Noilis Torregloza Herrera, una cañaveralera que desde hace cerca de 25 años hace bollos para venderlos en Cartagena, ha visto con sorpresa como el bulto de maíz verde, base de sus bollos de mazorca, ha duplicado su precio en solo dos años, en medio de la pandemia. (Lea aquí: Natalie vende bollos y quiere estudiar mercadeo y ventas).
Sus clientes, habitantes de barrios como Zaragocilla, Los Calamares y Nuevo Bosque, en Cartagena, se disputan los hasta 150 bollos que Noilis les ofrece cada martes, jueves, sábados y domingos. Y es que el bollo de mazorca es de los productos que no fallan en la mesa de los cartageneros y costeños, acompañado con suero, queso, chicharrón, huevo o carne, cuando se puede comprar; o simplemente solo, eso sí, no puede faltar el café con leche para pasarlo.
Gustavo Madero, comercializador de maíz del norte de Bolívar
Ese menú ya empieza a desaparecer en muchos hogares porque buena parte de los cultivos de maíz en el norte de Bolívar se inundaron y la producción del cereal escasea. Así lo confirman los comerciantes de Bazurto donde normalmente cada lunes, martes y viernes llegaban 600 o 700 bultos de maíz y en esta época solo están llegando entre 150 y 200 bultos y se venden a los comerciantes entre $75 mil y $80 mil cada bulto. La mayor parte del maíz que surte a Bazurto proviene de los Montes de María, en especial de Marialabaja.
Los bollos de Noilis se vendían antes de pandemia a $1.000, durante la pandemia a $1.200 y ahora está en $1.500 en medio de la escasez de maíz por las inundaciones aún mantiene ese precio, pero la presión del mercado amenaza con elevar su valor a $2.000 o disminuir su tamaño.
¿Pero qué pasa con los precios? Gustavo Madero, un comprador de maíz en las fincas de Arjona, Marialabaja y San Onofre, compra el bulto en el propio campo a $50 mil o 60 mil pesos, pero advierte que sus vendedores este año tienen menos que ofrecer por culpa de la lluvia.
Su majestad el bollo de mazorca sigue vigente, pero las inundaciones, el costo de los fertilizantes y la inflación lo alejan cada vez más de la mesa de los hogares.
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