Sucesos


Crimen de médico en Turbaco: ¿Dos inocentes presos y el culpable libre?

En un principio se informó que la muerte de Harold Castillo habría sido en un acto de intolerancia, pero el motivo sería otro.

EDWIN TORRES PADRÓN

16 de marzo de 2022 12:00 AM

Esa tarde del sábado 12 de febrero, Deivis Caro Solano y José Miguel Aguilar Pérez se fueron a un potrero distante unos metros del sector Las Cocás, en Turbaco, a cazar pájaros. En una jaula tenían una pirra como señuelo y su única arma era un machete para cortar monte.

Casi a esa misma hora, 5:30 p. m., y a un kilómetro aproximadamente, en un camino que conduce al corregimiento de Cañaveral, el médico Harold Hernán Castillo Cruz salía de su finca en una zona conocida como Las Margaritas, que es un predio familiar. Castillo estaba encargado de la comercialización y venta del proyecto Altos de Zacatá, que está en esa zona. Lea aquí: Asesinan a médico en una finca de Turbaco

Ese día, cuenta su hermana María Angelina, el médico había permanecido toda la tarde en la sala de ventas que había destinado para comercializar el proyecto familiar. Como si se tratara de una trágica premonición, el vehículo de Castillo Cruz estaba averiado y por eso tuvo que caminar hacia una de las tres entradas con acceso a la finca. Estaba acompañado de su novia y de su escolta.

12 de febrero,
a las 5:30 de la tarde, ocurrió el homicidio del médico y exmilitar Harold Castillo Cruz en la puerta de su finca, en Turbaco.

Harold llegó a la entrada del predio para irse a casa en una moto con su jefe de seguridad. Su compañera haría lo mismo en otra moto cuyo conductor había sido contratado. Fue en esos momentos que ocurrió el asesinato. Tres balazos acabaron con la vida del médico pese a que lo llevaron rápidamente al Hospital de Turbaco. Le puede interesar: Capturados por asesinato de médico en Turbaco son enviados a la cárcel

Dos horas después, y justo donde aún estaban cazando pájaros, fueron capturados Deivis y José Aguilar. Un tercero que estaba con ellos corrió al ver a la Policía y les gritó a sus vecinos que hicieran lo mismo. Deivis, quien se dedica a la jardinería y tiene dos hijos, le dijo a José que no huyera, que el que “nada debe, nada teme”. Así recuerda Carmen que le dijo su hermano un día después de esa trágica tarde.

El domingo 13 de febrero, en un reporte preliminar, la Policía Metropolitana de Cartagena confirmó no solo que el homicidio del médico Castillo, de 61 años, fue en un acto de intolerancia, sino que los presuntos responsables habían sido capturados en una rápida acción operativa. Unos cinco días después, y luego de las audiencias concentradas, la Fiscalía informó que un juez de Garantías cobijó con medida de aseguramiento intramural a Caro Solano, de 38 años; y a Aguilar Pérez, de 32, por el delito de homicidio. Lea: Intolerancia y riñas han dejado 20 muertos este año en Cartagena

Las informaciones oficiales hasta el día de hoy indican que los dos ahora investigados habrían sido sorprendidos consumiendo alucinógenos y el médico les reclamó, lo que derivó en una discusión que terminó con la muerte de Harold Castillo.

Verdad inconclusa...

Deivis y José Miguel están encerrados en la Estación de Policía de Turbaco. En dos meses, sus abogados deben demostrar que son inocentes para que en una nueva audiencia no sean llevados a juicio.

Familiares de Deivis no solo aseguran que él y su amigo son inocentes, sino que hay pruebas y testimonios que lo verifican. Una mujer que esa tarde del 12 de febrero estaba en el potrero contó que cuando ocurrió el crimen los hoy procesados se encontraban cerca de ella cazando pájaros. Otra prueba que podría favorecer a los implicados es que a ninguno de los dos les hallaron un arma de fuego, solo la jaula que fue destrozada en la requisa y un machete. Ambos vestían ese día bermudas sin bolsillos.

Para María Angelina Castillo no hay duda que el crimen de su hermano no fue un acto de intolerancia sino que habría sido ordenado por un lío de tierras.

Aunque un testigo señaló a Deivis Caro y a José Aguilar como los presuntos autores del crimen, María Angelina Castillo tampoco cree que ellos sean los asesinos del médico. En una denuncia ante la Fiscalía 38 de Turbaco, la hermana de la víctima dice que han entregado versiones contradictorias sobre lo que sucedió.

“La compañera de mi hermana manifiesta que no hubo ningún acto de intolerancia previo que desencadenara el atentado criminal. Ella ni otra persona fue amenazada por los sujetos (capturados) y dice que no observó que estos estuvieran consumiendo alucinógenos al interior del predio; tanto es así que los asesinos accionaron sus armas en las afueras del predio, a una distancia de la reja de entrada de entre cuatro a cinco metros”, cuenta la hermana del médico asesinado.

Para María Angelina Castillo no hay duda que el crimen de su hermano no fue un acto de intolerancia sino que habría sido ordenado por un lío de tierras.

Médico y exmilitar

“Además de haber sido un buen médico, perteneció a las Fuerzas Armadas, cuyo arraigo institucional y constitucional le hizo dedicar parte de su vida (25 años) en defender las tierras que nuestro padre Víctor Castillo adquirió para la familia. Una dedicación exclusiva, dejando casi a un lado su vida familiar, su vida laboral”. Así describe María Angelina a su hermano Harold Castilla.

La mujer dice que llegará a lo último para encontrar la verdad. “Apelamos a las instancias pertinentes para que hagan su loable labor y para que detengan a los verdaderos asesinos de mi hermano. ¿Quién ordenó asesinar a mi hermano? ¿Quiénes son realmente los dos hombres que dispararon? ¿Por qué siguen dos personas inocentes en la cárcel?”, se pregunta María Angelina.

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