Rosario Reyes Santander asegura que dio prácticamente “todo lo que tenía” para que su hijo se alejara del vicio de las drogas, el hurto y las malas amistades. Lea aquí: A cuchilladas matan a taxista dentro de su carro, cerca de Cartagena
Jairo Antonio Posada Reyes, de 22 años, llegó a su brazos a la edad de 9 meses de nacido. Ella es su tía biológica, pero al hacerse cargo de él se convirtió en su madre.
“Le di estudios, lo ayudé a prestar el servicio militar. Cuando cayó en las drogas le di toda la ayuda que requirió porque era mi hijo y yo lo quería. Le pagué curso de vigilancia, lo ingresé a varias fundaciones para que se rehabilitara. Usted ni se imagina todo lo que invertí para que fuera una persona de bien. Nunca me hizo caso”.
Así, en medio del llanto, Rosario narra los terribles momentos que pasó al lado de su hijo. Relata que siempre bajo las drogas insultaba a todo el mundo, le robaba y los trataba mal a todos.
Sostiene que ayer martes, Jairo Antonio, le dio a guardar 160 mil pesos a eso de las 7 de la noche. Eso fue en el sector Ricaurte, del barrio Olaya Herrera.
“A las 10 regresó y me compró una caja de cervezas que yo vendo aquí y me dijo que la cobrara. Le entregué 90 mil pesos”, dijo.
Explica que siendo las 4 de la madrugada de hoy miércoles, volvió a regresar e insultó a todo el mundo y comenzó a partir las ventanas de la casa con piedras. Algo que ya se había vuelto costumbre en él.
“Yo estaba en la habitación con mi señor y cuando siento es que dicen que lo habían herido. Cuando salgo estaba tirado y la gente lo llevó al CAP de Olaya, donde murió”. Explica que no sabe quién hizo eso, pues todo fue confuso.
Reciba noticias de El Universal desde Google News Tenía anotaciones judiciales
Aunque la familia sostiene que no hubo riña, lo que dice la Policía es que el joven se enfrentó a sus allegados dentro de su residencia y en medio de la reyerta recibió un balazo cerca del cuello. Fue llevado al CAP de Olaya, pero lo ingresaron sin signos vitales.
La Mecar confirmó que tenía cinco anotaciones por hurto agravado, una por porte ilegal de arma de fuego y por violación a la medida sanitaria. Además, contaba con detención domiciliaria, aseguraron miembros de su familia.
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