El año pasado, Sophia, la robot humanoide de Hanson Robotics estuvo en Cartagena para el cierre de Andicom. La respuesta que dio a la audiencia en ese entonces sigue resonando en mi cabeza y su significado no deja de ser importante para nuestro camino a seguir como especie en el intrincado mapa evolutivo de nuestra existencia como seres humanos. Una respuesta muy práctica para una de las grandes preguntas que siempre han ocupado a la filosofía: ¿Hacia dónde vamos?
“A mi me encanta que a veces los humanos sean irracionales, los robots podemos aprender mucho de eso. Claro está que la racionalidad tiene sus beneficios pero los actos de espontaneidad como la creatividad y buenos chistes son maravillosos porque no son exactamente racionales”, contestó Sophia a una pregunta del público.
Cuando Sophia dice “a mi me encanta que a veces los humanos sean irracionales, los robots podemos aprender mucho de eso” quiere decir que reconoce el valor e importancia de la imperfección de los humanos para la evolución de su especie.
Me encantaría darle el crédito a Sophia por esta respuesta pero esta vez fue la misma humanidad la que inspiró esta respuesta de la robot. El concepto que nos atañe se remonta al filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien intenta explicar su visión sobre el progreso. Para Hegel, el conflicto es una parte fundamental para el desarrollo de la humanidad.
Hegel explica que todo desarrollo, desde el descubrimiento del fuego hasta el último dispositivo o el papel donde estás leyendo esta columna, es el resultado de dos fuerzas que colisionan y crean algo nuevo. Esto es lo que se conoce como la dialéctica de Hegel pero de manera muy resumida.
Esta dialéctica se basa en la creencia de que el mundo se mueve bajo principios racionales y que la verdadera naturaleza de la realidad se puede conocer. En este caso Sophia vendría siendo la representación de esa realidad racional que también tiene sus limitaciones de perspectiva. Los seres humanos representamos una imperfección con limitaciones de perspectiva que no nos permiten entender el mundo como tal vez pueda hacerlo Sophia con toda la capacidad de procesamiento que tiene disponible en sus circuitos.
Para facilitar la lectura, miremos la dialéctica de Hegel como una discusión entre dos personas. Ángela tiene un argumento (tesis) y Donaldo otro (antítesis). Una vez Ángela y Donaldo entran en discusión (conflicto) podrían llegar a un acuerdo y una vez esto sucede, ambos han creado un nuevo (y en ocasiones mejor) argumento (síntesis) que el que cada uno tenía como individuo. Sin embargo, es importante anotar que para Hegel no es tan sencillo porque su dialéctica es el mecanismo principal que dirige el progreso humano tanto a nivel individual como colectivo.
En toda la perfección que Sophia (o cualquiera de sus subsecuentes desarrollos) representa, esta respuesta tiene un trasfondo mucho más importante y es el hecho de que reconoce que en su estado actual carece de uno de los procesos más básicos e inherentes en todo organismo viviente: la imperfección. Ese estado de prueba y error es impredecible y potencia nuestros conocimientos y aprendizaje rompiendo las barreras de lo que conocemos como realidad.
En un mundo donde nos pintan a los robots como fuerzas que si se vuelven demasiados autómatas se convertirían en amenazas para nuestra humanidad, Sophia propone algo mucho más interesante (o inquietante para muchos) y es una fusión entre las grandes capacidades de los robots y la preciada impredecibilidad que los humanos usamos para aprender y empujar el desarrollo.
A este punto pareciera que estoy hablando de que los robots son predecibles y en esencia lo son. Estamos hablando de algoritmos que siguen una secuencia lógica de aprendizaje (que pueden dar resultados aparentemente impredecibles pero si se analizan eran predecibles desde el principio) pero a nosotros nos definen asuntos mucho más complejos como nuestros recuerdos, cultura, la información milenaria contenida en nuestro ADN, nuestra personalidad, entre otros muchos elementos que nos constituyen en una raza de seres vivientes única.
El resultado ideal de dos fuerzas tan diferentes como los robots y los humanos es la hibridación. Una especie completamente nueva con lo mejor de cada uno. Para muchos esto sonará muy apocalíptico pero de hecho podría ser lo mejor que le pase a la especie humana y de hecho ya está pasando...
Pregúntate cuántos conocidos o familiares tienen un dispositivo médico de cualquier clase: un marcapasos, una prótesis de extremidad o un auricular para escuchar mejor. Pregúntate ¿cuánto tiempo pasará hasta que el 80% de nuestro cuerpo deje de ser orgánico? O mejor aún... ¿estamos preparados para crear una especie nueva, resultado de los humanos y los robots?
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