánimo provocada por factores particulares del ambiente universitario, según reseña la universidad Stanislaus State (Estados Unidos).
“En este periodo surgen retos afectivos, problemas de pareja y de amistad (...) También debemos hablar de la falta de significado vital. Muchos estudiantes no tienen claro qué van a hacer el día de mañana, incluso si esa carrera universitaria les gusta de verdad”, indica una publicación de Stanislaus State.
Agrega que “a todos estos ingredientes debemos añadir otro que tiende a empañarlo y complicarlo mucho más. La tecnología y las redes sociales son ese universo paralelo desde el que filtran el mundo. La distorsión y la presión que crea el universo digital es otro condicionante”. Le puede interesar: 5 claves para elegir la especialización ideal.
Algunos de los indicios de la depresión universitaria son: agotamiento constante, pérdida de interés por los estudios o incluso por los hobbies, adicciones, pérdida de peso e ideas suicidas.
Estas son algunas recomendaciones para evitar caer en la depresión universitaria o superarla en sus estadios tempranos.
Ojo a los hábitos de sueño
Aunque la dinámica universitaria exija jornadas de estudio extenuantes, cuidar las ocho horas de sueño recomendadas es esencial para no solo rendir académicamente sino para evitar perjudicar la salud mental. Limitar o controlar las salidas nocturnas que impliquen trasnochar también debe ser un propósito de los universitarios con tendencia a la depresión.
No descuides tu alimentación
Encontrar el tiempo para cumplir con los horarios de comidas y consumir alimentos saludables es vital para mantener un buen estado de salud y tener la energía que demanda la vida universitaria y combatir el cansancio constante. Evita las comidas rápidas y dulces en exceso.
Todo con mesura
Un denominador común de los ambientes universitarios es la exposición al alcohol o alucinógenos, que podrían resultar especialmente perjudiciales para quienes atraviesan bajos estados de ánimo pues, en la búsqueda de sentirse mejor, se pueden crear dependencia a estas sustancias.
Las conexiones sociales
Si bien los estudios son una prioridad, las conexiones sociales no se deben descuidar. Conectar con los amigos de siempre o hacer nuevas amistades debe estar en la agenda, ya que está demostrado que estas interacciones reducen el estrés mientras que el aislamiento refuerza los pensamientos negativos. Lea también: Señales de que su hijo sufre de ansiedad por rendimiento.
Actividades al aire libre
Caminar por las mañanas, tomar el sol, montar bicicleta, entre otras actividades al aire libre, ayudan a la concentración, mitigan la ansiedad y contribuyen a la producción de serotonina, un neurotransmisor que regula los estados de ánimo.
Opciones de tratamiento y medicación
Reconocer cuándo se necesita ayuda es vital. Acudir a los servicios de bienestar universitario o a sicólogos particulares para recibir orientación profesional hace la diferencia en casos de depresión universitaria, especialmente cuando hay síntomas como las ideas suicidas. No se debe temer al tratamiento terapéutico.
Los adolescentes y jóvenes entre los 10 y 24 años fueron más vulnerables a sentimientos como el nerviosismo y preocupación durante la pandemia, de acuerdo con datos del Dane, pues la mayoría de quienes manifestaron tener estos sentimientos en la Encuesta Pulso Social 2021 fue de este rango de edad (41,2%).
El Centro Rosarista de Educación Emocional ‘UR Emotion’ de la Universidad del Rosario también halló, en una encuesta realizada en la institución, que los jóvenes que comenzaron la universidad durante la pandemia, y que ahora que están en la presencialidad, tienen deficiencias en habilidades sociales como la empatía, el trabajo en equipo y el relacionamiento
“Nuestra medición, encontró adicionalmente que un 20% de los encuestados, que no están actualmente en riesgo de diagnóstico de salud mental, sí manifestaron tener algunos síntomas”, explicó Ana María Restrepo, decana del Medio Universitario de la Universidad del Rosario.
Al respecto, Alejandro Cheyne, rector de la Universidad del Rosario, dijo que los jóvenes pueden estar en riesgo de un diagnóstico de salud mental, porque son enfermedades derivadas de la interacción social alrededor de la inmediatez y de las implicaciones de la pandemia en el desarrollo de las habilidades socioemocionales de los estudiantes.
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