Los hogares con rentas más bajas acceden con mayor facilidad a la comida rápida que a los alimentos de la dieta mediterránea, por lo que aumentan el riesgo de obesidad y sobrepeso infantil, también condicionado por el sedentarismo, la falta de sueño y otros factores biológicos, ambientales o culturales.
Así figura en el informe ‘Adiós a la dieta mediterránea: nutrición y hábitos saludables de la infancia en España’, elaborado por la ONG Save the Children mediante una encuesta a más de 2.000 padres y madres en septiembre de 2021, para entender el impacto de la crisis generada por la pandemia de covid en la infancia y el riesgo de obesidad y sobrepeso en los hogares de rentas bajas. Lea aquí: ¿Cómo combatir la gastroenteritis en los niños?
Expertos advierten que esta situación se puede ver agravada por el aumento de precios en verduras y frutas como consecuencia de la subida de los precios debido al precio de la luz y la guerra de Ucrania, que favorecería el abandono de la dieta mediterránea.
Los hogares con menores ingresos -el 32,5%- (frente a los de renta alta, un 19%) cuentan con menos posibilidades de acceder a a una dieta equilibrada, de sufragar actividades extraescolares o de ocio no sedentario o tratar problemas de salud como los trastornos de conducta alimentaria o las patologías bucodentales, estrechamente relacionadas con patrones alimentarios inadecuados.
Así, el 18,1% de menores en hogares con ingresos más bajos consume a diario dulces frente al 10% de los niños y niñas de familias acomodadas; más del 71% de los hogares con ingresos altos practican actividades físicas o deportivas regularmente pero solo un 41% de los hogares de renta baja lo realiza.
Cómo ha afectado la pandemia
La pandemia ha afectado a la reducción del consumo de verduras y, en especial, la fruta. Si en 2017 más de la mitad de los niños y niñas de entre 4 y 14 años consumían fruta a diario - 56% -, en el momento de la realización de la encuesta este valor se redujo hasta el 40%. Le puede interesar: El desayuno: parte fundamental de una dieta saludable
“Uno de los pocos datos positivos es que el consumo de dulces se redujo en casi un 70% y el de bebidas calóricas casi a la mitad. No obstante, es posible que este efecto sea coyuntural y debido solamente a las restricciones de movilidad y al cierre de comercios y espacios de ocio donde adquirir y consumir este tipo de productos”, indica Andrés Conde, director general de Save the Children.
Propuestas de Save the Children
1. Aplicar una fiscalidad más estricta a alimentos perjudiciales y una más beneficiosa a la alimentación saludable.
2. Regular la publicidad de alimentos con alto contenido en azúcares, grasas y sales en espacios dirigidos a menores.
3. Mejorar la regulación para niños, niñas y familias en el etiquetado de los alimentos, indicando sus efectos negativos sobre la salud en caso de consumo prolongado y regular.
4. Ampliar la cobertura de becas de comedor gratuito y ampliación del número de comidas ofrecidas para los niños y niñas.
5. Impulsar campañas de formación e información nutricional y programas de prevención del sobrepeso y la obesidad infantil en las escuelas.
6. Mejorar las infraestructuras de las escuelas y creación de entornos escolares más seguros y saludables.
7. Regular la figura del dietista-nutricionista y promover la asistencia ambulatoria.
8. Programas de formación nutricional en el embarazo y en las etapas posteriores.
9. Establecer a nivel nacional un programa de promoción de hábitos saludables.
10. Financiar actividades deportivas extraescolares para familias vulnerables.
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