Facetas


Laura Pérez y la vida después de la vacuna contra el VPH en El Carmen

LAURA ANAYA GARRIDO

03 de junio de 2018 12:55 AM

Nadie nunca le dijo a Laura Pérez Ferrer cómo prepararse para enfrentar una realidad tan dura: su alma, de dieciséis años, se había quedado atrapada en un cuerpo de noventa.

Primero, se le hincharon las articulaciones, después vino la taquicardia y un cansancio que no mataban ni mil horas de sueño ininterrumpidas. Le dijeron que quizá se estaba excediendo con el deporte, que mejor dejara el voleibol por un año y se tomara unas vitaminas, a ver si por fin se iba la fatiga. Y que lo de las articulaciones podía ser hiperlaxitud, nada demasiado grave. Ella dejó de jugar. Seguía inflamada, ya no veía muy bien, había pasado un año y seguía tan o más cansada, pero, ¿y? No se iba a echar a la pena, así que se presentó en la Universidad de Cartagena, pasó en comunicación social y volvió al voleibol. Ahora vivía con fiebre y tos, le dio una gripa infernal. Le dijeron que padecía neumonía, pero que se curaría con pastillas. Se le brotó la cara, supuestamente porque era alérgica a los gatos... su mamá regaló al gato de la casa y nada cambió. Seguía con fiebre, agotada, tosiendo... sobreviviendo. Como la medicina para bajar la fiebre era tan fuerte, se le subía la presión. Se le caía tanto el cabello que decidió raparse mejor. Se hinchó toda y tanto, que a Laura le costaba aceptar que la del espejo sí era ella.

Cuando el médico general se dio por vencido y la EPS se dignó a remitirla a un reumatólogo, la internaron en el Hospital de Bocagrande y descubrieron el nombre del yo no sé qué que la envejecía por dentro: lupus, una enfermedad inflamatoria ocasionada cuando el sistema inmunológico ataca a sus propios tejidos y no se cura (Lea aquí: Lupus, una enfermedad que va más allá de la piel).

Para Laura su lupus no es producto de una “histeria colectiva”, como dijo el Gobierno sobre la situación de ella y de más de 600 niñas de El Carmen de Bolívar que se declaran afectadas por la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano, VPH, desde 2014, cuando les aplicaron la primera dosis.

“Recuerdo que ese día nos dijeron que iban a vacunar solo a las niñas, y dejaron salir a los niños cinco minutos antes del final de la clase. Había chicas llorando, porque no se querían vacunar”, dice Laura, sentada frente a mí en una banca de la Universidad de Cartagena. “Prácticamente nos obligaron a ponernos esas vacunas, porque supuestamente era necesario para la salud”.

Desde ese día han pasado cuatro años, muchos titulares de prensa, infinidad de crisis en las que las niñas convulsionan, algunas de ellas ya son mamás, otras han intentado suicidarse, ahora más de cien padecen enfermedades autoinmunes como el lupus (según los padres de familia) y la duda permanece: ¿Qué es lo que tienen?, porque el Estado dice que no fue la vacuna, pero no responde qué las enferma.

“He visto un desinterés de los medios y de los gobiernos que han estado frente a estos casos. Primero hablaron de histeria colectiva, después decían tantas cosas tontas... Una persona no se puede estar imaginado que se hincha, que está en silla de ruedas y llegar al borde de la muerte, son cosas que los papás no se inventan, es verdad lo que está pasando. Más allá de una indemnización, yo pienso que se necesita un tratamiento médico, porque hay papás que no tienen recursos”, dice Laura, que ahora tiene 19 años y cursa cuarto semestre de comunicación social en la UdeC.

Me mira a los ojos y me dice que estuvo ciega durante una semana, que su corazón llegó a funcionar apenas el 25%, que le dieron una semana de vida, que los pulmones se le llenaron de agua. Que vivía gracias a una máscara de oxígeno. Que en un tiempo pesó 35 kilos y poco después ya estaba en más de 70. Que sus riñones se volvieron mierda. Que le dolía mirarse al espejo y su mamá tuvo que mover la camilla. Que a veces, solo a veces, la depresión le ganó… “Uno mismo se destruye”, anota, pero uno mismo se reconstruye, si quiere y si tiene esperanzas, aunque no sepa si mañana va a amanecer postrada en una cama, con la muerte a escasos centímetros.

“A todas esas niñas yo les digo que sí se puede, esto no es un impedimento para seguir. Sí se puede, aunque estés enferma y sientas que el mundo se te está acabando. No tuvimos la culpa de lo que pasó, pero sí vamos a tener la culpa de lo que seremos después de esto”.

Los padres de familia
El miércoles, algunos padres de familia de las niñas presuntamente afectadas por la vacuna contra el VPH llegaron a la plaza principal de El Carmen de Bolívar para manifestar que están inconformes por unos resultados que les entregaron el 3 de mayo pasado. Hace algunos meses, la Gobernación de Bolívar hizo un convenio con la Universidad de Cartagena, a petición de los mismos padres de familia, para examinar a las niñas de El Carmen, corregimientos y veredas. Según Juan Carlos Jiménez, líder y padre de una niña afectada, cuando se anunció el convenio les prometieron que a cada niña le practicarían 200 pruebas y solo les hicieron 10. “Se socializó el estudio, pero el estudio físicamente no ha sido entregado a los padres. Nos habían comentado que a cada niña se le iba a hacer 200 exámenes, que iban a viajar cinco padres al exterior, donde hubiese niñas afectadas con las vacunas, como en Francia, Japón y Argentina, y se iba a comparar, nada de eso sucedió. Los resultados son comunes y corrientes: linfocitos, hemoglobina... los hacen aquí y en cualquier laboratorio”, dice Juan Carlos, y agrega que esperaban resultados de una prueba de aluminio en la sangre, que explicaría por qué más de 100 niñas padecen enfermedades autoinmunes (Lea aquí: Padres de niñas enfermas en El Carmen protestarán en la plaza).

Dice La Gobernación
“No se pueden desacreditar los resultados de un estudio, hecho con toda la rigurosidad del caso, solo porque lo que se concluyó no dijo lo que muchos padres pensaban escuchar: es decir, que los síntomas comunes son necesariamente el resultado de la aplicación de la vacuna contra el VPH (Lea aquí: "Niñas de El Carmen deben ser atendidas de inmediato").

Este es un proceso complejo, que requiere de múltiples análisis, y aunque todos quisiéramos tener una respuesta pronta, el rigor científico nos dice que tenemos que ser responsables en la información que divulgamos frente a un tema tan sensible y ello requiere de tiempo”.

Sobre el estudio
“El estudio fue realizado por un grupo interdisciplinario del doctorado en Toxicología de la Universidad de Cartagena, con la facultad de Medicina, e intentó caracterizar el estado de salud de las niñas que han manifestado problemas después de la vacunación contra el VPH. Fueron evaluadas más de 200 niñas por pediatras y un grupo importante de estas niñas fue evaluado por un segundo especialista (psiquiatría y psicología). Los resultados más importantes del estudio sugieren que efectivamente las niñas tienen una condición clínica compleja y no es un invento, como se ha querido mostrar en los medios, las niñas tienen una condición clínica que debe ser atendida por las autoridades nacionales, con el apoyo de las autoridades locales y de la comunidad”, dijo el doctor Jesús Olivero, investigador de la Universidad de Cartagena, a la Gobernación de Bolívar.
El académico señala que hay que luego de la investigación hay que sacar un programa integral para atender a la niña y buscar los recursos donde sea necesario, para resolver este problema lo más pronto posible.


 

Source: Laura Pérez y la vida después de la vacuna contra el VPH en El Carmen by vanguardiacom

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