Salud


Lecciones de un tiroteo escolar

El psiquiatra Christian Ayola compartió para El Universal un análisis a propósito del tiroteo que hubo en una escuela en Texas, en EE. UU., la semana pasada.

EL UNIVERSAL

06 de junio de 2022 02:00 PM

Especial de Christian Álvaro Ayola Gómez

Reina gran incertidumbre alrededor de las causas de los tiroteos escolares. Ordinariamente creemos que se trata de un problema exclusivo del pueblo norteamericano, signado por una cultura individualista y determinado por la segunda enmienda, (derecho constitucional a poseer y a portar armas). En realidad, son más frecuentes en Estados Unidos, pero se han registrado a lo largo del mundo entero, incluyendo países latinoamericanos.

Existen dos tipos de tiroteos masivos, los que ocurren en las escuelas, cuyas víctimas son infantes, y los que acontecen en diversos escenarios: aeropuertos, bares, restaurantes, supermercados, o durante espectáculos públicos; aunque desde la perspectiva de la conducta anormal, causalmente guardan relación, los segundos se diferencian por un mayor número de determinantes sociales.

Un episodio en esta ciudad, ignorado, pudo haber ocurrido durante La Cumbre de Países no Alineados en 1995. Un sargento activo, con estrés postraumático, agravado después de que le tocara desenterrar con sus manos a su amigo el sacerdote, Cirujano Arjona, de San Jacinto Bolívar, secuestrado y asesinado por el Eln, tenía planeado cometer una matanza, disparando a 20 Jefes de Estado, durante una sesión celebrada en el Centro de Convenciones, a donde había sido destinado, conformando el primer anillo de seguridad, detectado por el sistema de salud institucional, el ataque fue abortado y al suboficial enfermo se le prestó la atención requerida.

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muertos dejó el tiroteo en la escuela de Uvalde, Texas. Fueron 19 menores de edad y 2 profesoras.

En el 2017, en una ciudad vecina, una joven estudiante universitaria, con grave trastorno de la personalidad, había realizado la inteligencia preparatoria para cometer una masacre en un preescolar, semanas antes se había ofrecido como voluntaria, solo con el fin de estudiar el lugar, el arma en cuestión, en casa de su tío, una pistola con capacidad para 14 tiros a la que procuró tener acceso. En consulta de salud mental, su plan fue develado y desactivado, hoy esta persona, reintegrada socialmente, sigue en tratamiento psiquiátrico, y su idea inactiva.

Casi todo el enfoque para prevención de tiroteos masivos es dirigido a la prohibición de las armas de fuego, lo que a mi juicio constituye una visión reduccionista, y una medida inocua; de hecho, Colombia tiene 50 millones de habitantes y medio millón de armas legalmente registradas, cuyo porte está prohibido aún con permiso, pero circulan aproximadamente 2 millones de armas ilegales y todos los días se cometen asesinatos con ellas. Si en los Estados Unidos llegara a prosperar una derogación de la segunda enmienda, casi podríamos asegurar, que el próximo atentado se realizaría con armas obtenidas ilícitamente.

Tal vez la mayor prueba que las armas no son las que matan, si no las personas, es el ataque del 9/11/2001, cuando pasajeros y tripulación de cuatro aeronaves fueron sometidos con exactos, e instrumentalizadas, produjeron la muerte de 2.996 personas y heridas a 25 mil; o el atentado en el 2016, con un camión, en Niza, Francia, que dejó 86 muertos, y 400 heridos; o el de las Ramblas, Barcelona España, cuando arrollados intencionalmente con una furgoneta, perdieron la vida 17 personas y 131 resultaron heridas.

Para el psiquiatra Christian Ayola, “todo parece indicar que el problema no se puede simplificar al uso de las armas de fuego, y a su prohibición”.

Un ejercicio interesante resulta al comparar el ranking de posesión de armas por países, con sus tasas de violencia y homicidio, observamos claramente que no guardan relación. Estados Unidos es el país con más armas entre civiles, 90 armas de fuego por cada 100 habitantes. En Europa le siguen Austria, Alemania, Suiza, y Finlandia, en promedio 40 armas por 100 habitantes; Suiza con 8.5 millones de habitantes, y 2.5 millones de pistolas y rifles en manos privadas, cada joven después de hacer el servicio militar puede llevar el fusil a casa, tiene una tasa de homicidios de 0.5 por cien mil habitantes, solo 46 asesinatos en el 2019.

Sorprende el caso de Alemania, con 80 millones de personas y donde hay 25 millones de armas de fuego en manos de particulares, 30 por cada 100 habitantes, sin embargo, la policía alemana sólo disparó 85 balas en todo 2011, la mayoría al aire y sólo impactó a 6 delincuentes. Como señaló recientemente Martin Killias, experto en criminología de la Universidad de Lausana, al periódico ‘Le Temps’, la violencia armada y la posesión de armas de fuego no necesariamente van de la mano.

Todo parece indicar que el problema no se puede simplificar al uso de las armas de fuego, y a su prohibición. La prevención de los tiroteos escolares para su efectividad deberá tener un enfoque más amplio en temas de seguridad pública y prevención de salud mental; por ejemplo, la instalación de arcos de detección en los accesos a las escuelas, revisión aleatoria del morral, vigilancia por cámaras, puertas con control electrónico, sistemas de evacuación en ventanas, y simulacros de ataques.

El tema de la salud mental cobra vital importancia por ser susceptible de intervención, pero ni en los Estados Unidos, ni las entidades de salud local, le dan la verdadera importancia a la prevención, o no parecen tener una idea clara de cómo hacerlo. Además de garantizar acceso oportuno a la atención especializada, la consulta de psiquiatría realizada por médicos generales en algunas IPS y EPS debe condenarse. Como en los países desarrollados, el pensum formativo para médicos especialistas en psiquiatría, debe aumentarse a 4 años.

La falta de consistencia de los hogares, el alejamiento de los padres, la crianza delegada a sustitutos parentales que no suplen las necesidades psicológicas de menores, la segregación y el acoso escolar, son los factores que determinan los tiroteos escolares, pero suelen pasar desapercibidos por los docentes, como también su falta de preparación para presumir diagnósticos y hacer manejo diferencial en el aula, casos de Déficit de Atención, Trastornos del Espectro Autista, Depresión Infantil, secuelas de Trauma por negligencia o violencia intrafamiliar, consumo temprano de cannabis, que terminan complicándose con Trastorno Disocial o Estrés Postraumático, condiciones finales que conducen a los adolescentes a la ejecución de actos de crueldad.

La preparación a niños, padres y docentes, para informar oportunamente a las autoridades, cuando aparezcan señales en las redes sociales; avisos que las agencias de seguridad también deben tomar muy en serio, así como revisar sus respectivos protocolos de intervención.

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