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Investigar en pandemia: adaptación y crecimiento

En el último año las universidades cartageneras han visto crecer sus grupos de investigación, mientras se adaptan para seguir con la formación y crean protocolos para el trabajo en campo.

Colombia se ha consolida, junto a Brasil, España, Portugal, México, Chile y Argentina, como uno de los territorios con mayor capacidad para publicar trabajos científicos. Estos países, según el Ranking iberoamericano de instituciones de educación superior 2020, consiguieron publicar más de 60.000 trabajos en el quinquenio 2014-2018, y aunque a mediados de marzo de 2020 pensamos que todo se detendría porque no sabíamos cuándo volveríamos a salir de nuestras casas, muchas dinámicas tuvieron que continuar, pero primero debían adaptarse. Una de ellas fue la investigación. La virtualidad cobró entonces un valor esencial.

Atrás quedaron los encuentros en el salón, las sesiones intensas de trabajo presencial y las visitas a los barrios. Fue necesario disponerse frente al computador, conectarse a internet y seguir trabajando desde casa. Pero esta nueva dinámica, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en una oportunidad para que los semilleros de investigación en Cartagena florecieran e incluso ganaran nuevos miembros.

“Desde que arrancamos con los grupos de investigación nuestro máximo de estudiantes había estado alrededor de los 300, durante la pandemia llegamos a 528 estudiantes en 13 grupos”, detalló Judith Herrera Hernández, directora de investigación de una universidad privada de la ciudad, quien resaltó que la virtualidad, contrario a ser un ‘pero’, se convirtió en el incentivo para que más estudiantes universitarios le dijeran sí a esta actividad extracurricular.

Y no solo ocurrió en esta universidad, sino que la mayoría de los grupos de investigación universitaria en Cartagena reportaron haber mantenido o incrementado la cantidad de estudiantes interesados en participar en sus proyectos.

“La pandemia además ha favorecido e incrementado la participación en eventos de estudiantes de otras instituciones tanto nacionales como internacionales, teniendo en cuenta que se superaron las limitaciones de desplazamiento y hospedaje”, explicó Ganiveth Manjarrez Paba, directora de investigación de una fundación universitaria con 23 semilleros.

Es importante destacar que según el ranking iberoamericano, más del 90% de los trabajos de investigación publicados en Colombia tienen su origen en instituciones de educación superior. “Este país aporta el 4,9% de las publicaciones a Iberoamérica y concentra el 2,8% del total de instituciones de educación superior de la región”, explica el documento publicado en el 2020. (Le puede interesar: El rol destacado de los investigadores universitarios durante la crisis).

Tiempo para avanzar

En el último año hubo una recomendación clave y repetitiva: mantener el distanciamiento social. Comportamiento que también fue vital para marcar el trabajo investigativo.

Lo primero fue decidir qué se podía hacer en medio de las condiciones que impuso la pandemia. “Decidimos entonces avanzar en las investigaciones que iban en fases teóricas o las que requerían la producción de textos, y afianzamos la parte inicial de diagnóstico”, indicó Laura Rueda Sierra, coordinadora de investigación de una fundación universitaria bilingüe.

Lo segundo fue preguntarse, ¿cómo avanzar en el trabajo de campo? Y nuevamente las respuestas las dio la tecnología. Encuestas virtuales y entrevistas telefónicas, fueron algunas de las opciones, aunque definitivamente hubo otros trabajos donde la respuesta fue darse más tiempo para revisar cómo realizarlas sin poner en riesgo a los estudiantes y docentes.

“Tuvimos que reunirnos y hacer un trabajo concienzudo para definir los protocolos para la autorización de salidas de campo a docentes investigadores y estudiantes que requieren recolectar información y/o muestras de manera presencial”, indicó Manjarrez Paba.

Potenciar la formación

En los semilleros de investigación la formación continua es la clave para asegurar resultados confiables, por eso los esfuerzos durante la pandemia se centraron en darles a estudiantes y docentes todas las herramientas para avanzar en sus proyectos investigativos.

Para lograrlo se realizaron encuentros a través de diversas plataformas como Microsoft Team, Google Meet o Zoom, y se oganizaron webinars enfocados a las líneas de profundización de los semilleros.“La etapa de formación es permanente. Capacitamos en herramientas de metodologías, por ejemplo. La pandemia sin duda ha sido beneficiosa para los semilleros, crecimos en formación investigativa, asistimos a eventos nacionales e internacionales, entre otras actividades que fueron posible e incluso más simple a través de la virtualidad”, detalló Judith Herrera. (Puede leer: 10 ventajas de la educación virtual en medio del coronavirus).

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En cifras

- El crecimiento de México, Chile y Colombia supera los 7.000 trabajos, lo que representa una tasa de crecimiento para México del 6%, mientras que para Chile y Colombia supera el 10% (12% y 13% respectivamente).

- Entre los países cuyas instituciones han publicado más de 50.000 trabajos, Colombia es el que cuenta con menos recursos para el desarrollo de la actividad investigadora.

- Bogotá es la primera región del país con 25.029 publicaciones científicas, equivalentes al 53% de la producción del sector educación superior, que han sido generadas por un total de 69 instituciones SIR Iber 2020. Antioquia es la segunda región del país, con el 20% de la producción (9.349 documentos) y el 14% de las IES del país (14%). La aportación de las 27 regiones restantes se mantiene por debajo del 7% del total de trabajos publicados en el sector.

- Las principales áreas del conocimiento en producción son medicina (28%), seguida de ingeniería (18%); agricultura y ciencias biológicas (14%); ciencias informáticas (13%); ciencias sociales (11%) y física y astronomía (10%).

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