“¿Dónde están? Se debe luchar no solo contra la desaparición, sino contra la impunidad y el olvido. Si los olvidan, si los olvidamos, mueren. Exigimos una explicación”.
Desesperadas, abandonadas y con muchas ganas de conocer la verdad. Así dicen sentirse las esposas de los 10 tripulantes del Carmen I, el barco que desapareció hace exactamente siete meses en aguas del Mar Caribe, cuando iba de Colón (Panamá) a Puerto Bolívar (La Guajira) con mercancías de todo tipo, principalmente electrodomésticos.
Varias de ellas se reunieron ayer en la mañana en la sede de la Capitanía de Puerto, frente al Parque Centenario, para protestar y pedir pruebas de lo que les informaron el 26 de marzo. Esa vez les explicaron que la embarcación había naufragado.
“Hoy, siete meses después, seguimos en las mismas, no tenemos nada en concreto; estamos como cuando se desaparecieron. Así como me encuentro yo están varias de las esposas y otros familiares de la tripulación desaparecida”, anotó Yuranis Castellón, esposa del oficial del barco, el cartagenero Jonathan Villar Correa.
La mujer agrega que aún no han recibido respuesta por parte de la Capitanía de Puerto. “Eso es a lo que venimos a buscar, respuestas”, precisó. Yuranis le aseguró a El Universal que la empresa dueña del barco estuvo en contacto con ellos y suministrándoles recursos económicos desde la desaparición hasta el 5 julio.
“A partir de entonces, la empresa dejó su responsabilidad y es por que nos vemos en la obligación de venir a buscar respuestas, que nos escuchen, porque muchas de nosotros tenemos hijos pequeños y no podemos quedar a la deriva”, anota
Para Jonathan Villar, esposo de Yuranis, era apenas su segundo viaje en el Carmen I. Ella asegura que en el primer viaje, de La Guajira a Panamá, Jonathan le escribió por WhatsApp y le dijo que llegaron a tierra con algunos problemas en el cuarto de máquina, por la falla de una válvula, pero en el puerto de Colón la arreglaron y pudieron zarpar nuevamente aquella tarde del lunes 18 de enero.
El Universal conoció, sin embargo, que el carguero partió hacia La Guajira con cuatro problemas técnicos que quedaron consignados en la plataforma Equasis, que es una herramienta destinada a proporcionar información relacionada con la seguridad en barcos.
En esa plataforma quedó registrada la inspección que le realizaron al Carmen I en Panamá el 14 de enero, es decir, cuatro días antes de navegar. Allí quedó establecido que el barco fue enviado al mar pese a tener fallas en el cuarto de máquinas, en la carta de navegación, en la brújula y en las líneas de Francobordo.
Pastor Jaramillo Robles, abogado especializado en asuntos marítimos y apoderado de la familia del cartagenero Jonathan Villar, dice que la carga que transportaba el buque que era más de lo normal, estaba mal distribuida y al enfrentarse a unas pésimas condiciones meteomarinas eso pudo hacer que el barco perdiera estabilidad y terminara hundiéndose.
“En una primera audiencia, el armador dijo que se lo habían robado, pero eso es mentira. No aportó ninguna prueba. La única verdad es que ese barco estaba en mal estado”, señala Jaramillo.
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