El viernes, 16 de febrero de 1962, la portada del diario El Universal abría con una fotografía del duque Felipe de Edimburgo, que había llegado el día anterior a Colombia como parte de una gira por América.
“Diversos agasajos ayer en Bogotá al príncipe Felipe”, titulaba una nota, en la que se destacaba la agenda del miembro de la realeza británica, que por supuesto incluyó un encuentro con el entonces presidente Alberto Lleras Camargo.
Ese mismo día, el príncipe llegó a Cartagena. “A su arribo al aeropuerto de Crespo, su alteza real, el príncipe Felipe de Edimburgo recibió los honores de las Fuerzas Armadas colombianas”, dice la descripción de una foto en la que Felipe camina al lado del entonces comandante general de la Armada, contralmirante Augusto Porto Herrera, y de otro alto oficial.
Y fue precisamente el contralmirante Porto quien protagonizó, por supuesto junto a Felipe, una anécdota en nuestra ciudad, que Augusto Porto Arrázola (hijo del contralmirante Porto Herrera) recuerda hoy, tras la muerte del príncipe de Edimburgo.
“En 1962, siendo mi papá comandante de la Armada, vino a Colombia el príncipe Felipe como parte de una gira por América. Como venía como oficial naval de la Marina británica, mi papá fue el anfitrión en Cartagena. Ambos recorrieron la ciudad en un carro descapotable. Terminada la visita, un periodista del Times, de Londres, le hizo una entrevista a mi papá y, dada la fama de rumbero y buena vida del príncipe, le hizo una pregunta capciosa: ‘¿Cómo fue el comportamiento del príncipe?’, a lo que mi papá le contestó, ‘Like a prince’. Esto llegó a oídos del Palacio de Buckingham, así que el lord Chamberlain, que manejaba los asuntos de la Corona, le mandó un mensaje con sus agradecimientos y nombrándolo ‘Amigo de la Corona’”. (Le puede interesar: El duque de Edimburgo: sus memorables y sonrojantes deslices verbales)
Más de la visita a Cartagena
En la edición del 17 de febrero de 1962, El Universal cuenta que el príncipe Felipe llegó a Cartagena “poco antes de las doce del día” procedente de Bogotá acompañado por “su comitiva oficial y del embajador de Colombia en Londres, doctor Virgilio Barco; del comandante de la Armada, Augusto Porto Herrera, y del jefe de protocolo, señor Manrique Álvarez (...) El avión real tenía acondicionada una sirena que comenzó a funcionar en alto volumen, desde que el aparato voló sobre tierra cartagenera”.
Además de las autoridades que recibirían al príncipe, en el aeropuerto lo esperaban decenas de curiosos que deseaban conocer al esposo de la reina Isabel II de Inglaterra. De ahí, Felipe subió en un convertible azul y llegó hasta el Centro Histórico de la ciudad, también recorrió el Castillo de San Felipe, la Base Naval, el Club Naval, donde almorzó. A las tres de esa misma tarde, Felipe se devolvió a Bogotá. (Lea además: Gran Bretaña, de luto por la muerte del príncipe Felipe)
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