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Columna

Cartagena de mil colores

Personas dejan todos los días toneladas de basura. El enemigo está en casa, porque nos enfrentamos al problema de la basura como si fuera de otros, cuando es solo de nosotros mismos.

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Cartagena de Indias, Cartagena La Heroica, Cartagena Cómo Vamos, Cartagena colonial, Cartagena del mar, la fantástica, la mágica, cuantos adjetivos para mi ciudad que tiene mucha belleza, pero también muchos enemigos y el enemigo público número uno lo tiene en casa, y es sin duda la falta de educación cívica, especialmente en el tratamiento de la basura, basura que la está ahogando, y es por eso por lo que Alma de la Tierra de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en su escuela de verano ha organizado una expedición de 20 centennials, estudiantes de todo el país que han llegado a la ciudad para analizar y documentar el problema, y allí van en este bus que los lleva al foco de contaminación más evidente de Cartagena, que es el Mercado de Bazurto.

Bazurto fue creado el 22 de enero de 1978 y fue diseñado para albergar 1.200 puestos de trabajo y hoy alberga más de 35.000. Su desbordado crecimiento afecta negativamente su entorno. Dicho efecto se traduce en inseguridad, incremento del trabajo informal, insalubridad, daños al ecosistema, tráfico y malestar general de los habitantes del sector.

La jornada comenzó en el CAI de Bazurto y el primer impacto de los estudiantes fue la invasión metódica del espacio público, vendedores ambulantes que con pocas piezas de frutas se vuelven estacionarios y ocupan el espacio reservado a los carros y a las personas, causando trancones monumentales.

El plan de filmación prevé una serie de entrevistas a vendedores, compradores, funcionarios. Me impresiona la actitud positiva de los estudiantes que en todas las entrevistas están insistiendo sobre el concepto de la esperanza, la esperanza de mejorar que todos los entrevistados responden con un sentido de positivismo, pero con la desazón por el no trabajo de administraciones pasadas y presentes.

De las basuras desbordantes de Bazurto hacia dos proyectos turísticos esperanzadores, uno del famoso empresario Jean Claude Bessudo, que en la Isla de Barú construyó un hotel espectacular amigable con el medio ambiente. El otro, un proyecto de vida de unos jóvenes cartageneros que han creado una empresa turística, ‘Las Chambaculeras’, unas embarcaciones que navegan sobre la relimpia, realizada por voluntarios del Caño Juan Angola que por años ha sido el vertedero de basura de personas sin educación y de constructores que han invadido su cauce sin castigo.

Y del caño al océano, a las playas de Bocagrande, que reciben decenas de miles de visitantes y cartageneros cada fin de semana, y estos turistas y ciudadanos dejan todos los días toneladas de basura. Como decíamos el enemigo está en casa, porque nos enfrentamos al problema de la basura como si fuera de otros, cuando es solo y llanamente de nosotros mismos.

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