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Los deseos de Gabo en los hombros de Jaime Abello

Desde la Fundación Gabo, Jaime Abello Banfi ha sido capaz de cumplir y mantener durante 25 años los deseos de Gabriel García Márquez.

GUSTAVO TATIS GUERRA

28 de junio de 2020 12:00 AM

No es fácil llevar sobre los hombros el legado descomunal del genio de Gabriel García Márquez (1927-2014), como lo ha hecho hasta ahora Jaime Abello Banfi al liderar la Fundación Gabo, que acaba de cumplir 25 años de historia.

Él me dice que lo que ha hecho es cumplir y mantener los deseos del escritor, fallecido en 2014, siendo fiel a conjunto de principios, valores y estilo delineados por el autor de Cien años de soledad.

Todo empezó aquel 28 de diciembre de 1983, cuando conoció al escritor en Barranquilla. Y García Márquez, al verlo, lo llamó en su dirección, señalando y moviendo su dedo índice: “Ven para acá. Tengo que hablar contigo. Te tengo de candidato para Focine”. Gabo, como le dicen sus más allegados, familiares y amigos, estaba abandonando la aventura de hacer el periódico El Otro y quería escuchar a Abello Banfi, quien había tenido una exitosa gerencia en Telecaribe. “Invítame a cenar”, le dijo. Abello quedó abrumado por aquel encuentro y aquella propuesta. Fueron a cenar en el Hotel El Prado... Gabo le había dicho que llevara a quien quisiera y Abello llevó al periodista Ernesto McCausland. Hasta este instante, la única relación que ambos habían tenido era que Gabo había estudiado en el Colegio San José con Aquileo Abello, tío de Jaime Abello. En el colegio, Gabo le escribió unos versos tuertolopezcos de la serie ‘Bobadas mías’: Aquileo Abello asegura/ que si le dan una vaca/ se morirá de gordura/ en el cafetal de Onaka. Gabo aludía la contextura recia del tío de Abello y la finca que tenía en el Magdalena, llamada Onaka. Gracias a esta memoria, Aquileo Abello se reencontró con su amigo de aulas en Barranquilla.

Lo que se conversó en la cena del Hotel El Prado fue el germen de la fundación que más tarde surgiría por iniciativa del escritor. Si ya no iba a hacer el periódico El Otro, su sueño era desarrollar una serie de talleres de periodismo y pensó en Jaime Abello Banfi para materalizarlo. Le propuso que trabajara en esa idea. Pasaron los años y la idea quedó allí, flotando, hasta que en 1994, en el Festival de Cine de Cartagena de Indias, Gabo volvió a encontrarse con Abello y le dijo que se sentaran de manera urgente a desarrollar la idea planteada en la cena de hacía años, y que le llevara algo escrito de un plan sobre los talleres de periodismo. Gabo quería que fuera al día siguiente. Abello le pidió dos días mínimo para elaborar ese plan. Se encontraron muy temprano en el Hotel Hilton, luego de sus cotidianas y terapéuticas jornadas de tenis, y Abello le mostró un esqueleto de lo que podría ser una agenda de talleres de periodismo.

La idea se maduró y estructuró como una fundación que irradiaría talleres de periodismo para toda América Latina. Y la experiencia cercana y exitosa era la Escuela de Cine San Antonio de los Baños, creada por Gabo en Cuba. Se replanteó el concepto de Iberoamericano y, finalmente, prevaleció el nombre de Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano. Fueron varias sesiones y encuentros hasta depurar estatutos, misión, visión y junta directiva. Jaime conserva cada documento desde aquel día e, incluso, guarda los papelitos en que escribía el mismo Gabo a medida que desarrollaban la idea. Y tiene la memoria y los documentos firmados en notaría de la creación de la fundación, presidida y liderada por García Márquez.

Los deseos de Gabo en los hombros de Jaime Abello

2010. Gabo y Mercedes con directivos, maestros y equipo de trabajo de la Fundación Gabo.//Foto: Cortesía.

Siete principios

La fundación tiene como misión “promover un mejor periodismo y el estímulo de la creatividad, con énfasis en el método de taller y en la memoria del fundador Gabriel García Márquez”. Su visión: “En 2020, la Fundación Gabo será una organización sostenible con alto impacto y reputación, que habrá contribuido a revalorizar la función democrática del buen periodismo y a impulsar el legado en movimiento de Gabriel García Márquez para fortalecer la ciudadanía en los países iberoamericanos”.

Sus principios son siete: excelencia, independencia, respeto, innovación, colaboración, comunicación y cheveridad. Este último es la capacidad de trabajar en “camaradería, buen humor, espíritu festivo, para asumir retos con optimismo, transmitiendo empatía hacia todos los grupos de interés en los países iberoamericanos y del Caribe”.

Las acciones que ha desarrollado la fundación han tenido siempre, según Abello, el sello que directa y personalmente le imprimió su fundador. En los primeros veinte años, Gabo tuvo una participación muy intensa en los actos, encuentros periódicos de la junta directiva. Los últimos años de su vida, por razones de salud, ya no estaba presente en persona, pero Abello lo visitaba personalmente en México para contarle cómo caminaba la fundación.

Los deseos de Gabo en los hombros de Jaime Abello

Jaime Abello Banfi, Gabo y periodistas/talleristas en la sede de la Fundación, 2007. En el centro la periodista Patricia Nieto.//Foto: Cortesía.

Gabo, el periodista

Uno de los últimos proyectos que él aprobó y presenció fue la edición del libro Gabo periodista (2012), que reúne sus textos de no ficción. La frase que ilumina ese libro es una confesión suya de 1991 a Darío Arismendi: “Soy un periodista, fundamentalmente. Toda la vida he sido periodista. Mis libros son libros de periodista, aunque se vea poco. Pero esos libros tienen una cantidad de investigación y de comprobación de datos y de rigor histórico, de fidelidad a los hechos, que en el fondo son grandes reportajes novelados o fantásticos, pero el método de investigación y de manejo de la información y los hechos es de periodista”.

Además de esta antología periodística, la fundación promueve la lectura de Relato de un náufrago (1955), Noticia de un secuestro (1996), Notas de prensa (1980-1984) y el libro de memorias del escritor, Vivir para contarla (2002), entre otros textos de no ficción, pero que están escritos con la maestría del gran escritor de ficciones.

Los cuatro nombres

La Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano se legalizó con ese nombre en 1995, pero luego, para acortar el nombre y ser más prácticos, se redujo a una sigla de cuatro letras, reduciendo el nombre a Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), más adelante, se cambió la razón social por Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, hasta cohesionarlo y sintetizarlo en Fundación Gabo. Tanto la esposa del escritor, Mercedes Barcha, y sus hijos, Rodrigo y Gonzalo García Barcha, forman parte de la junta directiva de la fundación. (Lea aquí: FNPI ahora se llama Fundación Gabo)

“La fundación es cuidadosa con el legado del escritor. Gabo nos dio la licencia de su nombre para la fundación. Me dijo: ‘Actúa con libertad, pero nunca te equivoques’. No podemos traicionar esa confianza...”

Centro Gabo

Desde 2016 la fundación empezó a recopilar todas las entrevistas escritas, radiales y televisivas que a lo largo de sus 87 años le hicieron al Premio Nobel Gabriel García Márquez, en un empeño por integrar el pensamiento del escritor y perpetuar el legado de su obra narrativa de ficción y de no ficción. La fundación se ramificó en varios frentes: Premio Gabo, Fiesta Gabo, Centro Gabo, Árbol Gabo, y todos abordan tres grandes ejes: Periodismo, Educación y Cultura.

El Árbol Gabo abarca la historia personal del escritor, la herencia del contador de historias, el ciudadano, el emprendedor y el educador. En suma, sus ideas en orden y en distintas dimensiones, como el creador integral de crónicas, cuentos, novelas, el guionista de cine, el defensor de derechos humanos, el creador de la Escuela de Cine en San Antonio de los Baños, el columnista político, etc.

El Centro Gabo, por su parte, aglutina además todos los documentos de no ficción, el conocimiento personal del escritor como fuente activa de inspiración para generaciones presentes y futuras, catalogación de documentos significativos de su vida en distintas dimensiones, lo que propicia nuevas agendas de trabajo en la fundación que está integrada por 35 personas que trabajan tiempo completo y, en cuyos nodos de redes, participan miles de personas en el mundo. (Le puede interesar: Centro Gabo crea sitio para acercar a los niños al universo mágico del nobel)

El nombre del genio

“La Fundación Gabo es una organización pertinente, sostenible, seria y alegre a la vez. Seguimos la creencia de su fundador de que “lo mejor es lo que pasa”. No asumimos la fundación como una iglesia que idolatra al escritor. No. La fundación es cuidadosa con el legado del escritor. Gabo nos dio la licencia de su nombre para la fundación. Me dijo: ‘Actúa con libertad, pero nunca te equivoques’. No podemos traicionar esa confianza y por eso cada paso lo hacemos con toda la devoción, la precaución, la responsabilidad y el conocimiento de llevar fielmente su nombre y su pensamiento. La fundación es un punto de partida, no un punto de cierre”, dice Jaime.

Los deseos de Gabo en los hombros de Jaime Abello

Jaime Abello Banfi, José Salgar y Gabo en la sede de la Fundación, 2007.//Foto: Cortesía.

El futuro es ya

Después de 25 años de la Fundación Gabo, que ha impactado en el mundo, “los otros 25 años que siguen mirarán más hacia Cartagena de Indias”, dice Jaime Abello. La fundación tiene dos oficinas. Una sede en la Calle San Juan de Dios, calle donde empezó su vida periodística Gabo en El Universal en 1948, y la otra oficina está en La Matuna.

Han estado tras una sede para el Centro Gabo, que inicialmente hubo un ofrecimiento del Palacio de la Proclamación, pero esa oferta no se materializó. La fundación está trabajando en la ciudad y sus aliados son el Ministerio de Cultura, el IPCC, la Gobernación de Bolívar, y otros de diversos sectores. El Centro Gabo promueve el semillero de nuevos cronistas en su programa ‘Cronicando’. Considera que García Márquez es un referente de identidad y orgullo en el Caribe y en el país, y un inspirador para aquellos que eligen el periodismo como lo asumió el escritor: como un servicio público, convocador de nuevas audiencias y herramienta para conocer las nuevas realidades que vivimos.

La fundación, además, trabaja en las Rutas de Gabo en Cartagena, Sucre, Aracataca, entre otros, que buscan articular proyectos de periodismo cultural y turismo en la región.

Epílogo

Una sorpresa que presentará la Fundación Gabo en el segundo semestre de 2020: el libro Médicos y medicina en la obra de Gabriel García Márquez, de Juan Valentín Fernández de la Gala, profesor de historia de la Medicina y Enfermería de la Universidad de Cádiz, un complejo estudio de más de 600 páginas.

Jaime Abello tiene más cosas que contar. Muchos episodios con García Márquez y demasiados proyectos en su fundación. Pero ahora me dice que está releyendo una de las novelas preferidas de Gabo: El amor en los tiempos del cólera y ha vuelto a leer en esta cuarentena Cien años de soledad.

Al reencontrarse en Monterrey, en 2008, García Márquez dijo a Jaime una frase que se ha convertido en un destino personal: “Y pensar que todo estaba en nuestra imaginación”.

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