Editorial


Periodismo y redes

“La prensa y los periodistas tenemos el reto de defender y retomar valores que sustentan la profesión, tales como la verdad, la independencia (...)”.

En tiempos en que las redes sociales se abren espacio con productos que compiten con los medios tradicionales en la captura de audiencias ávidas de narrativas que privilegian el entretenimiento, la inmediatez sin mayor análisis, el escándalo sobre la temperancia y lo atractivo por encima de lo veraz, no resulta fácil escapar de las nuevas realidades, aparentemente inmanejables, en un mundo megaconectado, pero que no sabe qué es y qué no es verdad de entre todo lo que se difunde desde tantos flancos.

El daño que le ha hecho a la credibilidad del periodismo la enorme capacidad de esparcir noticias falsas con la apariencia de veracidad, y que cualquiera puede subir a redes que nadie gobierna, apenas comienza a avizorarse. Y no es fácil, en la medida que, a diferencia de lo que ocurrió hasta hace pocos años, ya no se espera a que los periodistas informen a través de medios tradicionales lo que está ocurriendo, sino que quien posea un smartphone, en tiempo real, tiene el potencial de transmitir un hecho de interés general, sin contar con una tarjeta que lo acredite como periodista, y sin la preparación profesional sobre los fundamentos ontológicos que guían el ejercicio de este noble oficio.

Y es peor cuando, también, sin las competencias y habilidades que se adquieren en la academia y en la práctica profesional, el usuario de redes le agrega, a los hechos, sus propias visiones, odios e intereses personales, con lo cual se tergiversan las realidades y se potencializa el daño contra la honra de las personas que se magnifica por el alcance casi infinito que tienen esos mensajes.

Pero la afectación a la dignidad de la profesión es infinitamente mayor cuando son los mismos periodistas o los medios quienes traicionan los principios fundantes de este oficio, generando pesadumbre en la medida en que el público termina por no creer en nada y en nadie.

Frente a todo ello, la prensa y los periodistas tenemos el reto de defender y retomar valores que sustentan la profesión, tales como la verdad, la independencia, la equidad y la imparcialidad, para que el público sepa que, en tiempos de tanta confusión, puede volver su mirada a los medios de comunicación, porque encontrará en estos el rigor necesario para escudriñar lo que hay detrás de las noticias, y para interpretarlas en su real contexto.

Estas fueron apenas algunas de las inspiradoras conclusiones que resultaron del XIV Seminario de Actualización Periodística celebrado ayer en la Universidad Tecnológica de Bolívar, en el que participaron maestros de la talla de Juan Gossain, Arritokieta Pimentel y Andrés Mompotes, entre otros grandes del periodismo local, quienes hicieron una formadora autocrítica que arrojó varias propuestas, como la de convocar a una Gran Alianza de Periodistas y Medios con el objeto de generar mecanismos que desvelen las falsedades que se esparcen de manera irresponsable en las redes, y para poner un sello que certifique la veracidad de una noticia que sea de interés general.

Una buena idea, que habrá que explorar.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS