Por envidia. A ese sentimiento le atribuye Irela Frías la muerte de su esposo Juan Carlos López de Ávila a mano de sicarios, el lunes en la noche.
El hecho ocurrió en el barrio
, a sólo dos cuadras de donde residía el comerciante, padre de tres hijos (de 7, 15 y 24 años) quien además era administrador de la cancha de sóftbol del barrio y coordinador de deportes de la
“Él trajo la niña del colegio a la casa y dijo que ya regresaba porque iba a hacer un chance en la tienda”, relató su compañera.
Poco después Irela Frías escuchó varios disparos, los que finalmente segaron la vida de su esposo, de 46 años.
Pese a la rapidez con que ocurrieron los hechos y la consternación generada entre quienes se encontraban cerca del lugar, algunos testigos trataron de reconstruir lo sucedido:
dijeron.
Residentes del sector trasladaron en taxi al hombre gravemente herido, hacia la
, en donde permaneció con vida hasta la 1 de la madrugada de ayer, pues los 4 impactos que recibió finalmente causaron muerte.
Algunos vecinos y familiares manifestaron estar perplejos con lo ocurrido, pues describen a López de Ávila como un hombre sociable y tranquilo.
“Él siempre se la pasaba de la casa al campo de sóftbol y del campo de sóftbol a la casa, ni siquiera tomaba”, afirmaron.
dijo su cónyugue.
Sin embargo, los parientes de la víctima se abstuvieron de dar más información porque “no queremos entorpecer las investigaciones que se adelantan”, dijeron.
En medio de los disparos Manuel Antonio Porto Martínez, Gustavo Cuadrado Ruiz de 70 años y José Luis Doria Cuadrado de 16 años resultaron heridos.
“Mi papá y mi sobrino estaban sentados en la terraza de la casa, y aunque todo pasó frente a nosotros, no pude ver nada, yo solo tenía cabeza para socorrer a mis familiares”, explicó un familiar de los heridos.
El hombre y el menor también fueron trasladados a una clínica para recibir atención médica y se encuentran estables.
De Manuel Antonio Porto se sabe que se encuentra en observación médica.