1986 fue un año de contrastes. En el mismo año en que se desintegró el transbordador espacial Challenger tras despegar, el peor accidente de la carrera espacial de la NASA, se fundó el Estadio Metropolitano Roberto Meléndez, en Barranquilla, y Escobar asesinó a Guillermo Cano, director de El Espectador, y la nave espacial Voyager 2 sobrevoló y estudió a Urano.
Treinta y siete años después, la científica planetaria Kathleen Mandt, del Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins (EE.UU.), expuso que debemos volver a Urano antes del 2032, debido a que es el planeta más raro del Sistema Solar y que contribuiría a resolver uno de los grandes interrogantes científicos sobre cómo se formaron los planetas gigantes y el porqué de su ubicación. Lea: ¿Qué son los osnis? Sí, con s
“Explorar Urano sin duda contribuirá a mejorar nuestra comprensión del Sistema Solar y, por lo tanto, de nosotros mismos. Es hora de poner la mirada en él”, expresó Mandt.
Urano es un gigante de hielo con extraños anillos e igual inclinación. Se le considera un gigante porque tiene dos elementos pesados que componen la mayor parte de su atmósfera: helio e hidrógeno. Tiene 27 lunas que giran alrededor del planeta y su inclinación le da una variación estacional extrema, pues gira alrededor del Sol una vez cada 84 años terrestres, por lo que esa es la duración de un año en Urano.
“Y es que, al estar tan lejos, se necesita mucha energía para llevar una nave espacial a los gigantes de hielo en un período de tiempo razonable, y precisamente por eso hay que ayudarse con la gravedad para reducir drásticamente ese tiempo. No podemos perder de vista que incluso con la tecnología que había allá por la década de 1970, logramos enviar la Voyager 2 tanto a Urano como a Neptuno gracias a haber empleado una alineación planetaria para el lanzamiento”, explicó el medio Muy Interesante.
Según Mandt, citada por Muy Interesante, ahora sería un buen momento para comenzar a planear el viaje a Urano, porque la próxima (y buena) ventana para lanzar una sonda de Urano sería en 2032, cuando la alineación de Júpiter con la Tierra permitirá una maniobra de honda hacia Urano.
“Una misión que podría llamarse Uranus Orbiter and Probe (UOP). Estacionada en la órbita de Urano, la nave espacial tomaría lecturas sin precedentes del planeta, sus muchas lunas y anillos, y también desplegaría una sonda para investigar el cóctel químico que forma su turbia atmósfera”, precisó el medio.
“La sonda explorará cómo se formó Urano, cuánto migró después de la formación, la estructura interior del planeta, si su núcleo es sólido o líquido, la atmósfera, la magnetósfera y el sistema de anillos, y si alguna luna tiene o alguna vez tuvo océanos de agua líquida en el subsuelo”, resaltó Mandt, quien considera que esta misión inspirará a las generaciones futuras al conocer mucho más sobre su Sistema Solar y los misterios del Universo.
La misión a Urano servirá para cartografiar Ariel, Miranda, Titania, Oberón y Umbriel, sus cinco principales lunas, que, según científicos, podrían ser mundos oceánicos con grandes cantidades de agua líquida.
Con la tecnología actual, una sonda espacial tardaría de 12 a 15 años en cubrir unos 3.000 millones de kilómetros para llegar a Urano, siempre y cuando pueda usar el empuje gravitacional de Júpiter. “Esto constriñe las posibilidades de lanzamiento. Si la humanidad quiere llegar a este planeta antes de 2050, cuando el equinoccio de otoño en el hemisferio norte puede dificultar la plena visibilidad de sus lunas, hay que ponerse manos a la obra ya. Lo ideal sería que la NASA apruebe la misión en 2024 y que esta se lance en 2032”, precisó Kathleen Mandt, citada por El País de España.
Comentarios ()