Observaciones con el telescopio espacial James Webb han revelado una “enorme columna” de vapor expulsada al espacio desde la luna helada de Saturno, Encélado. El hallazgo se produjo en noviembre de 2022 y ha sido presentado recientemente en una conferencia en el Space Telescope Science Institute en Baltimore.
La enorme nube acuosa que sale a borbotones de Encélado “podría llevar los ingredientes para la vida más lejos en el espacio de lo que se sabía anteriormente”, explica Nature. Lea: ¿Qué es la línea de hollín? La nueva clave para encontrar nuevos planetas
Esta no es la primera vez que los científicos ven a Encélado arrojar agua, pero la perspectiva más amplia y la mayor sensibilidad del nuevo telescopio mostraron que los chorros de vapor se disparan mucho más lejos en el espacio de lo que se creía anteriormente, muchas veces más profundo, de hecho, que el ancho de Encelado en sí mismo. (Encélado tiene un diámetro de aproximadamente 313 millas o 504 kilómetros).
El análisis reveló que los chorros contenían metano, dióxido de carbono y amoníaco, moléculas orgánicas que contienen componentes químicos necesarios para el desarrollo de la vida. Incluso es posible que algunos de estos gases fueran producidos por la vida misma, expulsando metano en las profundidades de la superficie de Encélado, planteó un equipo internacional de investigadores en una investigación publicada el año pasado en The Planetary Science Journal. Lea: El último hallazgo del Hubble: una galaxia que sobrevive en un “infierno”
El agua es otra pieza de evidencia en el caso de una posible vida en Encélado. La luna está totalmente incrustada en una gruesa capa de hielo de agua, pero las mediciones de la rotación del cuerpo celeste sugieren que un vasto océano está escondido debajo de esa corteza congelada.
Los científicos creen que los chorros de agua detectados por JWST y Cassini provienen de respiraderos hidrotermales en el fondo del océano, una hipótesis respaldada por la presencia de sílice, un ingrediente común en las cortezas planetarias, en las columnas de vapor, informa Space.
Los científicos de la NASA están discutiendo futuras misiones de regreso para buscar signos de vida en Encélado. El Enceladus Orbilander propuesto orbitaría la luna durante unos seis meses, volando a través de sus columnas de agua y recolectando muestras. Luego, la nave espacial se convertiría en un módulo de aterrizaje, descendiendo sobre la superficie de la luna helada.
Orbilander llevaría instrumentos para pesar y analizar moléculas, así como un secuenciador de ADN y un microscopio. Cámaras, radiosondas y láseres escanearían remotamente la superficie de la luna, informa The Planetary Society. Lea: Corea del Sur da rienda suelta a su campaña por llegar a la Luna en 2031
Otra misión propuesta consiste en enviar un “robot serpiente” autónomo a las profundidades acuáticas debajo de la superficie de Encélado. El robot, apodado Exobiology Extant Life Surveyor, cuenta con cámaras en su cabeza para ayudarlo a navegar por el entorno desconocido del fondo del océano bajo el suelo de esta luna.
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