En los últimos años la ciudad no había sido testigo de una decisión como la tomada en el Concejo el pasado miércoles, cuando se aprobó la moción de censura contra Guillermo Ávila, secretario de Planeación. Si bien es el primer funcionario que cae con este mecanismo de control político, no es el único que ha estado bajo lupa por la corporación, pues este año se aprobó moción de observación al director de Talento Humano de la Alcaldía y también se presentó, pero luego se retiró, moción de censura al secretario de Participación, Armando Córdoba Julio.
“La administración distrital considera como un hecho inaudito la moción de censura aprobada por el Concejo. Durante los últimos 10 años Cartagena ha sido testigo de grandes escándalos donde han estado involucrados muchos secretarios de despacho que han sido objeto de sanciones disciplinarias, y el Concejo fue permisivo frente a hechos aberrantes que no recibieron ninguna sanción de esta corporación”, afirmó el secretario del Interior, David Múnera. (Lea aquí: Alcalde Dau dice que moción a Guillermo Ávila es persecución política)
Por otra parte, la reconocida dirigente Roxana Segovia, afirmó que “quienes hemos sido miembros de un gabinete y somos más técnicos que políticos, sabemos de antemano que el jefe tiene que manejar la política y nosotros trabajar y dar resultados. Si no es así, nos convertimos en ‘carne de cañón’ para los desquites”.
Para Carlos Arias, analista político de la Universidad Externado, lo sucedido es una muestra del descontento que tiene el Concejo con la forma en que el alcalde ha llevado los asuntos públicos y mediáticos en su administración.
“Lo verdaderamente grave es la legitimidad y gobernabilidad que le queda al señor alcalde en su mandato. La moción de censura al secretario es grave porque la ciudadanía debe entender que es la figura del funcionario la encargada de mover los asuntos relacionados con los proyectos que emanan del ejecutivo”.
Agregó que “si no hay comunicación entre el alcalde y el Concejo la ciudad se detiene en muchos aspectos y el ciudadano verá de nuevo un rezago en la posibilidad de mejorar su calidad de vida y derechos”.
A consideración de Armando José Mercado Vega, director del programa de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UTB, la administración debe estar abierta a este tipo de dinámicas, pues es una función del Concejo aunque genere “suspicacia”, teniendo en cuenta que “ni en los momentos más fuertes de la crisis de gobernabilidad que vivió la ciudad, se tomó tal determinación”. (Lea aquí: ¿Qué motivó la aprobación de la moción de censura a Guillermo Ávila?)
“Le hace un daño terrible a la democracia que este tipo de mecanismos sean usados como posibles herramientas de retaliación, chantaje o extorsión a la administración, sin desconocer que pueda haber elementos técnicos y jurídicos para adelantar un debate de control político y una moción de censura. Pero en una buena parte de la opinión pública queda la sensación de que más que eso, es una retaliación de una parte del Concejo a la Alcaldía. En esta ocasión sí encontraron elementos, pero durante diez años frente a otros secretarios de despacho, al parecer no encontraban nada”.
Según explicó el abogado y consultor político Uriel Pérez Márquez, para “atacar” esta moción de censura quedan las vías de lo contencioso administrativo, como medio de control para el restablecimiento de derechos, o eventualmente “la procedencia de la acción de tutela cuando hayan violaciones al debido proceso, porque no se citó oportunamente al secretario para que diera explicaciones ante el Concejo”.
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