Cultural


Pensador francés Édgar Morin celebra cien años

Es considerado uno de los grandes pensadores franceses de nuestro tiempo y acaba de celebrar sus cien años, con la mirada fresca, perpleja y creativa.

GUSTAVO TATIS GUERRA

30 de agosto de 2021 12:09 PM

Recuerdo a Óscar Collazos brindándole agua de coco, en Cartagena, al pensador francés Édgar Morin, quien acaba de celebrar sus cien años de edad, lleno de vitalidad, lucidez e ingenio creativo. Los dos miraron el agua que salía de los ojos oscuros del coco y Óscar recordó el aforismo popular del Caribe, y le dijo: “Maestro, usted sabe por dónde le entra el agua al coco”.

Un hombre como Édgar Morin, consagrado al arte de pensar, hijo de la herencia cultural francesa en rebeldía con los cartesianismos ortodoxos, solo sonrió y dijo: “El agua del coco es la misma del río de Heráclito. Nadie se bebe dos veces la misma agua del coco”. Y los dos se bañaron de felicidad, coco en mano, en el agua dulce para seguir hablando de lo divino y humano del Caribe. Es imposible comprender la cultura francesa sin conocer a Descartes o a Rabelais. Los dos están en extremos opuestos: la desmesura de pensar que los caminos de la razón no se entrecruzan con los caminos del corazón, y la de pensar que la imaginación también desmesurada es la apuesta a una ventana distinta hacia otra forma de conocimiento.

2009
es el año en el que Édgar Morín visitó a Cartagena.

En aquel instante, en Cartagena, ocurrieron cosas maravillosas y felices, como nombrar al genio de Aracataca, y una legión de jóvenes universitarios bajo la sabia presencia de Patricia Martínez, su rectora, le entregara a Morin un sombrero vueltiao, tejido por los antiguos indígenas zenúes para tejer la memoria antediluviana en las cintas livianas de la caña flecha, con más de setecientos años de historia. (También le puede interesar: El pensador francés Edgar Morin en Cartagena)

Édgar Morin celebró en su peregrinaje por Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Bogotá y Medellín; así como sus ochenta años; recibió la Cruz de Boyacá, el Doctorado Honoris Causa en Ciencias de la Educación de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, bailó en el bar La Cueva, recorrió la Quinta de San Pedro Alejandrino, evocó y celebró el pensamiento unificador del continente del general Simón Bolívar, habló de Descartes y el destino de la educación en un mundo globalizado, aludió su libro Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, adoptado por la Unesco y publicado por Editorial Magisterio como texto de estudio en universidades colombianas, y compartió su sabiduría y saberes como pensador y cineasta con intelectuales del país y estudiantes sedientos de encontrar en la memoria ancestral la claridad para descifrar los laberintos tormentosos del presente. A medida que avanzaba la noche, como si le diera vueltas al sombrero, el invitado estelar embrujaba a su audiencia con el esplendor de su pensamiento. (También le puede interesar: Edgar Morin hablará sobre ética y pensamiento en Bogotá)

Señales

Édgar Morin dijo en su visita en 2009 que la muerte de su madre, cuando él tenía diez años, había sido el acontecimiento “más terrible” de su vida. También se refirió a su experiencia en la Segunda Guerra Mundial, cuando formó parte de la resistencia francesa, enfrentado al nazismo, en donde vio acribillados a varios amigos. “Para vivir es necesario asumir el riesgo de enfrentar la muerte”, insistió en Cartagena. Y se preguntó: “¿Qué es la muerte para el hombre, para cada uno de nosotros?”. Jorge Emilio Sierra Montoya acaba de publicar un libro ‘Tras la memoria de Édgar Morin’, que recoge estos recuerdos.

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