¿Bajas calificaciones? Revise las causas que las provocan

El bajo rendimiento académico en la escuela tiene muchas causas posibles. Es necesario identificarlas temprano para evitar el retroceso del alumno.

Asumir que un estudiante con mal rendimiento académico es perezoso, no quiere dedicarle tiempo a estudiar ni le interesan las clases, sin preguntarse el porqué de sus bajas calificaciones es un error.

Con frecuencia, detrás de ese bajo desempeño descubriremos la falta de oportunidades, una pedagogía inadecuada, malas relaciones con sus compañeros, un ambiente familiar que no conduce al aprendizaje o incluso, la presencia de problemas neurológicos y psicológicos.

El factor económico

La clase social de tiene una gran influencia en su grado de disposición y preparación de los estudiantes para afrontar la vida escolar. Según organizaciones como la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), la Revista Nature y el informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), existe una brecha entre el desempeño de los alumnos de las familias menos privilegiadas y el de aquellas con mayor estatus socioeconómico, una desventaja que PISA ha registrado durante 15 años.

Los estudiantes más pobres tienen menos oportunidades para exponerse a experiencias que estimulan el interés por aprender y la habilidad para adquirir conocimientos desde temprana edad. Sus padres no tienen dinero para conseguirles tutores, llevarlos a participar en actividades culturales, proveerlos de una conexión a internet estable o matricularlos en jardines y colegios con educación de calidad.

Aunque la historia de los jóvenes que “se superan” sean populares, no hay que perder de vista que tienden a ser la excepción, más que la regla, y que muchas veces se beneficiaron de iniciativas estatales dirigidas específicamente a ellos (como la educación pública de calidad).

La familia

Más allá de que el círculo familiar tenga escasos recursos o no, está el hecho de que puede ser estresante y lleno de tensiones. Cuando los padres de familia no se preocupan por la educación de sus hijos, se rehúsan a ayudarlos con sus deberes y privilegian el castigo por encima de la enseñanza, es poco probable que el menor progrese. En ocasiones, no hay padres abusivos o negligentes, sino padres que tienen las mismas dificultades con los materiales que su hijo o no disponen de tiempo para ayudarles con sus actividades escolares. Le puede interesar: 5 pasos para ‘salvar’ el año escolar.

Los estudiantes más pobres tienen menos oportunidades para exponerse a experiencias que estimulan el interés por aprender y la habilidad para adquirir conocimientos desde temprana edad.

Los compañeros

Los mismos alumnos pueden convertirse en una fuente de estrés para el estudiante y un obstáculo para su buen desempeño académico, especialmente cuando hay casos de matoneo. La ONG Bullying Sin Fronteras señala que más del 30 % de los niños colombianos ha sufrido de acoso escolar. Según el organismo, el 85 % de los casos de matoneo registrados se da en las escuelas y se estima que más del 90 % de ellos no son reportados a los maestros.

Entre los más vulnerables están los estudiantes con discapacidades (82 %) y los homosexuales (90 %). El matoneo también contribuye a que unos 3 millones de niños se ausenten de la escuela al menos una vez al mes, sin mencionar aquellos casos que acaban con la vida del estudiante (alrededor de 200 mil anuales).

Cuestiones de pedagogía

En ocasiones, el mal rendimiento está relacionado con el profesor, sea por acción o por omisión. Eso es especialmente notable en los casos donde un niño tiene buen rendimiento en la mayoría de las materias, pero falla en algunas muy específicas que tienen un maestro o componente en común (por ejemplo, a un estudiante al que le va mal en Matemáticas también el irá mal en Física y Química).

Un maestro que se encuentre a un alumno con notas bajas, o con un curso entero, no debe desestimarlos, sino preguntarse: “¿hay algo en la vida de este niño que le impida aprender mejor?” o bien “¿hay algo que yo podría hacer mejor para asegurarme de que ellos también puedan mejorar?”.

Problemas de aprendizaje

Estos son problemas que ocurren a nivel neurológico, son trastornos como la dislexia (afecta la lectura, la escritura y la comprensión), la disgrafía (afecta la escritura y la capacidad para el dibujo), la discalculia (dificulta el razonamiento lógico-matemático), los defectos en la coordinación entre el ojo y la mano, los trastornos en el procesamiento del lenguaje hablado y no verbal y el trastorno por déficit de atención, así como perfiles neuroatípicos como el autismo.

Es de vital importancia identificar estas dificultades y asignar al niño lecciones con métodos especiales que le permitan sobreponerse a las dificultades y aprender a su ritmo. Según Unicef, hay 240 millones de niños en el mundo que tienen uno de estos trastornos. Puede leer: Cartagena sigue rezagada en la calidad de su educación.

Problema coyuntural

De acuerdo con Luis Ramírez Castellón, directivo docente con décadas de experiencia en la educación, el mismo desinterés del Estado contribuye al bajo rendimiento de estos estudiantes, lo cual quedó en especial evidencia durante la pandemia. Destaca que casos de corrupción, como el que llevó a la renuncia de Karen Abudinen, exministra de las TIC, contribuyen a perpetuar los problemas de accesibilidad y permanencia de los estudiantes.

“El Gobierno debería priorizar la educación en la agenda pública, destinarle mayores recursos para garantizar que sea de calidad, dirigir más esfuerzos para asegurar la cualificación adecuada de los maestros, apuntarle a la cobertura universal y a la dotación adecuada de todas las escuelas”, señaló Ramírez.