Probablemente en ninguna agencia turística de Cartagena haya un recorrido por el arroyo La Hormiga, El Terraplén y el Centro Cultural Las Pilanderas, mucho menos habrá una venta de pasadías para Isla de León.
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Un gran número de cartageneros desconocen esos sectores sin potencial turístico y tienden a relacionar al barrio con inseguridad, pobreza y crecimiento poblacional sin control. Sin embargo, así como en el periodismo, en El Pozón también hay noticias positivas que merecen ser contadas.
Es el caso de Rafael de Horta, un escultor residente en el sector San Nicolás del barrio, que camina calles destapadas y atraviesa fronteras invisibles trazadas por las pandillas, llevando su arte desde la solemnidad del que solo cobra con reconocimiento y gratitud.
Rafael es oriundo de Santa Rosa de Lima, Bolívar, donde comenzó a formar figuras con el crudo barro negro de los potreros en la finca de sus abuelos.
A los cinco años falleció su abuela Julia, matriarca familiar, y se muda con su madre y dos hermanos mayores al barrio Villa Estrella en Cartagena, donde no pasó mucho tiempo en localizar un potrero que le brindara las materias primas de un talento innato. En “El Campito” formó figuras incipientes junto a compinches de la misma edad.
La soledad imperó por seis años en donde encontró refugio en su felicidad instantánea del poder crear su propio mundo por medio de la destreza. A los quince, la familia se reencuentra en Caracas, Venezuela. Un éxodo colmado de nostalgias por su tierra y los golpes económicos frecuentes. En el vecino país fortaleció su talento y fue asistente de reconocidos escultores internacionales que le forjaron la disciplina y el tesón en un mundo bastante espinoso.
12 años después, en 2017, los problemas sociales y económicos de Venezuela lo obligaron a regresar, aunque cuenta que el país fue generoso con él, pesó más la melancolía y un nosequé de que tiene una misión en Cartagena.
Hace un mes, en la Plaza del Reloj, realizó retratos en vivo a transeúntes, espacio que compartió con escultores extranjeros alineados en conformar un espacio establecido de muestra escultural y un taller de artes integrado por personas de las capas bajas de la ciudad.
“Quiero promover la cultura en Cartagena invitando escultores del mundo, hay varios colegas maestros interesados en venir, dispuestos a cualquier actividad que se proponga para fomentar el arte aquí. De esa manera anhelo que haya una plaza para ese tipo de eventos. Pero hay un pequeño problema, los policías no permiten aquello, no sé cómo poder seguir con el proyecto con semejante ‘rosca’ que hay en el espacio público”, revela Rafael.
La Gerencia de Espacio Público y Movilidad expuso a El Universal que el permiso debe solicitarse a través del correo: atenciónalciudadano@cartagena.gov.co, donde debe explicar el tipo de evento, número de personas, fechas y horarios, espacio puntual del Centro Histórico, entre otros detalles. Esta solicitud debe hacerse diez días hábiles antes del evento, ya que todas estas propuestas son evaluadas por un comité que valida su viabilidad e impacto.
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Rafael quiere que el arte se tome a El Pozón, neutralizar la falta de oportunidades laborales y educativas que hacen que los niños y jóvenes estén mirando lejos en las esquinas, siendo carne de cañón de la drogadicción y el pandillismo.
El Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, Ipcc, indicó a El Universal que en los últimos dos meses ha lanzado convocatorias para artistas y gestores culturales en las que entrega incentivos económicos por más de dos mil millones de pesos. “Convocatorias desde principios de año para estimular a los artistas y creadores que han sido duramente golpeados por la pandemia. Hay constante apertura de estas oportunidades”.
Con relación al proyecto cultural de Rafael con niños de El Pozón, el Ipcc informó que están abiertas dos convocatorias, Labix con el apoyo de la Comunidad Europea y el Ministerio de Cultura, e Impulso 2021. Estos espacios buscan que la creación artística y cultural contribuya a la transformación de la realidad social y promueva la reflexión, la resiliencia y el disfrute de la ciudadanía, generando condiciones de igualdad y equidad, por medio de las que se reconoce la diversidad de manifestaciones culturales y artísticas, y se generan oportunidades para garantizar a la población cartagenera el ejercicio de sus derechos culturales.
Labix: Se van a seleccionar un máximo de 10 proyectos para participar. Se aceptarán propuestas de transformación social que sean innovadoras y que utilicen tanto tecnologías digitales como sociales, artísticas o ancestrales para alcanzar sus objetivos comunitarios. La apertura fue el 1 de octubre de 2021 y el cierre es el 17 de este mismo mes. Los resultados se darán a conocer el 25 de octubre.
Impulso 2021: El IPCC entregará $639 millones a 66 estímulos a proyectos culturales que transformen las realidades sociales de los barrios y corregimientos de la ciudad.
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