Política


“La Contraloría está en una situación deplorable”: Contralor distrital

Juan Luis Guerra escribiría una canción con las graves situaciones que Miguel Martínez denunció, y que serían resultado de presuntas “malandrinadas”, según él.

Juan Luis Guerra describió en una canción a un hospital sin luz para los electrocardiogramas, sin médicos, sin anestesia, sin pinzas y donde el alcohol se lo bebieron. Una situación similar fue la que encontró, según expuso, Miguel Martínez Coronado al tomar el mando en la Contraloría Distrital, en calidad de encargado. (Lea: Siete años de crisis institucional en la Contraloría Distrital de Cartagena)

En El Niágara en bicicleta el suero fue usado para endulzar el café; en la Contraloría, el presupuesto para gastos logísticos, denunció el contralor, se volvió costumbre el usarlo para el pago de honorarios a trabajadores con OPS. Actualmente, la entidad no tiene vigilancia privada ni vehículos oficiales y sacar una impresión o una copia es un periplo, ante la falta de impresoras, tinta y papel.

La respuesta al Concejo

En la sesión del Concejo Distrital del pasado viernes 19 de agosto, el cabildante de Cambio Radical, Wilson Toncel, denunció que en la Contraloría de Cartagena se estaba fraguando un plan para boicotear los procesos relacionados con el ente de control. “El concejal indicó que se estaba urdiendo una treta maquiavélica de abrir procesos fiscales a su persona y a Lewis Montero para impedir que tuvieran voz y voto en cuestiones tales como la elección del contralor titular, que en estos momentos se surte, o que pudieran ser recusados. Inmediatamente actúo e investigo la veracidad de esa información, en la oficina de Responsabilidad Fiscal de la Contraloría, para evitar que esta entidad sea usada como un arma política”, aseveró Martínez.

Y aseguró: “Todo esto como parte de la reinvención que busco implementar en la Contraloría. Acá la imparcialidad y la tranquilidad que quiero que la ciudad tenga se debe demostrar con hechos, por lo que de inmediato solicité toda la información relacionada a la Oficina de Responsabilidad Fiscal, ese mismo viernes”.

Martínez requirió a todos los profesionales de esa oficina que acreditaran si se estaba cursando alguna investigación, quienes respondieron que no había ningún proceso contra Toncel o Montero. “Tengo todo documentado para evitar que en el futuro aparezca un proceso sorpresa contra los dos concejales, anterior a la fecha mencionada. La opinión pública debe conocer cómo se surtirán los procesos de ahora en adelante y que se acabe la parcialidad”, estableció el contralor.

Y subrayó: “Acá debe combatirse el doble rasero con objetividad. Pueden esperar que no habrá ese ‘metro de caucho’ que para algunos se estira y para otros se encoge. ¿Quién controla al controlador?; si la sal se corrompe, ¿quién sala la sal? Mientras Miguel Martínez Coronado sea contralor encargado se acabará que la justicia sea un juguete”.

El contralor aseguró que su cruzada por la transparencia será técnica y no será una inquisición laboral. “Mi talante no es de perseguidor y así me comprometí con los empleados. Lo único que he advertido es que no voy a acolitar sinvergüenzuras y malandrinadas, como dice el alcalde Dau, en la entidad; por ende, quien se aparte de la imparcialidad, en juicios exprés, auditorías aletargadas, presiones o ausencias laborales, será relegado.

Hay denuncias de que la política tiene capturada a la Contraloría, ¿usted es una ficha del concejal Luis Cassiani?

“Llevo más de 15 años siendo un tecnócrata y no un burócrata. Quienes me conocen saben que mi labor como profesional, en el sector público y en el privado, la he labrado por mi formación académica como abogado especializado y candidato a magíster en contratación pública, y no por ‘recomendaciones’ o favores políticos. En la Contraloría estoy al servicio de la ciudadanía y no de ninguna casa política o dirigente. No tengo ningún vínculo con algún concejal”.

La Contraloría, sin vigilantes ni papel

Martínez indicó que al posesionarse de su cargo se reunió con los sindicatos de la Contraloría para tener una radiografía de la entidad. “Ellos acusaron que por malos manejos la entidad está en crisis. Luego, al reunirme con el contador y la tesorera del departamento administrativo y financiero denoto que hay un rezago, resultado de estar ‘echándole tierrita al presupuesto’. Se pagan procesos con la vigencia futura, empeñando los recursos que aún no se tienen para tapar los huecos del pasado y del presente”, precisó el contralor

Una de las más grandes preocupaciones de los trabajadores de la entidad es que no se les paguen los salarios de noviembre, diciembre y enero, por cuenta del déficit derivado de la posible mala gestión.

“¿Qué acciones aplicaré ante ese lamentable panorama? Hay unos recursos reincorporados y aprobados al presupuesto que se usarán para dignificar a esta entidad. Los trabajadores me manifestaron que pretendían tomar esos $435 millones para contratar OPS, en desmedro de una sede sin papel ni vigilantes”, denunció Martínez.

Y añadió: “De inmediato solicité el traslado de ese presupuesto para cubrir los rubros que le darán tranquilidad a los empleados. De ahí saldrán 300 millones de pesos para cubrir el tema de nómina y las vacaciones. Saneando a la entidad sin tener que empeñar la vigencia futura”.

El contralor resaltó que los funcionarios “trabajan con las uñas”, por lo que se comprometió a gestionar los recursos para que haya las herramientas necesarias, como software, impresoras y escáneres, para cumplir los procesos a cabalidad.

Invitación al alcalde Dau

La Contraloría Distrital recibe recursos del Distrito para su sostenibilidad, como Unidad Ejecutora. Con las crecientes polémicas y discusiones entre William Dau y los últimos contralores encargados esto ha significado más problemas para el ente de control. “Anteriormente, rubros que ascienden a 500 o 600 millones de pesos anuales que eran asumidos por la Alcaldía, como arriendo, vigilancia y servicios generales, ahora debe pagarlos la Contraloría. Estas son cargas adicionales que buscaremos solventar”, explicó Martínez.

No obstante, el contralor y su máxima de dar “un mensaje de transparencia” invitó al alcalde Dau a conciliar y trabajar por Cartagena. “Además de que toda próxima compra, como de uniformes o equipos tecnológicos, será a través de SECOP y no ‘a dedo’, convido al alcalde, de quien tengo las mejores referencias personales, a una reunión para socializar y fomentar el sentir anticorruptivo en la ciudad, bajo el respeto y la independencia de cada entidad, pues no se tratará de un contubernio o de solapar situaciones, sino de trabajar para la ciudad”, expresó Martínez.

Y concluyó: “El mensaje es que una Contraloría Distrital objetiva y eficiente será el yugo más grande de la corrupción que se ha instrumentalizado en las instituciones de Cartagena”.
Un archivo que sigue en los 90

La gestión documental en la Contraloría Distrital está en parálisis, contó Miguel Martínez. “Una entidad con tantos documentos relevantes tiene un archivo que se maneja de forma rústica. Hay documentación desde 1994 que no ha sido digitalizada. No se cumplen los requisitos de la Ley General de Archivo y por eso el Archivo General central en la Alcaldía de Cartagena no recibe nuestras carpetas, según precisa la Ley”, develó el contralor.

Entre las acciones que prometió está la gestión de escáneres e impresoras para actualizar la gestión documental en la Contraloría Distrital y actualizarla al siglo XXI.

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