Pa’lante chamos y chamas


La lucha de Luis Perales: un chef que sacó adelante su familia

Luis Perales ha sido policía, guardián de cárcel, ha enfrentado la dura realidad de su país, del que tuvo que salir para buscar un nuevo porvenir.

DIEGO ALONSO ROSALES NEGRETE

02 de noviembre de 2023 10:23 AM

La vida da muchas vueltas. Un día estás disfrutando de tu trabajo, familia y tierra natal, y, al otro, te encuentras en un país desconocido luchando cada minuto del día por sobrevivir y sacar a tus hijos adelante.

Así podría resumirse la historia de Luis Perales, migrante venezolano de 46 años, que llegó a Colombia huyendo de la violencia, la pobreza y el hambre en Venezuela. Su testimonio es muestra de superación y constante lucha.

Todo comenzó en 2016. Luis Perales había estudiado cocina y era un chef establecido dentro de su comunidad, pero decidió aventurarse en un trabajo con el que generara más ingresos para su familia y así se convirtió, primero en policía y, posteriormente, en guardia penitenciario de una cárcel de Caracas. Lee también: Ayudas para colombianos retornados, una oportunidad para volver a empezar

La decisión tuvo puntos buenos y malos: por un lado tenía buenos ingresos, pero, por otro, se exponía a grandes peligros y malas condiciones dentro de la cárcel donde trabajaba. “Si se formaba un motín, debíamos encerrarnos durante días con los presos, comiendo lo mismo que ellos, durmiendo en las mismas celdas que ellos y, sobre todo, manteniéndonos atentos a cualquier posible ataque que quisieran realizarnos”, cuenta Luis.

Fuera de su trabajo, los peligros también se presentaban. La situación del país disparó los índices de violencia y la zona donde vivía en el estado Miranda, urbanización Barlovento, un barrio frecuentado por otros policías, comenzó a ser vandalizado y atacado constantemente por delincuentes, quienes, incluso, “entraban a las casas a asesinar policías”, refiere.

“Con la situación tan descontrolada no podía quedarme ahí, mi hija era pequeña y la exponía a situaciones muy peligrosas”

Luis Perales

En ese momento, abandonó su casa por primera vez, buscó un barrio más seguro, dejó la Policía y abrió una panadería con la que pudo mantener a su familia y desarrollar su profesión de chef. Sin embargo, cuando todo parecía estabilizarse, la situación del país empeoró y tomó la decisión de migrar.

¿Cómo comenzó de cero?

2018. Luis cerró su panadería, recogió un par de maletas, reunió 60 dólares, organizó sus papeles y, con su esposa e hija, dejó Venezuela. Al llegar a Colombia buscó una ciudad con clima cálido y se asentó en Cartagena.

“Las dos primeras semanas fueron las más duras, porque no tenía un lugar dónde quedarme”, comenta Luis, a quien le robaron su dinero y tuvo que dormir en el suelo varios días.

Sin perder la esperanza, siguió buscando trabajo estable y como llegó a Colombia con pasaporte y papeles al día, no fue una tarea tan complicada. Al cabo de dos semanas se empleó como preparador de catering en un restaurante, hecho que, unido a sus estudios de cocina, le sirvieron para convertirse en el chef principal del restaurante.

Con ingresos estables, pudo arrendar una vivienda en el barrio La María y mantener a su creciente familia, pues unos meses después de llegar a la ciudad, su esposa tuvo a su segundo hijo quien, además de ser una bendición, se convirtió en una motivación para seguir luchando.

Las cosas mejoraron pues, en 2020, su hija recibió el Permiso de Protección Temporal, y pudo entrar al colegio. Además, su esposa logró superar un estado de tristeza por dejar su tierra y empezó a disfrutar de su estancia en Colombia, sin embargo, la vida una vez más les pondría un obstáculo en el camino: La COVID-19.

Luis y su esposa venden jabones artesanales y sales hidratantes. //Foto: Redes sociales
Luis y su esposa venden jabones artesanales y sales hidratantes. //Foto: Redes sociales

Dispuesto a luchar

“Cuando la pandemia llegó fue como si tuviera que empezar de cero una vez más”, cuenta Luis, quien tuvo que crear dos emprendimientos en su propia casa para enfrentar esta nueva crisis.

Uno de ellos fue su propio restaurante a domicilio, que llamó ‘Fronteras’ y en el que vendía comida venezolana y colombiana, pero, por falta de tiempo y clientes, decidió cerrarlo para enfocarse en el segundo emprendimiento, donde vende jabones artesanales y sales hidratantes.

Luis espera seguir sacando adelante a su familia y, aunque agradece la forma en que Colombia lo recibió, no descarta la posibilidad de aventurarse hacia tierras más lejanas, siempre y cuando vaya acompañado de su familia, porque como él mismo afirma “mi historia no fuera nada sin mi familia, de hecho, mi historia es mi familia”. Lee también: Yamile busca a su hermano y quiere recuperar a sus sobrinos

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