En la memoria de los familiares de las 22 víctimas que dejó el desplome del edificio Portales de Blas de Lezo II está intacta la imagen de aquel día, donde los escombros y la multitud se confundían con los gritos de auxilio y con la emoción que evocaba ver salir a un sobreviviente de aquella trágica escena.
Todos los vecinos de las etapas 1 y 2 recuerdan, como si hubiera sido ayer, que a las 10 de la mañana sintieron un estruendo y al tiempo vieron como el edificio de seis pisos se vino abajo, en cuestión de segundos, emanando mucho polvo, ese que tapó la visión de todos por momentos. Los obreros que laboraban en dicho lugar en su mayoría eran familiares.
Esa triste imagen es la que día a día persigue a los sobrevivientes, aquellos que hoy temen porque en algún momento vuelva a ocurrir lo mismo, por lo que la mayoría prefiere no estar mucho tiempo en lugares cerrados.
Hoy, 27 de abril, se cumplen dos años de la primera tragedia de este tipo que ocurre en la ciudad, donde durante tres días la comunidad, Defensa Civil, la Policía Metropolitana de Cartagena, paramédicos, rescatistas y voluntarios se unieron en un solo fin: salvar a todas las personas posibles.
Desde las 8 de la mañana del jueves, 27 de abril, llegaron a la construcción los más de 40 albañiles, quienes de inmediato se pusieron en función de su labor y notaron que un hueco extraño había aparecido en una de las estructuras de la edificación. Después de comentarlo, según narraron los sobrevivientes, siguieron como si nada en la construcción.
Cuando llegaron las 10 de la mañana, algunos salieron a la tienda de enfrente a comprar algo y de inmediato sintieron el estruendo.
“Se cayó en cuestión de segundos. Nosotros acabábamos de salir. Eso fue muy feo”, narró en su momento uno de los sobrevivientes, quien de inmediato salió al rescate de sus compañeros.
Tres días demoraron las autoridades removiendo los escombros para tratar de sacar con vida a todos los obreros posibles.
Muchos de los residentes de la zona comentaron en su momento que el desplome del edificio pudo haberse evitado, pues los albañiles, al parecer, habían comentado con el jefe de obra que las estructura estaba en malas condiciones y que incluso no estaban utilizando el material necesario para cada columna o piso.
Incluso, según comentó el líder del sector, ellos habían denunciado en una oportunidad las construcciones ilegales en el barrio pero, supuestamente, las autoridades hicieron caso omiso.
“Ahora hemos encontrado por lo menos unas 27 construcciones ilegales en el barrio, ya las denunciamos y hasta ahora no nos han respondido”, explicó el señor Miguel Medina.
Desde el primer momento, la Alcaldía en conjunto con otras dependencias aseguraron que ayudarían a los familiares de las víctimas mortales y a aquellos que habían resultado heridos, sin embargo, dos años después del hecho, los seres queridos denuncian que nada de eso ha ocurrido.
“Nos tienen en el olvido, solo se acercan cuando llega la fecha del aniversario, pero como tal, la ayuda que prometieron no ha llegado”, indicó Luz Mila Bello, tía de Raúl Bello, quien resultó herido, y Omar Mendoza Bello, quien falleció.
En un principio, las autoridades manifestaron que estarían al tanto de las familias y los sobrevivientes, a quienes les darían ayuda económica, mercados y demás cosas necesarias, mientras lograban establecerse en la ciudad o en sus lugares de orígenes, pues algunos residían en corregimientos o municipios de Bolívar y unos pocos habían llegado a la ciudad provenientes de Venezuela, buscando un mejor porvenir.
“Cuando estaba Manolo Duque, al principio nos dieron tres mercados y nos ayudaron con 200 mil pesos por tres meses para sobrevivir, pero después no recibimos más nada de parte de ellos”, dijo Dolimar Aycardi, quien perdió a su esposo, Elvis Barroso Pitalúa.
Este olvido no solo es denunciado por los familiares, también lo hacen residentes del barrio Blas de Lezo, quienes aseguraron que el ‘campo santo’, como denominaron el terreno donde se encontraba el edificio, está en ruinas y olvidado. “Así como lo ven. Sucio, lleno de basura y escombros. Así es como ha estado el terreno desde que el Estado lo descuidó. Lo último que hicieron fue venir y colocar la cerca, pero del resto no los hemos visto más por acá. Nosotros, los residentes, en principio lo arreglábamos y estábamos pendientes del terreno, pero al ver que a la Alcaldía no le importó más y no quiso seguir ayudándonos, también lo descuidamos”, explicó Miguel Medina Reyes, presidente de la Junta de Acción Comunal de las etapas 1 y 2.
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